jueves, 30 de diciembre de 2021

Finalizando un año, RRHH reflexiona y comunica sobre lo pasado y sobre lo que viene

Después de otro año complicado desde que explotó la pandemia por Coronavirus en marzo de 2020, los departamentos de Recursos Humanos reflexionamos sobre el trabajo realizado durante todo el ejercicio. Siempre con una mirada autocrítica y con el fin de seguir mejorando, nos sentimos satisfechos por los avances conseguidos, por la agilidad de sortear imprevistos y esperanzadores de que el año que está a punto de comenzar sea aún más fructífero que el que dejamos atrás.

Más allá de los datos cuantitativos, que nos dan una visión general de la gestión administrativa e indiscutiblemente más objetiva por parte de quien los analice (número de entrevistas, de contrataciones, de formaciones, de sanciones, absentismo, promociones…), personalmente, me gusta centrarme más en los datos cualitativos. Considero que el valor añadido que un departamento de RRHH puede aportar en la empresa multiplica de manera exponencial el sentido de la existencia de este departamento, realizando una labor que fácilmente se tiende a olvidar y que, sin embargo, constituye un gran impacto en la organización.

Esta vertiente más cualitativa está formada por todas aquellas acciones que ayudan a la existencia de un buen clima laboral, al bienestar general con la empresa, a la participación activa en eventos, así como a la aplicación de todos y cada uno de los elementos de la comunicación (escucha activa, empatía, asertividad, bidireccionalidad…), tan necesaria en las relaciones entre personas.

El salario monetario es sólo una parte del salario que el empleado obtiene como recompensa a su desempeño. La otra parte la completa el salario emocional, que en muchos empleados incluso prevalece ante el sueldo. Trabajar con flexibilidad, en ambientes laborales relajados, con equipos comprometidos y motivados, con oportunidad de crecimiento, con auténticos líderes o con transparencia son, entre otros, elementos muy valorados por el talento que queremos siempre que venga y que nunca marche.

Cuando finaliza el año me gusta felicitar a todo el equipo haciendo balance de las cosas que se han logrado hacer durante los 12 meses que dejamos atrás, además de ofrecer un avance de cuáles son las propuestas sobre las que queremos trabajar desde el departamento durante el próximo año. Es una manera de hacer ese trabajo reflexivo no sólo de lo cuantitativo, que más o menos todos tienen claro, sino de lo cualitativo que, como decía antes, tiende a olvidarse fácilmente. Además, me sirve para comunicar a todo el equipo el porqué se ha hecho o se tiene que hacer algo y los beneficios que se esperan obtener con los proyectos en fase de construcción o ejecución en los cuales ellos van a ser partícipes a la vez que responsables de los resultados que se logren obtener.

Echar la vista atrás, reflexionar sobre lo que se ha hecho y compartirlo con los demás es la mejor manera de seguir mejorando, aprendiendo de los errores y repitiendo aquello que haya sido exitoso.

Aunque todo se haya visto afectado por la pandemia del coronavirus durante estos dos últimos años es importante seguir manteniendo la comunicación con los equipos, aplicando las evaluaciones de desempeño, realizando las encuestas de satisfacción rutinarias, entendiendo las situaciones personales de los trabajadores y teniendo claro los objetivos del plan estratégico anual de la empresa. Sólo consiguiendo alinear todas las políticas de la empresa seremos capaces de seguir remando hacia nuestro destino sin demasiadas complicaciones.

Os deseo un muy FELIZ 2022!!!

lunes, 13 de diciembre de 2021

10 tendencias en la gestión de RRHH en época de pandemia

El último informe que realizó la auditoría Deloitte sobre las 10 tendencias en la gestión de recursos humanos fue en 2017, prácticamente 3 años antes de que comenzase la pandemia del coronavirus que nos ha cambiado a todos la forma de vivir, de ver la vida y, obviamente, en la manera de gestionar las empresas.

Remitiéndome a ese informe de 2017 en el que se habla de una nueva era de cambios constantes en las organizaciones, que afecta directamente a los departamentos de RRHH y a todas aquellas personas que gestionan equipos, se tratan una serie de puntos que engloban lo que ellos denominan la “Cuarta Revolución Industrial” o la “era del Gran Cambio” en la que lo digital, lo global y los nuevos modelos de negocio son los protagonistas.

Veamos uno a uno esos 10 puntos y cómo, en poco más de tres años, cada uno de ellos se ha visto moldeado y justificado por una pandemia y, bajo mi punto de vista, también desplazados y reorientados como si del choque de dos meteoritos se tratase.


1. Hacia la organización del futuro

Se referían en esta primera tendencia a cómo las organizaciones habían cambiado su manera de trabajar respecto a como lo hacían 10 años atrás. La agilidad juega un papel clave al igual que el trabajo en equipo y por proyectos. Nuevas capacidades como la negociación, la resiliencia y el pensamiento sistemático son las necesarias para un buen liderazgo. Líderes que deben actuar ahora con rapidez y eficiencia y que deben ser capaces de definir unos objetivos claros y cuantificables para sus equipos. Es evidente que la agilidad jugó un papel fundamental aquel 14 de marzo de 2020 cuando el Gobierno de España, al igual que muchos otros gobiernos de otros estados, tomó la decisión de confinarnos en nuestros hogares desde donde tendríamos que continuar (en caso de ser posible) con nuestra actividad profesional, pero de manera telemática. Sin agilidad, sin rapidez, sin trabajo en equipo y sin cierto pensamiento y práctica futurísticos, las empresas lo tenían realmente crudo para organizar de un día para otro tal revolución.

2. Carreras profesionales y formación

Las nuevas tecnologías y la aparición constante de nuevas herramientas digitales fuerzan a las compañías a ofrecer oportunidades de aprendizaje y desarrollo continuo. Nos encontramos con una situación extraordinaria y más duradera de la que nos pensábamos en un principio; con la pandemia las organizaciones han tenido que dinamizar la formación de sus empleados para que pudieran continuar de la manera más natural posible con sus funciones de un modo eficiente. Teams, Zoom, webinars, formaciones online, videoconferencias y el uso obligatorio del email en gestiones que antes se hacían exclusivamente de manera presencial, requerían de cierta capacitación principalmente para aquellas personas menos habituadas a lo digital. Además, aunque esto de lo digital y tecnológico tarde o temprano iba a caer por su propio peso en todas las empresas, en esta ocasión, se vio acelerada esta necesidad de la noche a la mañana.

3. Adquisición del talento

La imagen de marca que proyecta una empresa debe ser atractiva para atraer al mejor talento. El employer branding es esencial para atraer la atención de clientes, empleados y potenciales candidatos. Durante la pandemia, el uso de las redes sociales corporativas se vio claramente incrementado ante la imposibilidad de visitar clientes, de realizar entrevistas presenciales a nuevos candidatos o de tener contacto personal con nuestros propios compañeros de trabajo. Esta situación hizo necesario recurrir a las redes sociales para poder estar de alguna forma más informados y unidos que nunca, proyectando una imagen nueva acorde a la realidad que estábamos y estamos todavía viviendo.

4. La experiencia del empleado

En esta tendencia, el informe refiere al difícil reto del departamento de recursos humanos para comprender y mejorar la experiencia de sus empleados, especialmente de los Millennials. No debemos olvidar que una buena experiencia para los empleados se traduce en una buena experiencia para los clientes. Durante la pandemia, los departamentos de RRHH tuvieron que idear estrategias de comunicación interna y de manejo emocional, orientados a todos sus empleados, especialmente a aquellos más inquietos y acostumbrados a un mundo cambiante, realmente activo y donde prima la inmediatez. Me refiero principalmente a esos jóvenes a quienes se les estaban haciendo pequeñas las cuatro paredes en las que estaban confinados abordando su trabajo y sin la posibilidad de realizar prácticamente todo tipo de actividades de ocio al aire libre y con las personas de su entorno. El llegar a conseguir hacer real un apoyo emocional más allá de lo laboral a los empleados se convirtió en una experiencia positiva para ellos, que sin duda no olvidarán fácilmente y aportará beneficios de marca e identidad para las empresas que lo practicaron.

5. Hacia un nuevo modelo de gestión: Performance Management

La manera de evaluar a los empleados ha cambiado radicalmente en los últimos años. Esa tendencia sigue en proceso de cambio y actualización, con la necesidad de reentrenar a los líderes que deben evaluar el trabajo de sus equipos fijándose ya no sólo en los logros individuales, que siguen siendo importantes, sino también en cómo participan en las tareas colectivas. Si el equipo gana el empleado gana y la empresa gana. Aplicándolo a la pandemia, de nuevo se hace evidente que el trabajo en equipo fue y está siendo primordial para que las empresas y quienes allí trabajan sufran lo mínimo e incluso logren salir reforzadas. Las evaluaciones y el premio que se derive de la consecución de metas deberá contener, por lo tanto, objetivos tanto individuales como grupales.

6. Cambios en el modelo de liderazgo

Los nuevos líderes necesitan tener habilidades diferentes a las de generaciones anteriores. Al cambiar el modelo de trabajo de un modelo más individualista a uno más de trabajo en equipo y por proyectos, el reto del líder es ahora mantener a la gente conectada, promoviendo una cultura de aprendizaje colectivo y de mejora continua. Los nuevos líderes, además de muchas otras habilidades, deben saber desenvolverse con agilidad en el campo digital. Por ello, durante esta época de teletrabajo, los líderes con capacidades digitales más avanzadas lo están teniendo mucho más fácil para intentar estrechar la brecha de distancia existente en las relaciones personales con sus equipos y para lograr ser más creativos e innovadores en diferentes aspectos del día a día que antes se realizaban de manera presencial, por ejemplo las reuniones, los team buildings, formaciones, reconocimientos, sanciones, etc.

7. La digitalización del departamento de RRHH

Los departamentos de recursos humanos juegan un papel crucial para ayudar a la transformación digital de una empresa. Son los encargados de validar la idoneidad del líder en su puesto de trabajo, valorando que aúne las características y habilidades necesarias para afrontar una época cada vez más digital y tecnológica, acentuada especialmente en época de distanciamiento social, teletrabajo y eliminación de prácticamente toda la documentación y burocracia en formato papel, aportando en esta línea un plus hacia los nuevos modelos de negocio en pro a la concienciación de la educación medioambiental.

8. Analista web: uno de los perfiles más demandados

En línea con el resto de tendencias, la transformación digital da lugar a un nuevo perfil profesional: el analista web. Las organizaciones tratan ahora de buscar soluciones digitales que permitan medir, analizar y utilizar la información para comprender en profundidad las diferentes partes de los procesos de operaciones. Ya no solo en época de pandemia, aunque obviamente con la imposición de un modelo de trabajo a distancia se ve acentuado, los directivos necesitan disponer de una gran combinación de datos que les ayuden a comprender qué es lo que realmente les está dando resultados y dónde existen las mayores fugas sobre las que habrá que intervenir para mejorar. El perfil controller o analista va a ser clave para el manejo de datos (clientes, proveedores, mercado, competencia, tendencias, empleados…) y para la toma de decisiones por parte de los equipos directivos.

9. Estrategias de diversidad e inclusión

Los cambios políticos, demográficos, sociales, económicos… así como la convivencia en un mismo lugar de trabajo de distintas generaciones, requieren de políticas de inclusión en las empresas. La buena gestión de este tipo de políticas impactará positivamente sobre la marca, el rendimiento y los objetivos corporativos. Los planes de igualdad, por ejemplo, están a la orden del día y con ellos la necesidad de utilizar procesos y herramientas de medición para identificar posibles brechas salariales en función del género. Una medida que en España ha entrado por lo legal y que se acerca a las estrategias de inclusión que se defienden en esta novena tendencia del informe de Deloitte. Las organizaciones, para justificar diferentes decisiones que han tenido que tomar de manera precipitada durante la época de pandemia, como por ejemplo la aplicación de expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) o incluso despidos y modificaciones en las condiciones salariales o en el % de jornada de los empleados, han tenido que remodelar su cultura con reglas basadas en la transparencia, mediante la cual demostrar con números y datos el porqué de las decisiones tomadas, asegurando en todo momento la imparcialidad a la hora de penalizar o beneficiar en estas decisiones a unos empleados sobre otros.

10. La transformación de los puestos de trabajo

Con la digitalización de los procesos, la robótica, la inteligencia artificial y la tecnología, las organizaciones se ven obligadas a rediseñar sus puestos de trabajo. Mientras algunos llevan años dramatizando con las consecuencias negativas de la tecnología, se está comprobando que la utilización de herramientas ayuda a crear nuevos puestos de trabajo especializados e incrementan la productividad. De nuevo, una evidencia que demuestra que, gracias a esta digitalización de trabajos y de perfiles, muchas empresas han sabido readaptarse rápidamente en una época en la que la tecnología se ha convertido en el único medio para poder desmembrar la piña (físicamente hablando) que existía en una empresa, que ahora se ha visto en la necesidad de trabajar a distancia y con herramientas puramente digitales. Con esta tendencia en la que las herramientas y la tecnología suplen a las personas en aquellas tareas que pueden ser automatizadas, los esfuerzos humanos pueden centrarse ahora más que nunca en la experiencia del cliente externo e interno y en una propuesta de valor de la organización a la sociedad.