Después de otro año complicado desde que explotó la pandemia por Coronavirus en marzo de
2020, los departamentos de Recursos Humanos reflexionamos sobre el trabajo
realizado durante todo el ejercicio. Siempre con una mirada autocrítica y con
el fin de seguir mejorando, nos sentimos satisfechos por los avances
conseguidos, por la agilidad de sortear imprevistos y esperanzadores de que el
año que está a punto de comenzar sea aún más fructífero que el que dejamos
atrás.
Más
allá de los datos cuantitativos, que nos dan una visión general de la gestión administrativa
e indiscutiblemente más objetiva por parte de quien los analice (número de
entrevistas, de contrataciones, de formaciones, de sanciones, absentismo,
promociones…), personalmente, me gusta centrarme más en los datos cualitativos.
Considero que el valor añadido que un departamento de RRHH puede aportar en la
empresa multiplica de manera exponencial el sentido de la existencia de este
departamento, realizando una labor que fácilmente se tiende a olvidar y que,
sin embargo, constituye un gran impacto en la organización.
Esta
vertiente más cualitativa está formada por todas aquellas acciones que ayudan a
la existencia de un buen clima laboral, al bienestar general con la empresa, a
la participación activa en eventos, así como a la aplicación de todos y cada
uno de los elementos de la comunicación (escucha activa, empatía, asertividad,
bidireccionalidad…), tan necesaria en las relaciones entre personas.
El
salario monetario es sólo una parte del salario que el empleado obtiene como
recompensa a su desempeño. La otra parte la completa el salario emocional, que
en muchos empleados incluso prevalece ante el sueldo. Trabajar con
flexibilidad, en ambientes laborales relajados, con equipos comprometidos y
motivados, con oportunidad de crecimiento, con auténticos líderes o con
transparencia son, entre otros, elementos muy valorados por el talento que
queremos siempre que venga y que nunca marche.
Cuando
finaliza el año me gusta felicitar a todo el equipo haciendo balance de las
cosas que se han logrado hacer durante los 12 meses que dejamos atrás, además
de ofrecer un avance de cuáles son las propuestas sobre las que queremos
trabajar desde el departamento durante el próximo año. Es una manera de hacer
ese trabajo reflexivo no sólo de lo cuantitativo, que más o menos todos tienen
claro, sino de lo cualitativo que, como decía antes, tiende a olvidarse
fácilmente. Además, me sirve para comunicar a todo el equipo el porqué se ha
hecho o se tiene que hacer algo y los beneficios que se esperan obtener con los
proyectos en fase de construcción o ejecución en los cuales ellos van a ser partícipes
a la vez que responsables de los resultados que se logren obtener.
Echar la vista atrás, reflexionar sobre lo que se ha hecho y compartirlo con los demás es la mejor manera de seguir mejorando, aprendiendo de los errores y repitiendo aquello que haya sido exitoso.
Aunque todo se haya visto afectado por la pandemia del coronavirus durante estos dos últimos años es importante seguir manteniendo la comunicación con los equipos, aplicando las evaluaciones de desempeño, realizando las encuestas de satisfacción rutinarias, entendiendo las situaciones personales de los trabajadores y teniendo claro los objetivos del plan estratégico anual de la empresa. Sólo consiguiendo alinear todas las políticas de la empresa seremos capaces de seguir remando hacia nuestro destino sin demasiadas complicaciones.
Os deseo un muy FELIZ 2022!!!
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