miércoles, 25 de diciembre de 2013

Apliquémonos la fábula del erizo. ¡Felices Fiestas!

La Navidad es la época del año en la que más choque de emociones encontramos. Son momentos de felicidad al reunirnos con nuestros seres queridos; de tristeza al recordar a quienes se fueron; de solidaridad ante problemas sociales; de rechazo al vernos comprometidos a compartir mesa con quienes no nos apetece… son momentos en los que llevamos nuestros sentimientos al límite.

La sociedad, la publicidad, la televisión nos obligan a ser felices y a estar alegres en Navidad. Dejando a parte el consumismo al que no por necesidad, pero sí por tradición nos vemos abocados, nos enfrentamos anualmente a días muy anhelados para unos y poco esperados para otros. Todo es respetable; todos debemos tener cabida y decidir si activamos el espíritu navideño que de niños nos inculcaron o, si por el contrario, preferimos vivir esta época como si de cualquier otra se tratara.

Lo que sí que debemos intentar hacer todos es gestionar correctamente nuestras emociones. Para ello es necesario aceptar la situación en la que nos encontremos intentando sacar el mayor positivismo a la misma y aprovechando y disfrutando de los pequeños momentos y detalles.

Problemas tenemos todos y al igual que las alegrías, las tristezas nos van a estar acompañando durante toda nuestra vida. Del mismo modo a nuestro alrededor vamos a encontrarnos con personas positivas y, por supuesto, con personas tóxicas. Estaremos con nuevos miembros en la familia y echaremos de menos a los que ya no están. De cada uno depende relativizar nuestros problemas, acercarnos más a quienes transmitan optimismo y elegir los buenos momentos de quienes se fueron como recuerdo presente.

Y sobre todo, intentemos no hacer leña del árbol caído, fomentemos el respeto y no entremos en discusiones innecesarias que sólo nos van a llevar a enriquecer y alimentar el espectáculo de quienes nos observan. Tratemos de empatizar con quienes tenemos a nuestro lado, tratemos de escucharles, tratemos de apartar nuestros prejuicios... 

Tratemos de valorar la parte positiva de compartir con las personas estos días a pesar de que haya de por medio alguna espina. 

LA FÁBULA DEL ERIZO  

Durante la Edad de Hielo, muchos animales murieron a causa del frío.
Los erizos dándose cuenta de la situación, decidieron unirse en grupos. De esa manera se abrigarían y protegerían entre sí, pero las espinas de cada uno herían a los compañeros más cercanos, los que justo ofrecían más calor. Por lo tanto decidieron alejarse unos de otros y empezaron a morir congelados.

Así que tuvieron que hacer una elección, o aceptaban las espinas de sus compañeros o desaparecían de la Tierra. Con sabiduría, decidieron volver a estar juntos. De esa forma aprendieron a convivir con las pequeñas heridas que la relación les ocasionaba, ya que lo más importante era el calor del otro.
Fue así como pudieron sobrevivir.



Moraleja de la historia:

La mejor relación no es aquella que une a personas perfectas, sino aquella en que cada individuo aprende a vivir con los defectos de los demás y admirar sus cualidades.








Os deseo unas Felices Fiestas!!


viernes, 20 de diciembre de 2013

Invertir en formación es una necesidad

En artículos anteriores ya he aludido a la capacidad de autoformación que prácticamente todos tenemos a nuestro alcance gracias a la revolución y evolución de las TIC. Hoy en día podemos encontrar prácticamente cualquier información a través de la red. Si me ha llegado un producto nuevo que tengo que vender, pero del que la empresa no me ha dado la formación pertinente; si necesito nociones básicas de un idioma para comunicarme con mis clientes; si requiero de conocimientos ofimáticos para realizar informes que me solicita mi responsable; sea cual sea mi necesidad es muy probable que a través de Internet pueda encontrar la información o el curso más adecuado para satisfacer mi gap formativo.

Esta facilidad de acceso que todos los empleados tenemos ahora debe ser complementaria a la formación tradicional que las empresas han impartido tiempo atrás. Los directivos no pueden caer en el error de pensar que la capacidad de autoformación por parte de sus empleados puede llegar a suplir la formación que la organización tiene capacidad, y en ocasiones hasta obligación, de impartir a su personal.



La empresa no puede vivir en aquel pensamiento antiguo en el cual la (in)formación debe quedar en los altos estandartes de la escala jerárquica. Aquello de “quien tiene la información tiene el poder” ya no es tan cierto en un mundo como el actual, porque prácticamente cualquier persona puede tener acceso a ella. Lo verdaderamente importante es saber utilizar esta información, y para saber utilizarla se debe tener las habilidades necesarias que no te las da el poder que te otorga el cargo que ocupes, sino la formación que hayas recibido a tal efecto.

Es necesario que la empresa entendida como un todo reúna la suma de cada uno de sus empleados, quienes deben ser los más talentosos que existan en la población activa de su sector. Para ello se debe apostar por la inversión en dicho talento; se debe invertir en una formación útil y necesaria que haga además de los nuestros los más competitivos y que les haga sentirse valorados por la empresa al ver que ésta apuesta por ellos y vela por la mejora de su potencial.

La formación no debería llevarse a cabo como respuesta a la queja de un cliente, a unos malos resultados globales o a la detección de un mal clima laboral, por ejemplo. La formación debe actuar proactivamente, adelantándose y previniendo los posibles problemas que pudieran afectarnos en un futuro como empresa. Porque mediante la formación se aprenden nuevos contenidos, se corrigen malos hábitos, se previenen accidentes, aumenta la competitividad… ¿necesitamos más argumentos para afirmar que la formación es una necesidad y no una opción?

“Sólo hay algo más caro que formar a las personas y que se marchen; 
no formarles y que se queden”

martes, 10 de diciembre de 2013

La marca "Mandela"

Se nos fue un líder, pero sólo en cuerpo. Nelson Rolihlahla Mandela ha sido y será una de las marcas personales con mayor prestigio. La congruencia que siempre logró entre sus objetivos, sus valores y sus actos fue la clave que le permitió al Premio Nobel de la Paz posicionar su marca hasta el nivel óptimo que asegure su permanencia a lo largo del tiempo.

Hoy dedico este artículo a Nelson Mandela por dos razones. La primera, por ser ejemplo claro de esfuerzo, constancia y coherencia a la hora de crear, mantener y potenciar su marca personal. Y la segunda por haberme emocionado tras comprobar, apenas hace unos días mientras leía en Internet sobre su biografía, que muchos de sus pensamientos están relacionados con mis reflexiones personales que plasmo en este Blog.

El porqué de la marca personal de Mandela no se puede explicar mejor que mediante esa coherencia entre sus mensajes y sus actos. Es por ello que con sus frases y sus pensamientos, que relaciono a continuación con algunos de mis artículos (a los que puedes acceder con un click sobre cada enlace en color rojo), hago evidente el prestigio de la marca personal del ex Presidente surafricano.

  1. Delegación de tareas y Asertividad: dos habilidades que minimizarán tu estrés
“Liderar desde atrás. Fíjate (le decía a Richard Stengel, autor del libro ‘El legado de Mandela’), cuando quieres que el ganado eche a andar en una determinada dirección, te colocas en la parte de atrás con un palo, y luego haces que los animales más inteligentes vayan al frente para que marchen en la dirección deseada. El resto del ganado sigue a las reses más enérgicas que van delante, pero en realidad eres tú quien las guía desde atrás. Es así como un líder debe hacer su trabajo”

“Saber cuándo decir no. Stengel afirmaba en el mismo libro que Nelson Mandela no es un hombre de ‘quizá’ o ‘tal vez’. Puede quedarse en silencio. Puede ser evasivo. En ocasiones retrasará y pospondrá y procurará evitarle. Pero al final, no te dirá lo que quieres oír sólo porque quieras oírlo”… “…se le da muy bien decir no. Cuando sabe que la respuesta es no, lo dice. Sabe que no decir ‘no’ ahora puede luego ser aún más difícil…”

  1. Dale sentido a tu vida
“Aprendí que el coraje no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El valiente no es quien no siente miedo, sino aquel que conquista ese miedo”

  1. Hablemos del compañerismo. ¡Feliz Navidad!
“Piensa bien de los demás. Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, su origen o su religión. La gente tiene que aprender a odiar y si pueden aprender a odiar, también se les puede enseñar a amar. El amor llega de forma más natural al corazón humano que su contrario”

  1. La empatía en el trabajo
“Conoce a tu enemigo. Si quieres hacer las paces con tu enemigo, tienes que trabajar con él. Entonces se vuelve tu compañero”

  1. Todo esfuerzo tiene su recompensa
“Es un juego largo. Todo parece imposible hasta que se hace. Los 27 años en la cárcel me enseñaron a ver las cosas en perspectiva y a saber que el futuro se construye con pasos diarios”

“Después de escalar una gran colina uno se encuentra sólo con que hay muchas más colinas que escalar”


 

  1. La importancia del cómo comunicamos
“Si hablas con un hombre en un idioma que comprende, el mensaje le llega a su cabeza. Si le hablas con su idioma materno, el lenguaje llega a su corazón”

  1. “Ho portem dins”: una lección de motivación
“La mayor gloria no es nunca caer, sino levantarse siempre”

  1. Educar paraun mundo mejor
“La Educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”

“Podemos cambiar el mundo y hacer que sea un mundo mejor. Está en tu mano hacerlo realidad”

  1. Un viaje alautoconocimiento
“Tuve varios maestros, pero el más influyente fue la cárcel. Ahí tuve tiempo de estudiarme a mí mismo y a los demás”

“No hay nada como volver a un lugar que se mantiene sin cambios para encontrar las maneras en que tú has cambiado” 

  1. El “branding”que te diferencia
“Ten un principio esencial. Todo lo demás son estrategias” Los resultados son importantes, pero lo que hagas para conseguirlos no debe comprometer ese principio esencial”

“Busca tu propio huerto”

Y este fue Nelson Mandela, galardonado con 50 doctorados honoris causa y recordado como símbolo de libertad y conciliación. Mandela seguirá presente en nuestra historia y cada 18 de julio será recordado con nombre propio en su Día Internacional por la paz, la democracia y la libertad que la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó en 2009 como reconocimiento al ex Presidente de Sudáfrica.


lunes, 25 de noviembre de 2013

No es lo mismo predicar que dar trigo

Una vez, cuando era niño, recuerdo que en el colegio me hicieron memorizar una lista enorme de refranes. Uno de esos refranes que nunca se me ha vuelto a olvidar, y que incluso uso con frecuencia, es aquel que dice No es lo mismo predicar que dar trigo.

Seguramente, haya diferentes adaptaciones de este dicho y, es probable, que lo conozcas de otra forma, pero en definitiva el mensaje al que nos quiere hacer llegar no es otro que el de demostrar que la mejor forma de querer transmitir conductas y valores a los otros es mediante el ejemplo; mucho más allá que desde la propia palabra.

Las palabras deben acompañarse de hechos para ser realmente significativas. Es mucho más fácil hablar o dar consejos que poner en práctica lo que decimos o aconsejamos. Por desgracia, estamos rodeados de una sociedad donde la mayoría de las personas opinan y aconsejan sin haber antes reflexionado sobre las emociones, los sentimientos y el entorno que rodea al aconsejado. Falta mucha empatía y mucha capacidad de escucha y de reflexión antes de decir lo primero que se le pasa a uno por la cabeza.

Quizás con la oratoria se pueda llegar a convencer y a ayudar a reflexionar, pero eso pasará una vez e irá perdiendo fuerza conforme quien la predique no sea el primero en dar el ejemplo de las palabras que emite. Situaciones reales en las que poder aplicar este refrán podemos encontrar por todas partes, y más hoy en día que por medio de la palabra se pretende calmar a una sociedad que con frustración ve cómo los líderes son los primeros en no aplicarse y en no cumplir con los mensajes y con las medidas que se imponen prácticamente a diario en el país (recortes salariales, regulaciones de empleo, recortes también en sanidad, en educación…).

Si pretendemos cambiar el mundo, si pretendemos aprender de nuestros errores y si pretendemos salir reforzados de estos tiempos, con el único objetivo de ser mejores y de estar mejor, no tiene sentido que sólo hablemos. Son tiempos de cambios, son tiempos de innovación y son tiempos en los que todos deberíamos ser capaces de educar no sólo con la palabra, sino sobre todo mediante acciones a todos aquellos para quienes somos el modelo a seguir.

El siguiente video no deja indiferente a nadie. Se trata de un video utilizado en una campaña por una asociación australiana contra el abuso y el abandono infantil (NAPCAN). En él se muestran diferentes comportamientos de adultos imitados por niños.


“Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera” 
(Albert Einstein)

jueves, 14 de noviembre de 2013

Una comunicación muy orgánica

La comunicación es un proceso complejo que combina emociones, experiencias y pensamientos. Hoy leía unos apuntes sobre comunicación organizacional y mi cerebro trabajaba paralelamente haciendo un símil que voy a tratar de plasmar en las siguientes líneas.

Pensemos en una organización como si de un cuerpo humano se tratase. Los diferentes órganos vitales (el corazón, el hígado, los riñones, el cerebro, los pulmones…) son lo equivalente a los departamentos de la empresa (el de ventas, el de compras, el de marketing…). Algunos órganos, según sus funciones, se agrupan formando aparatos (el hígado y el estómago forman el aparato digestivo), del mismo modo que algunos departamentos forman áreas estratégicas en la organización (los de relaciones laborales, selección de personal y formación forman el área de Recursos Humanos). 


Partiendo de esta metáfora, entendida por cualquiera de los lectores tanto si sois médicos o empresarios como si somos ignorantes de la medicina o asalariados, sabemos a ciencia cierta que para que todo sistema funcione (humano o empresarial) es requisito necesario e imprescindible que todas las áreas estén adecuadamente compenetradas y trabajen de manera coordinada. En caso contrario, comienzan a surgir problemas que pueden llevar al organismo a la muerte.

Para que exista este orden necesario, la comunicación toma un papel fundamental. Ésta actúa como integradora de todas las partes del único cuerpo que forma la organización e impide que, por ejemplo, la cabeza no sepa lo que ocurre en los brazos o que las piernas actúen sin escuchar lo que el cerebro les ordena. Debe existir, por lo tanto, comunicación en sentido ascendente, descendente y horizontal para que todo fluya en armonía. Cuando la comunicación falla, la enfermedad surge y, si no se trata, el fracaso empresarial se hace inminente. Una comunicación fallida en la empresa produce muchos fenómenos negativos en quienes la componen (desmotivación, frustración, falta de implicación…) y entre ellos el más corrosivo y susceptible de que produzca metástasis como es el ir a buscar respuestas por vías secundarias, generando lo que en su día llamé el cáncer de la empresa: el rumor.

A diferencia del cuerpo humano donde podemos colaborar, pero no controlar al 100% lo que internamente nos ocurre, en la organización en general y en departamentos estratégicos en particular existe la posibilidad de tener un control unitario del proceso de comunicación. Ésta debe seguir una serie de normas para que sea fluida y eficaz. Destaco las siguientes:
  • Tener muy claro lo que se quiere decir y no divagar en el intento.
  • Ser claro y conciso, adaptando el lenguaje al interlocutor.
  • Dar más importancia a la resolución de un problema que a la búsqueda de culpables y motivos que lo originaron.
  • Ejemplificar el mensaje siempre que sea posible con actos o palabras para que sea más fácil de entender y llegue mejor al interlocutor.
  • Pedir opinión a las personas a quienes se dirige el mensaje para que se sientan más involucradas.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Reinvéntate: la metamorfosis ya es necesaria


Detrás de las estrategias de las empresas estamos nosotros, las personas. Cada vez más a los empleados se nos pide directa o indirectamente que cambiemos, porque se sabe que no hay otra forma de que la empresa consiga migrar hacia el cambio necesario al que se ve abocada para subsistir mas que logrando que todos sus empleados cambien con ella.

La casuística en los perfiles profesionales es variopinta: están los que se adaptan a los cambios exigidos; aquellos (los menos por ahora) que se incorporan a la empresa para ayudarle en ese proceso de renovación; también quienes abandonan el barco y aquellos otros que sin abandonarlo saben que su caducidad profesional se acelera y es cuestión de tiempo que se prescinda de sus servicios.

Si sabemos que sí o sí debemos reinventarnos ¿por qué no hacerlo de manera proactiva y antes de que tengamos que hacerlo por imposición?

Para reinventarnos quizás pensemos en que deberemos reinvertir en formación. Y utilizo la palabra “reinvertir” porque ya en su día muchos de nosotros (algunos gracias a nuestros padres) invertimos en la formación con la que hoy contamos. No digo que no haya realmente que hacer una inversión económica (que sí de tiempo) si creemos necesaria una formación específica o reglada, pero no es siempre necesaria y más teniendo en cuenta que la autoformación es hoy día una realidad al alcance de cualquiera, básicamente porque a través de la red (e-learning) se nos brindan multitud de posibilidades: videos, lecturas, networking, redes sociales profesionales, etc.

Si eres de los que te has ido reciclando constantemente no te resultará tan difícil acelerar un poco el ritmo para conseguir una reinvención en el momento que tu puesto de trabajo o tu situación profesional lo requiera. Si por el contrario te acomodaste y pensaste que la zona de confort sería vitalicia, te va a costar un poco más afrontar el cambio más o menos radical, pero sí necesario, que ya te puede haber empezado a tocar o que es probable que tengas que experimentar en breve.

Te presento en este caso algunos consejos que pueden ayudarte a conseguir esa reinvención que te permitirá seguir siendo competitivo o incluso salir mejorado:
    • Mantén ante todo una actitud positiva: “si quiero, puedo”
    • Aprende a manejar tus emociones, especialmente aquellas negativas que actúan como freno a la acción.
    • No pretendas ser como nadie. Sé tú mismo y potencia todo lo bueno que tienes y que te puede hacer sobresalir y diferenciarte de los demás. Trabaja tu marca personal.
    • Márcate objetivos realistas y alcanzables. Está bien que tengas una meta, pero créate submetas que puedas conseguir en el corto plazo y prémiate cada vez que las consigas.
    • Conecta con personas con las que compartas aficiones o inquietudes. Comparte y aprende con ellas.

Y como dijo Charles Darwin:

“No es la especie más fuerte la que sobrevive, sino la que responde mejor al cambio”

jueves, 24 de octubre de 2013

El significado de los valores

Como su propia palabra indica, y valga la redundancia, los valores tienen valor por sí mismos. Los valores nos permiten darle sentido interno a nuestras conductas y a nuestras actitudes, porque es gracias a ellos que somos capaces de preferir, opinar, decidir, desechar y elegir un comportamiento en lugar de otro.

Un mismo valor puede adquirir diferentes matices de significado para diferentes personas, porque los valores están estrechamente relacionados con nuestros sentimientos y nuestras emociones. Cada individuo tenemos nuestra escala de valores y somos capaces de decidir y defender cuáles son los que ocupan el top de nuestra lista; una lista que iremos modificando con el tiempo a partir de nuevos conocimientos adquiridos y nuevas experiencias vividas.

Cuando alguien pretende poner nuestros valores en tela de juicio entramos en una discusión cíclica y sin salida en la que por lo general ambas partes tenemos razón. La explicación a esto se basa en esos matices personales que añadimos en función de nuestras creencias y emociones a la palabra en sí con la que definimos nuestros comportamientos. Al fin de cuentas, la importancia no radica tanto en las palabras y en la definición personal que le damos al valor en cuestión, sino que lo realmente importante es lo que significa y representa para uno mismo y la manera en cómo actuamos.

Sin ir más lejos, en cualquier organización en la que participemos (empresa, familia, pareja, colegio, sociedad,…) nos encontramos con problemas derivados de la falta de coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Pero si nos fijamos bien, ¿cuándo surgen estos problemas?. La aparición de las verdaderas discusiones y de los verdaderos problemas se da siempre tras la conducta, porque es entonces cuando comprobamos que hay incompatibilidad entre lo dicho y lo hecho (esa persona ha mentido) o entre lo que ha hecho y lo que yo creo que debería haber hecho (no compartimos los mismos valores).

Si los valores no tienen más o menos significados comunes para todos los miembros de las organizaciones, el ambiente se crispa, las personas se implican menos, bajan su rendimiento y se pierde en eficacia. Por eso, al detectar la existencia de incongruencias de valores (e insisto que se detecta más en el hecho que en la palabra), la comunicación debe hacer su aparición con el fin de consensuar y llegar al equilibrio necesario para que el organismo funcione correctamente. No debemos por lo tanto caer en el error de pensar que, por el simple hecho de que entre personas exista la misma etiqueta para un determinado valor, todos vamos a actuar igual. Ni tampoco al contrario, pensar que si discrepamos en las definiciones ello nos va a llevar a actuar de manera muy diferente ante situaciones similares.


En definitiva, la pureza primitiva de un valor se pierde en el momento en el que lo hacemos propio, pues es entonces cuando le adherimos matices personales que nos conducen a llevar a cabo determinados comportamientos. Pero lo que sin duda más impotencia genera al reflexionar sobre esa pérdida de pureza es que, en muchas ocasiones, es el sistema que nos rodea y nos lidera el que está llenando de impurezas a nuestros valores. Me pregunto, ¿cómo se quiere pretender un mundo de lealtad y responsabilidad cuando vivimos rodeados de corrupción?, ¿cómo se puede pedir un mundo de respeto y solidaridad cuando los países se bombardean entre ellos?… Valores como la sinceridad, el compañerismo, la tolerancia, la humildad, el altruismo, la empatía o el perdón existían ya en los adultos cuando estos fueron niños. ¿Qué ocurrió entonces?. 

Os invito a la reflexión.


martes, 15 de octubre de 2013

El rol del comunicador interno

El departamento de comunicación interna ha sido hasta hace bien poco el patito feo de las empresas. En una época en la que el consumo era desorbitado y prácticamente cualquier empresa tenía beneficios con incremento exponencial, la comunicación interna pasaba desapercibida en un panorama en el que palabras como “recesión”, “crisis”, “paro”, “desempleo”, “pobreza”… parecía que formaban parte de un pasado de posguerra más que de una realidad que estaba a punto de comenzar.

Hoy que el desanimo derivado de ese vocabulario está haciendo mella en los empleados, las empresas que sobreviven y ven necesaria la reinvención están otorgando especial importancia al departamento de comunicación interna y a todas las dinámicas, herramientas y medios que para la misma sean necesarios, pues saben que una inversión en ella es más que nunca una decisión estratégica con frutos positivos a medio/largo plazo.

Actualmente, se hace por lo tanto necesaria la figura de un comunicador, quien tiene que ser a su vez facilitador para que la comunicación fluya, se corrija en los momentos que sea necesario y consiga su cometido haciendo llegar el mensaje a todos los rincones de la organización. Para ello, el comunicador debe conocer los objetivos, los problemas, el día a día de cada departamento para ayudarles a resolver con ellos y entre ellos las incidencias y las dudas que puedan estar apareciendo. Pero esta persona es sólo el gestor con nombre y apellidos que debe existir como referente en la empresa. En realidad, él solo no haría nada sin la colaboración de otros agentes que a su vez también deben actuar en consonancia y hacia la misma dirección que marca la estrategia empresarial. Los jefes, responsables y en definitiva todos los miembros de la empresa en su medida deberán estar contribuyendo a que los canales de comunicación sean fluidos, transparentes y alineados a las necesidades del momento.

Cabe destacar que del mismo modo que no hace falta que el comunicador sepa de cada una de las áreas donde desempeña su labor (para eso ya existen los profesionales de cada una de ellas), tampoco es necesario que los diferentes componentes de la organización sean expertos en comunicación para que desempeñen satisfactoriamente su papel como facilitadores en la comunicación interna de la empresa.


El comunicador, entendido como persona “oficial” a tal fin en la empresa, debe tener especial cuidado de su comunicación en todo momento. Tanto cuando esté hablando de aspectos relacionados con el trabajo en sí como cuando esté en una situación informal o de talante más social (también a través de las redes sociales) debe tener presente la importancia y la influencia de su rol como comunicador, porque la comunicación no sólo informa, sino que también forma y en materia de estrategia, valores y cultura organizacional la formación constituye un papel fundamental.

jueves, 3 de octubre de 2013

La marca "Messi"

Toda marca personal debe ser trabajada si uno quiere hacerse un hueco en el pódium del sector en el que se desee destacar. Hoy trataré de dar mi opinión al respecto sobre la marca personal de Leo Messi, jugador del FC Barcelona con una marca propia afianzada en el top de los mejores futbolistas de la historia.

Nacido en 1987 en Rosario (Argentina), Messi fue criado en el seno de una familia humilde; su padre era un operario de fábrica y su madre una limpiadora a media jornada. Con 8 años le fue diagnosticada una enfermedad que le impedía tener un crecimiento normal y el tratamiento hormonal que requería era demasiado caro para ser costeado por su familia. A los 13 años el FC Barcelona le descubrió y se lo trajo a España junto a su familia, donde el club le cubrió los gastos del tratamiento que requería.

Con 17 años debutó como el jugador más joven del Barça en jugar un partido en Primera División y dos años más tarde ya pasó a formar parte de la plantilla titular del equipo. A sus 26 años Messi lleva ganados numerosos trofeos nacionales e internacionales y este año ha conquistado por cuarta vez consecutiva el Balón de Oro.

Leo Messi tiene una marca personal muy potente y muy bien posicionada. Sin lugar a dudas su habilidad en el campo es la que le ha llevado a ocupar la posición estelar que tiene, pero también ciertos rasgos de su personalidad le han hecho tener un perfil mucho más humano y próximo al público que el que hayan podido tener otras estrellas actuales del panorama futbolístico.

Messi es un chico reservado, tímido y poco comunicativo, pero gracias a su humildad y a su distancia de la polémica ha sabido llegar a muchísimas personas de todo el mundo. De su parte, Messi ha puesto la habilidad con el balón, aquello que le distingue de los demás, potenciándola y mejorándola conforme pasan los años llegando a crear exclusividad en su marca como profesional del deporte. Poco a poco va trabajando otros aspectos que le ayudan a fortalecer su marca personal, como por ejemplo recientemente el hecho de usar las redes sociales para presentar a su hijo ante millones de seguidores con mensajes cercanos como “Miren cómo crece Thiago” y “De vacaciones en Ibiza con mi familia. Muy feliz”. Además, muchas firmas han perseguido al figura para conseguir alinear sus marcas comerciales con la marca personal del jugador en una estrategia de win-win (ganancias para ambos). Es el caso de Adidas, que le ha diseñado un logotipo propio basándolo en tres conceptos: sus facciones, la inicial de su apellido y las tres franjas distintivas de la firma alemana.


En ocasiones una única fortaleza puede convertir tu marca en la mejor, pero no olvidemos que las circunstancias externas también pueden influir y mucho. En esta ocasión, el diamante en bruto del niño de 13 años que jugaba en un barrio de la ciudad argentina de Rosario ha sido pulido por la prensa deportiva y por las marcas comerciales, convirtiéndole en el brillante más valorado, pero la influencia del exterior también puede llevar tu marca a lo más hondo del abismo. Es por eso que las 3 “C”: Constancia, Coraje y Confianza en uno mismo, sobre todo esta última, deben ser tus aliadas en el arduo camino de construcción de una marca, porque nunca sabes qué puede venirte del exterior.

En una personalidad en la que su marca personal es cada vez más fuerte y en la que se alinea con las necesidades del público seguidor al ofrecerles lo que piden, los problemas con Hacienda y la polémica entorno a las fotos publicadas con una stripper quedan en un segundo plano y no tiñen la imagen del ya conocido en el mundo del fútbol como “Dios”.

martes, 24 de septiembre de 2013

"Giving": reflexionando sobre nuestros valores

La mejor manera de comenzar el artículo de hoy es presentándote el siguiente video:


Se trata del anuncio publicitario “Giving” con el slogan “Dar es la mejor comunicación”, de una compañía tailandesa de telecomunicaciones, en el que se cuenta la historia de un niño que roba medicamentos en una farmacia para su madre enferma. La dueña del local le persigue, le grita y le retira la mercancía robada, pero entonces aparece el dueño de un bar que decide pagarle la medicación, pidiéndole además a su pequeña hija que le entregue al muchacho un caldo de verduras. Sin ni siquiera dar las gracias el niño los coge y sale corriendo. Tres décadas después, el dueño del bar sufre un infarto y tiene que ser ingresado. La hija recibe la factura del hospital y se desespera al ver que no puede costearla, teniendo que poner en venta el local de su padre. Un día al despertar encuentra en la cama donde está su padre la factura con los gastos pagados y una nota que dice “Todos los gastos pagados hace 30 años con tres paquetes de analgésicos y una sopa de verduras. Con mis mejores deseos, el doctor Prajak Arunthong”
Si te pido que me digas una palabra para describir esta historia seguramente estarás pensando en “altruismo”, “empatía”, “caridad”, “solidaridad”… no importa, todas ellas me sirven, porque en realidad en una acción de este tipo es en el gesto y no en la palabra donde radica la verdadera fuerza de los valores de la raza humana.
En ocasiones llegar a entender el comportamiento de los demás nos lleva a experimentar unas emociones muy similares a las que esa persona pueda estar teniendo. El sentimiento generado, y más teniendo en cuenta si existe proximidad con algún aspecto de nuestras vidas o similitud con alguna experiencia vivida, nos hace alejarnos del individualismo y egoísmo con el que la sociedad cada vez más nos educa, para convertirnos en personas solidarias.
No he tenido por el momento ocasión de viajar a estos países asiáticos, pero sí conozco que en ellos la sanidad es un gran problema. Si te enfermas y no tienes dinero para pagar los gastos simplemente te mueres. Familias enteras se arruinan por salvar la vida de un familiar enfermo. Quizás por ello, en estos países la solidaridad llega a unos niveles que en el mundo occidental nos resulta casi imposible de imaginar. No sé cuál será tu opinión al respecto, pero sí que a partir de algunas experiencias personales vividas en viajes o con personas allegadas, cada vez estoy más convencido de que quien menos tiene más da. Y no sabría explicar bien el motivo, pero quizás algo tenga que ver con que en los países más desarrollados el sistema (político, social, educativo…) no funciona como debería y como consecuencia de ello perdemos la pureza de los valores que más nos ayudarían a tener un mundo algo mejor.

martes, 17 de septiembre de 2013

La importancia de la intracomunicación

El ser humano se distingue del resto de animales, entre otros aspectos, por ser racional, afectivo y social. Si nos paramos a pensar en esta tríada comprobaremos que la comunicación se encuentra enzarzada en cualquier persona tanto internamente como en las relaciones que ésta establece con los demás. El pensamiento, las emociones y los valores nacen primero en nuestro interior antes de plasmarse en conductas hacia el exterior.

La comunicación intrapersonal es la que uno mantiene consigo mismo y en realidad es la más importante, pues nos acompaña allá donde vayamos. Si tenemos una mala imagen de nosotros mismos esa opinión nos va a estar acompañando en todos y cada uno de los momentos que vivamos e influirán en nuestros comportamientos y decisiones, llegando a contaminarlos de manera negativa. La mala experiencia resultante, influida por esos pensamientos negativos, dará como resultado unos sentimientos en nosotros que estarán retroalimentando los que ya teníamos y, a su vez y como consecuencia de ello, nuestros nuevos pensamientos serán si caben aún más negativos y… así el pez que se muerde la cola. Si por el contrario nuestra autoimagen es buena, el proceso que acabo de señalar será similar, pero con un toque de positivismo que irá en aumento.

La comunicación interpersonal, en cambio, se define como aquella que establecemos con otras personas y sin duda irá influida por la comunicación previa que hayamos tenido con nosotros mismos. Nuestros pensamientos, emociones y sentimientos están influyendo constantemente nuestra comunicación tal y como la reciben y perciben los demás. He aquí la suprema importancia de la comunicación intrapersonal a la que antes me estaba refiriendo.

A diferencia de la interpersonal, la comunicación intrapersonal nos está acompañando las 24 horas del día durante todos los días de nuestra vida. Nuestras reflexiones, las vueltas que le damos a la resolución de un problema, nuestros momentos de silencio y meditación, nuestras metas en la vida, creencias, valores, fantasías, sueños y hasta la escritura…, en cualquiera de esas situaciones estamos comunicándonos con nosotros mismos.



Como vengo diciendo desde que comencé este blog debemos tratar de trabajarnos nosotros primero antes de intentar asesorar o ayudar a los demás. Para motivar a un equipo, antes debemos estar motivados nosotros. Para pretender que alguien se quiera un poquito más, antes tendremos que haber trabajado nuestra autoestima. Si queremos conocer a otras personas y opinar o conocer el porqué de sus comportamientos, antes deberemos haber dedicado bastante tiempo a autoconocernos. Y así con todos y cada uno de los aspectos que pretendemos a diario utilizar como argumento y justificación del comportamiento humano.

En un mundo interno de emociones no nos queda otra que cuidar de las nuestras antes de dar o recibir curas por parte de quienes nos rodean.