Estamos en MAYO: el mes en el que hablamos de Colombia y de los Prejuicios en este Blog.
Comparto con vosotros este artículo que me ha resultado interesante.
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"Hombres y mujeres se comportan igual en el lugar del trabajo, las diferencias de salario y de acceso a puestos altos no residen en cómo actúan las mujeres, sino en cómo los demás perciben sus acciones, según un estudio de la Universidad de Harvard"
Se han
sugerido numerosas causas para explicar por qué las mujeres cobran menos,
tienen contratos más precarios y menos posibilidades de ascender en su trabajo.
La causa que subyace es el machismo, que deriva en desigualdad de género en
todos los ámbitos de la sociedad. Pero si vamos al detalle, vemos que las
explicaciones tradicionales socialmente aceptadas sugieren que las mujeres se
sienten impostoras en sectores dominados por hombres —y esto nos hace más conservadoras a la hora de pedir
aumentos o ascensos— y también que las mujeres se
comportan de forma diferente y no tienen
las mismas redes de contactos. Esta última hipótesis ha sido recientemente
desmentida por un estudio de la Universidad de Harvard que ha monitoreado el
comportamiento de hombres y mujeres en la oficina y concluye que no hay
diferencias en la forma de actuar, trabajar y relacionarse con el entorno
laboral. En este caso, la desigualdad se debe a prejuicios: no a cómo se
comportan las mujeres sino a cómo se interpretan sus acciones.
¿Las mujeres
y los hombres actúan de forma diferente en la oficina?
Hasta la fecha hay muy poca información sobre cómo los empleados se
desenvuelven en su entorno de trabajo. Y la mayoría de los estudios que hay se
basan en encuestas y evaluaciones autoinformadas —cuando el trabajador informa
sobre su propio comportamiento—. Estos métodos de recogida de datos suelen
estar sesgados por la subjetividad de las personas informantes. Para solucionar
este problema, los responsables del estudio han tirado de tecnología y han
diseñado unos sensores que permiten medir con mayor precisión el comportamiento
en el lugar de trabajo.
Desarrollaron un estudio de caso con una multinacional
de la que no han publicado más detalles que las conclusiones. Eligieron una
compañía donde había falta de representación femenina en los altos cargos.
Ellas constituían entre el 35% y el 40% de los empleados en el nivel más bajo,
pero ese porcentaje iba disminuyendo conforme tenían en cuenta los cargos de
dirección. Es decir, había muchas mujeres en la empresa pero pocas llegaban a
dirigir departamentos. La definición gráfica del techo de cristal.
A lo largo de cuatro meses, recopilaron datos de cientos de empleados y
repartieron 100 sensores que medían el comportamiento de la persona: registran
los patrones de comunicación usando sensores que miden el movimiento, la
proximidad a otros sensores y el habla (volumen y tono de voz, pero no
contenido). Así pudieron saber quién hablaba con quién, dónde se comunican esas
personas y quién domina las conversaciones. Trabajaron con los datos anónimos,
sin saber la identidad de las personas pero controlando el sexo y la posición
de cada participante. "Para conservar la privacidad, no recopilamos el
contenido de ninguna comunicación, solo los metadatos, es decir, quién se
comunicó con quién, en qué momento y por cuánto tiempo", explican los
responsables de la investigación, Stephen Turban, Laura Freeman y Ben Waber en
un artículo de HBR.
Hipótesis 1:
Las mujeres ocupan menos puestos altos porque no se relacionan tanto con los
directivos.
Una
de las hipótesis que los responsables de la investigación quisieron comprobar
para explicar por qué la mujeres siguen aplastadas por el techo de cristal fue
que tal vez ellas tienen menos mentores porque pasan menos tiempo con los
gerentes o no son tan proactivas como los hombres al hacer contactos con los
altos directivos. Pero lo cierto es que no encontraron casi ninguna diferencia
en el comportamiento de hombres y mujeres.
Ellas
tenían el mismo número de contactos que los hombres y pasaban tanto tiempo como
ellos con los jefes. "No pudimos ver los tipos de proyectos en los que
estaban trabajando, pero descubrimos que los hombres y las mujeres tenían
patrones de trabajo indistinguibles en la cantidad de tiempo que pasaban
conectados y en conversaciones cara a cara", explican. Y en las
evaluaciones de desempeño, ambos sexos recibieron puntuaciones estadísticamente
idénticas. Sin embargo, las mujeres no avanzaban y los hombres, sí.
Hipótesis 2:
Las mujeres ocupan menos puestos altos porque no acceden a las redes informales
de contacto o porque no pasan tiempo con los hombres
Esta
hipótesis tampoco se mantuvo en los datos que encontraron Stephen Turban y sus
colegas. "Encontramos que la cantidad de interacción directa con la
gerencia era idéntica entre los géneros y que las mujeres eran tan centrales
como los hombres en la red social del lugar de trabajo", explican. La
métrica que usaron para esto se llama centralidad ponderada. Eres un trabajador
central si estás cerca de las decisiones que se toman o de un individuo con
muchos contactos. La centralidad ponderada tiene en cuenta la cantidad de
tiempo que los empleados pasaron hablando con diferentes personas, de lo que
dedujeron la fortaleza de la relación que los unía. Las mujeres eran tan
centrales como los hombres en la compañía, pero ellas no avanzaban y ellos, sí.
Entonces,
¿las mujeres y los hombres actúan de forma diferente?
No.
"Nuestro análisis sugiere que la diferencia en las tasas de promoción
entre hombres y mujeres en esta empresa se debió, no a su comportamiento, sino
a la forma en que fueron tratados", explican los investigadores. Esto
indica que la desigualdad de género se debe a prejuicios, no a diferencias de
comportamiento. En este caso, dos grupos de personas están actuando de forma
idéntica pero se les trata de manera diferente. "Nuestros datos implican
que las diferencias de género pueden residir no en cómo actúan las mujeres,
sino en cómo las personas perciben sus acciones", explican. "Si las
mujeres hablan con los altos mandos en tasas similares a las de los hombres,
entonces el problema no es la falta de acceso, sino la forma en que se ven esas
conversaciones".
05 de Mayo de 2018 01:11
https://retina.elpais.com/
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