Qué
fácil decirlo, ¿verdad? Pero es cierto, los efectos negativos de una crisis en
el estado de ánimo de las personas sólo se pueden aliviar con optimismo y
pensamientos positivos.
A
veces entramos en esa dinámica en la que nos llueve sobre mojado, en la que habiendo
tenido mala suerte en algo resulta que no te has recuperado de ello y ya te
está llegando otra noticia desagradable. Aquello de cuando parece que ya te
estás levantando del primer tropiezo, viene alguien por detrás y te vuelve a
empujar. En fin, ¡qué os voy a contar que no sepáis!. Pero intentemos pensar un
poco más allá y tener muy claro algo y es que si no haces el intento de
levantarte una, dos, tres, y las veces que haga falta, ya no te mueves del
suelo y estando ahí seguro que cosas buenas no van a llegar.
Pensar
positivamente es muy difícil, se trata de un duro trabajo interno que las
personas debemos hacer para dar sentido a lo que nos ocurre y ver, en
definitiva, la crisis como una posibilidad de regeneración hacia algo mejor. Pero
para eso hay que empezar por ponerse pequeñas rutinas diarias, con unas metas
fáciles de alcanzar y que sean precursoras de objetivos a medio y largo plazo.
Tenemos
claro que los jóvenes vamos a tener un futuro “peor” que el de nuestros padres.
Si a duras penas llegamos a pagar una hipoteca ya ni nos
planteamos el tener una segunda residencia, por ejemplo. Pero eso tampoco
quiere decir que tengamos que ser menos felices, porque quizás ese
empeoramiento sea sólo material y, en cambio, ganemos en otros aspectos más
intangibles como son las relaciones sociales, las mayores posibilidades para
viajar, para crear, aprender, compartir… en definitiva, quizás tengamos unas
vidas más humanas.
Siempre
hemos dicho o escuchado aquello de “el dinero no da la felicidad” y creo
que es cierto, pero la verdad es que el dinero ayuda a ser más felices. No me
atrevería a decir hoy en día esa frase a familias que lo están perdiendo todo,
a personas que están siendo desahuciadas, a aquellos que están pidiendo limosna porque
no tienen comida que llevar a la boca… porque de ellos tenemos mucho que
aprender, ya que si son capaces de tener un motivo para seguir luchando no
tenemos excusa los que estamos un poco mejor para no hacerlo.
El
dinero no podremos conseguirlo fácilmente, el tiempo no espera por nadie, las
injusticias sociales no van a desaparecer tan rápidamente como quisiéramos, el
trabajo es hoy en día muy escaso y temporal… pero la sonrisa y el pensamiento
positivo sí depende directamente de nosotros y sólo nosotros podemos
controlarlo. Por eso te invito a que durante ese camino de pequeñas metas que
vas a proponerte vayas regalando pensamientos positivos a los demás, les
regales una sonrisa, un abrazo, una mirada, una conversación… y seguro que a cambio
estarás recibiendo lo mismo.
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