jueves, 2 de abril de 2020

ABRIL: Lo que el Camello nos demuestra con su Resiliencia

Marzo ha sido un mes espantoso para todo el planeta. Una amenazante pandemia se ha apoderado de nuestras vidas y no quedan prácticamente rincones en el mundo donde no exista el miedo que este virus está ocasionando. Abril, no va a ser menos espantoso. Nos encontramos, siendo optimistas, en el ojo del huracán de esta pandemia mundial ocasionada por el Coronavirus y, nuestro tiempo de confinamiento en casa continuará a lo largo de las próximas semanas como lo ha estado en las anteriores. Por ello, esa fuerza desconocida que cada uno de nosotros estamos siendo capaces de sobrellevar y, con ella, mantener de una manera sana y estable nuestra rutina diaria, es la que me lleva a hablar este mes de la resiliencia.

A estas alturas todos conocéis lo que esta palabra significa, ya sea porque desde hace unos años se ha puesto de moda, ya sea porque habéis leído artículos anteriores en este blog en el que hablaba sobre ella o ya sea porque no la conocéis de manera teórica aún, pero estoy convencido que sí de manera práctica.

La definición que más me gusta para explicar la resiliencia es acudir a la metáfora de la “goma de pollo”. Una goma elástica tiene la capacidad de extenderse hasta cierto límite si sobre ella se ejerce una presión o estiramiento, permanecer en ese estado durante cierto tiempo y volver a su estado original sin apenas haber sufrido cambios. Si en vez de pensar en una goma elástica, pensamos en un trozo de vidrio, probablemente ante la presión este vidrio acabe reventando y ya no habrá manera de que vuelva a su estado original. Es por ello, que la goma elástica es un claro ejemplo de la resiliencia, esa cualidad que también tenemos las personas para resistir y rehacernos en situaciones traumáticas.

Antes de seguir ahondando sobre la resiliencia os quiero presentar uno de los animales más resilientes que conocemos: el Camello


El camello es un mamífero rumiante que se alimenta de arbustos, dátiles, hierba y grano como el trigo y la avena, es originario del continente americano. Migró a Europa y África gracias a las glaciaciones, por lo que no solamente ha sido un animal que se ha adaptado a paisajes desérticos. Su piel es seca y árida y presenta gruesos callos en el pecho y rodillas que le permiten soportar el peso cuando se arrodilla, descansa y se levanta. Puede soportar cargas de hasta 450kg y correr entre 40 y 65km/h. El periodo de gestación dura 13 meses y normalmente tienen una sola cría cada dos años, que suele estar cerca de su madre hasta que cumple los 5 años. El camello adulto puede llegar a pesar unos 700kg y tener una altura de 1.85m y 2.15m en la parte de la joroba, la cual almacena grasa y tejido fibroso que constituyen una reserva alimentaria para épocas de escasez. Es capaz de ingerir más de 100 litros de agua de una sola vez y puede desplazarse sin volver a beber durante más de 10 días. Su esperanza de vida está entre los 40 y 50 años.


Normalmente, cuando pensamos en personas resilientes nos vienen a la cabeza aquellas que han superado una enfermedad grave, la muerte de un ser querido o una experiencia muy traumática en su vida. Sin embargo, la resiliencia va mucho más allá y se puede aplicar perfectamente a esta situación de crisis en la que nos encontramos y que, al no tratarse explícitamente de una crisis financiera, sino sanitaria, todos sin excepción estamos expuestos a ella. El confinamiento y cuarentena, que la mayoría de países han impuesto por Decreto Ley, nos está obligando a buscar alternativas a tener que ir a trabajar, a poder aprovechar nuestro tiempo libre con ciertas actividades, poder visitar a nuestros amigos y familiares, salir a comprar o a pasear, viajar, acudir a consulta médica de la manera habitual, poder despedir a nuestros seres queridos cuando abandonan este mundo, en definitiva, nos está obligando a adaptarnos a todo!!

La resiliencia no es una cualidad que nos viene de fábrica como a la goma elástica, sino que la vamos desarrollando a lo largo de nuestra vida casi de una manera inconsciente cuando nos vemos sometidos a presiones y situaciones inesperadas, incómodas o traumáticas. Pasado el estado inicial de shock, la mente humana empieza a crear estrategias para poner metas en el horizonte, poder adaptarse a la nueva situación y así lograr, después, una pronta recuperación o incluso salir reforzado e iniciar una nueva etapa en la vida, pues probablemente las cosas hayan cambiado a como las conocíamos y vivíamos antes de esa experiencia. Exactamente igual que el camello, que ha sido capaz de adaptarse tanto a climas desérticos como a aquellos puramente invernales. 


 ¿Qué aspectos me van a ayudar durante estos días de confinamiento a ser más resiliente?
  1. Vivimos en un momento en el que nos estamos poniendo a prueba a nosotros mismos (Autoconocimiento). Estamos siendo conscientes de muchas capacidades que éramos incapaces de valorar (tolerancia a la frustración de haber roto agendas, paciencia con quienes estamos compartiendo espacio, control emocional al no poder estar al lado de quienes queremos…) y también de habilidades (hacemos deporte en casa cuando antes lo hacíamos en el gimnasio, en la calle o simplemente no hacíamos, nos ha dado por cocinar, por hacer bricolaje, por darle patadas a un rollo de papel higiénico…).
  2. También estamos en una pausa que nos permite reflexionar sobre cosas que nunca antes teníamos tiempo de hacer (Reflexión): valorar la importancia de los pequeños detalles, echar en falta cosas que antes pasaban desapercibidas en nuestro día a día…
  3. Por supuesto, estamos reestableciendo el contacto con nuestros allegados y con los que no lo son (Socialización). Aunque parece contradictorio que en una situación de confinamiento se hable de socializarse con otros, lo estamos consiguiendo a través de las redes sociales, videollamadas, publicaciones, challenges…
  4. Cómo no, estamos estableciendo planes a futuro (Marcarse objetivos), pues estamos pensando en que “cuando todo vuelva a la normalidad” vamos a viajar, a quedar para cenar, pasear, visitar a personas que teníamos descuidadas…
  5. Y, aunque también parece contradictorio, estamos aprendiendo a disfrutar del confinamiento (Positivismo), pues estamos intentando hacer productivo nuestro encierro en cada momento, basándonos en un pensamiento positivo con mensajes internos y también compartidos como el famoso “todo va a salir bien”.
  6. Finalmente, aunque podríamos alargar esta lista, estamos sintiendo el dolor y la alegría de quienes están más allá de nuestras cuatro paredes (Empatía), aplaudiendo cada tarde a nuestros sanitarios, personal de supermercados, seguridad, limpieza…, poniéndonos en la piel de esas familias que están pasando por momentos terribles al no poder despedir a quienes acaban de perder, también en la piel de quienes están sufriendo el contagio de este virus, de quienes lo están superando y de todas y cada una de las historias que estos días inundan las noticias y las redes sociales de todo el planeta.
Como el camello, estamos pasando por ese desierto en el que no tenemos agua que beber ni arbustos que comer. Estamos aprovechando nuestras reservas pasadas almacenadas en nuestras “jorobas” (inteligencia emocional) para poder seguir avanzando por ese arduo camino que nos conduce de nuevo a ese lugar donde poder hacer nuestros días más llevaderos, no sin antes detenernos en algún oasis donde poder recuperar energía y fuerza para proseguir con el camino. Tenemos que ser conscientes de que este periodo de confinamiento acabará, pero que nuestra rutina no volverá de la noche a la mañana y necesitaremos un tiempo prudencial para poder volver a nuestras vidas sin preocuparnos constantemente por una amenaza vírica en cualquier lugar por el que nos movamos. Por ello, es importante, ser resilientes, porque cuando volvamos a nuestro estado natural, debemos ser capaces de readaptarnos hasta conseguir como mínimo ser los mismos y, aún mucho mejor, llegar a ser nuestra mejor versión, habiendo adquirido nuevos valores, nuevas capacidades y habilidades durante estos difíciles días en los que nos encontramos.
 
LOS MALOS TIEMPOS TIENEN UN VALOR CIENTÍFICO. SON OCASIONES QUE UN BUEN ALUMNO NO SE PERDERÍA (Ralph Waldo Emerson)

Mucho ánimo, mucha salud y recuerda #quedateencasa #stayathome!! 

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