El Pimentón es un condimento que procede del polvo del pimiento rojo desecado y es exportado principalmente desde China e India. Se usa molido y su sabor es algo picante y dulce. Sirve para condimentar platos de carnes y verduras y para darles a las comidas un toque de color. Es una de las especias tradicionales de la cocina española, ¿quién concibe un pulpo a la gallega sin pimentón?, aunque también es muy usado en la gastronomía húngara bajo el nombre de paprika.
Viene siendo tradición en este Blog comenzar el año con mucho positivismo. Parece que el 31 de diciembre siempre nos marca un punto y aparte, siendo enero el mes en el que empezamos a poner en práctica todas aquellas propuestas y metas que nos hemos planteado para el nuevo año. Volvemos de las Navidades cargados de energía, decidimos comenzar la dieta, ir al gimnasio, no perder el contacto con nuestros familiares con los que acabamos de compartir mesa y a las que hacía mucho tiempo que no veíamos… en fin, un montón de propósitos que se van diluyendo conforme pasan los meses hasta que vuelva a llegar la próxima Navidad.
Lo importante de
comenzar el año con buenos propósitos no es tanto que finalmente se acaben
llevando a término, porque a veces existen factores que no podemos controlar y
nos impiden alcanzar ciertas metas. Lo realmente importante es el estar activos
en la formulación de propósitos y no dejar que la vida pase sin más.
Ser positivo, tener
ganas de hacer cosas, acompañar cualquier acción con una sonrisa, ponerse
nuevos retos y metas… es necesario para permanecer en un estado de bienestar físico, pero sobre todo mental.
En nuestra vida
entramos en ciclos de subida y bajada anímica que son totalmente naturales y
que forman patrones de motivación interna que nos llevan a la acción. Todos
tenemos días mejores y días peores, momentos en los que parece que todo va en
nuestra contra y momentos en los que sentimos el viento empujarnos por la espalda
haciendo que el esfuerzo en la caminata sea más ligero… pero la mayoría de veces
existen factores externos a nosotros que difícilmente podemos controlar, pues
no sólo dependen de uno mismo. Lo que sí está en nuestras manos, mejor dicho
sólo en nuestras manos, es la manera en cómo nos tomamos lo que ocurre a
nuestro alrededor. Somos propietarios y únicos dueños de cómo decidimos
afrontar la realidad, pudiendo tomar el día gris como triste y aburrido o
pudiendo tintar de rojo pimentón aspectos concretos de esos momentos grises que acompañan
ese tipo de días. Saber encontrar y valorar el lado positivo de las cosas nos
va a permitir minimizar las malas vibraciones de los aspectos negativos a los
que estamos dando mucha mayor relevancia. El pimentón está en nuestras manos y sólo
nosotros decidimos dónde ponerlo y qué cantidad echar.
Las emociones que se sienten ante una situación son inevitables (tristeza, alegría, enfado…), pero el control de las mismas depende mucho de cómo tengamos trabajada y elaborada nuestra propia inteligencia emocional. Cuanto más control seamos capaces de hacer sobre una emoción, más fácil nos resultará acceder a la actitud positiva que siempre requerimos para afrontar obstáculos y alcanzar metas en nuestra vida. Saber manejar nuestras emociones es fundamental para nuestro bienestar y para el bienestar de las relaciones que con los otros establecemos.
Cualquier vivencia, cualquier
experiencia y cualquier situación podremos vivirla como amenaza o como
oportunidad, como provocadora de debilidad o como incitadora de fortaleza, en
definitiva, como un vaso medio vacío o como un vaso medio lleno. El impacto
emocional y su duración sobre nosotros mismos sólo depende de nosotros,
pudiendo convertir un éxito en alegría constante y duradera y un fracaso o mal
resultado en oportunidad de aprendizaje para salir con más tablas al escenario
de un nuevo reto.
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