martes, 21 de enero de 2014

Las NTIC en la política y en la empresa

En mi gusto por el uso de la metáfora hoy voy a explicar, mediante una crítica a los sistemas políticos que nos gobiernan, lo que ocurre en muchas empresas que se duermen en los laureles a la hora de hacer uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (NTIC).

En artículos anteriores hablé sobre los beneficios que para las empresas representa a todos sus niveles (humano, competitivo, comunicativo…) el uso de las nuevas tecnologías. Innegable es que desde hace ya un tiempo viene siendo necesario un cambio de paradigma a todos los niveles: económico, social, doméstico, profesional, empresarial, educacional, político…

Ya en ningún contexto vale lo que hasta ahora valía y quien se resista a aceptar esto sólo hace que aletargarse y encaminarse hacia una situación que le obligará más pronto que tarde a ponerse al ritmo de quienes ya están en la labor de aceptar la realidad y trabajar en pro de la misma.

Entrando en el marco político, es ahora cuando me atrevo a afirmar que la resistencia al cambio de nuestros políticos es la que está produciendo toda la situación por la que los ciudadanos estamos pasando (sentimiento de no ser escuchados, frustración, propagación de conductas antisistema, victimismo derivado de los fraudes y corrupciones que se descubren…). 

Hoy en día se requieren Gobiernos más abiertos y para ello es fundamental que estos escuchen a quienes lideran. Los tiempos han cambiado y, mientras que antes sólo escuchaban a los ciudadanos en momentos electorales (si es que había elecciones), en manifestaciones o a través de pintadas anónimas en los muros de las calles, ahora lo pueden hacer en cualquier momento a través de las redes sociales, las cuales están en permanente funcionamiento las 24 horas del día todos los días del año y con capacidad de alcance y difusión a cualquier rincón del planeta en cuestión de segundos.

La comunicación se facilita, deja de ser unidireccional e incluso bidireccional para convertirse en una comunicación en todas las direcciones, una comunicación en red. Entre otras redes sociales tenemos Twitter, un vivo y fiel termómetro a tiempo real de las opiniones de todo un colectivo, que tanto puede estar focalizado en un barrio determinado como puede estar formado por personas y opiniones procedentes de todos los países del mundo. Ahora con pocas palabras (140 caracteres máximo) se puede decir mucho. 


Los movimientos de masas en red son más difíciles de silenciar, tienen mayor difusión, son mucho más rápidos y tienen menos coste. Si mayoritariamente el uso de las redes sociales hoy en día sirven para criticar y maldecir a nuestros Gobiernos (no se merecen menos), también podrían serviles a ellos para intentar lidiar constructivamente con la opinión, escucharnos, actuar más en consonancia (no digo al 100% porque nunca llueve a gusto de todos) y poder trabajar todos juntos para que se mejore y se evolucione y no para que se involucione, que es lo que llevamos haciendo desde hace unos cuantos años.

Hasta ahora habremos tolerado a políticos sin conocimiento de idiomas, sin conocimientos informáticos e incluso sin culturilla general, pero no podemos tolerar políticos que rehúyan de las nuevas tecnologías. Si no las utilizan haciendo además un buen uso de las mismas no es porque no pueden; simplemente no quieren.

Por mi parte dicho queda. Veía necesario un vómito de reflexión basado en la reticencia empresarial al uso de las NTIC, utilizando esta vez una metáfora en la que cambiando los términos “política” por “empresa” y “ciudadanos” por “empleados” llegaremos a entender el perjuicio que la resistencia al cambio nos supone a todos.

Cambiar una sociedad es relativamente fácil; 
lo que es difícil es cambiarnos a nosotros’ 
(Nelson Mandela)


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