lunes, 8 de julio de 2013

Delegación de tareas y Asertividad: dos habilidades que minimizarán tu estrés


Tanto en la vida profesional como en la personal hay veces que acaparamos más tareas de las que en realidad podemos asumir. En unas ocasiones debido a la desconfianza que se nos genera al pensar que al dejarlas en manos de otro pueda suponer que después tengamos que ir a rehacer el trabajo, habiendo perdido el tiempo. En otras, por el miedo a decir “no”.

La confianza en uno mismo es importante, pero llevada al extremo y pensar que sólo uno es capaz de llevar a cabo una tarea con éxito puede provocarnos situaciones de estrés. Del mismo modo, el ser incapaz de decir un “no” cuando toca puede poner nuestro reloj en contra y no llegar a cumplir con los objetivos que, en gran medida, nosotros mismos nos habíamos comprometido a alcanzar.

La capacidad de delegar tareas y la asertividad pueden ser dos armas que jueguen a nuestro favor para descargarnos de situaciones de estrés que nos sobrepasen.

Te presento estas dos habilidades:

  1. Saber delegar:
La predisposición y la implicación a la hora de llevar a cabo las tareas propias y en ocasiones incluso otras que no son de tu competencia directa, pero que crees poder llevar a cabo, pueden volverse en tu contra y transformar tu valía como buen profesional o persona en alguien incapaz de gestionar y lleno de carencias.

¿Conoces la Matriz de Eisenhower para priorizar tareas?

En ella se dividen las tareas en 4 grupos según su Importancia (referida a si la tarea es crucial para llegar a los objetivos y metas personales/profesionales) y su Urgencia (referida al tiempo, a las consecuencias que se desprenden de que esa tarea no se aborde inmediatamente).

Mira los cuatro cuadrantes en la imagen del artículo. Con ella quizás tengas una ayuda a la hora de saber qué delegar y qué gestionar por ti mismo. Ya sólo te faltará encontrar a la persona adecuada y de confianza en quien delegar.

  1. Ser asertivo/a:
La asertividad es más que decir “No”. Una conducta asertiva implica la expresión directa de los propios sentimientos, necesidades, opiniones… sin amenazar o castigar a los demás, pero tampoco sin someterse a las peticiones de otros.

Ser asertivo/a te puede facilitar la comunicación al demostrar que actúas con franqueza y sinceridad ante una situación sobre la que tienes alguna creencia, opinión y capacidad de decidir.

Esta habilidad social, como cualquier otra, puede trabajarse mediante un correcto uso de la mirada, la postura, el tono y el volumen de la voz. De nuevo, la parte emocional con la que se dicen las cosas (ese feelback del que en su momento hablé) tiene un papel fundamental en la comunicación interpersonal.


Llegados a este punto, afirmo que “Saber delegar” y “Saber decir no” son dos habilidades que pueden ayudarte, entre otras cosas, a ser más eficiente y eficaz en el cumplimiento de tus funciones y tareas como profesional y como persona.


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