domingo, 1 de septiembre de 2019

SEPTIEMBRE: Bertha von Suttner, luchadora por la paz


Cuando se habla del clima laboral en las empresas se tiende a relacionar éste con la ausencia de conflictos entre compañeros de trabajo, el mantenimiento de la paz interna de los equipos y de las proyecciones (positivas o negativas) que se derivan de cara a los clientes y al exterior.

Este mes, que dedicaré a la importancia de las relaciones laborales positivas, quiero mencionar a un personaje histórico quizás poco conocido, pero a quien se le ha etiquetado como “la mujer de la paz”. Ella es Bertha von Suttner.


Bertha Felicitas Sophie nació en Praga en 1843. Hija póstuma del conde Franz Kinsky von Wchinitz und Tettau, muerto a los 75 años poco antes de que naciera ella, y de Sophie von Körner, se crió con su madre en un ambiente aristocrático y militar del Imperio Austrohúngaro. Tras varios años de pobreza familiar, en parte como consecuencia de la pasión de su madre por el juego, Bertha comenzó su actividad como periodista escribiendo para periódicos austríacos, interesándose especialmente por el tema del pacifismo. Se convirtió así en la primera escritora contemporánea que denunció de modo explícito el militarismo (curiosamente tipología de familia en la que se crió) y la irracionalidad de la guerra. En 1889, con 46 años, publica su novela Die Waffen nieder! (¡Abajo las armas!), que se convirtió rápidamente en un clásico del movimiento pacifista internacional, donde describe la guerra desde el punto de vista de una mujer, tocando la fibra sensible de la sociedad. Como reconocimiento a su trabajo, en 1905 se convierte en la primera mujer distinguida con el Premio Nobel de la Paz, premio que ella misma contribuyó a crear gracias a su amistad con Alfred Nobel, de quien fue secretaria. Bertha murió en Viena a los 71 años en 1914, a poco del comienzo de la I Guerra Mundial. 


Del mismo modo que Bertha reivindica en su obra la necesidad de crear organizaciones pacifistas fuertes, tribunales internacionales de arbitraje y la negociación como método de resolución de conflictos, las empresas requieren de esta filosofía como parte de sus valores con el fin de asegurar la integridad de los miembros de sus equipos y, en definitiva, de asegurar que tanto la misión como la visión se lleven a buenos puertos y se acaben consiguiendo los objetivos estratégicos marcados.

La empresa competitiva de hoy es aquella que está orientada hacia su equipo humano, generando entornos en los que se favorecen las relaciones interpersonales basadas en la confianza y donde las personas se sienten comprometidas con la organización y alineadas con la estrategia empresarial.


La implicación en el trabajo por parte de los empleados pasa porque estos se sientan valorados, seguros, apoyados, respetados y escuchados en su día a día. Obviamente, para que esto se dé necesitamos tener saneados diferentes factores/aspectos/estamentos en la organización:
  • Mandos que realmente sean líderes y no simplemente partes de la jefatura
  • Comunicación interna horizontal, vertical y transversal
  • Sistemas de compensación y retribución flexible que abarque al mayor número de personas posible
  • Compromiso bidireccional empresa-empleado
  • Posibilidades de fomentar el crecimiento no sólo profesional, sino también personal

Mejorando el clima laboral de la empresa podremos fijar nuestros valores, ser más competitivos, asegurar el éxito de las nuevas políticas que se pretendan implementar, aunar fuerzas para el trabajo en equipo, contagiar la positividad de manera interna y externa (fidelizando con más credibilidad a nuestros clientes) y, en definitiva, mejorando nuestros resultados.

"Después del verbo 'Amar', 'Ayudar' es el verbo más hermoso del mundo" 

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