martes, 9 de junio de 2015

Cuando la parálisis paradigmática afecta a la cúspide de nuestras organizaciones

Cuando ciertos pensamientos, creencias y valores están tradicionalmente muy arraigados y en un grupo se consideran verdades absolutas, sin dar opción a que sean cuestionados ni contrastados, estamos seguramente ante un paradigma.

El otro día un compañero me hizo llegar esta presentación que como verás no deja indiferente a nadie y permite hacernos conscientes de que en cualquier contexto de nuestras vidas estamos rodeados de paradigmas, algunos de los cuales están tan enquistados que incluso nos pasan desapercibidos.



Respuestas del estilo “esto siempre se ha hecho así” o “lo que me dices está muy bien, pero sería imposible aplicarlo aquí” las habremos escuchado en multitud de ocasiones y puede que incluso nos hayamos conformado con ellas y hayamos obrado en consonancia.

En muchas organizaciones se da lo que algunos denominan parálisis paradigmática, que como su nombre indica se refiere a paradigmas, supuestas verdades incuestionables, que se encuentran anclados en el tiempo y en el espacio y que ante cualquier amenaza de duda por parte de algún miembro se defienden y justifican bajo frases como las que anteriormente he señalado.

El gran problema lo encontramos cuando la parálisis paradigmática afecta a las cúpulas directivas, a aquellos que toman las riendas del negocio. Lo que les funcionó en el pasado lo tienen tan mitificado que sí o sí tiene que seguir siendo válido en el presente, olvidando que fuera de la burbuja en la que viven las cosas están cambiando constantemente y la competencia se afana por seguirle el paso a esta sociedad tan acelerada en cambios.

Cegamiento generalizado, falta de visión global, resistencia al cambio, negación a salir de la zona de confort, miedo a experimentar y emprender, miedo al fracaso, baja tolerancia a la frustración,… todas ellas son características de estas personas ancladas en el pasado que dan la espalda a la era del conocimiento, de la creatividad y de la emprendeduría en la que nos hayamos inmersos.

No se trata de buscar soluciones ante estos pensamientos y conductas, sino de reflexionar y hacer conscientes a quienes puedan estar “sufriendo” y, sobre todo, a quienes son principales protagonistas de este tipo de paradigmas. Las consecuencias de no ser consciente a tiempo es realmente el gran problema, pues en el caso de las organizaciones puede llevarles a encontrarse fuera de mercado con lo que ello representaría para quienes en ellas trabajan.


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