La vuelta al
trabajo después de las vacaciones es una realidad que afecta a más personas de
las que podríamos pensar. Aunque es común escuchar sobre el “síndrome
postvacacional”, pocos conocen realmente qué es, cómo se manifiesta y qué
podemos hacer para afrontarlo de manera efectiva.
Se trata de un
estado temporal de malestar que puede aparecer cuando nos reincorporamos al
trabajo después de un periodo de descanso. Se manifiesta a través de síntomas
como:
- Fatiga: aunque probablemente hayas descansado más de lo habitual, te sientes agotado al enfrentar nuevamente las obligaciones laborales.
- Irritabilidad: cualquier inconveniente o situación en el trabajo puede hacerte sentir más irritable de lo habitual.
- Ansiedad: sensación de angustia ante la carga de trabajo que te espera o por tener que retomar la rutina.
- Dificultad para concentrarse: te cuesta enfocarte en tus tareas y sientes que tu productividad ha disminuido.
Estos y otros síntomas
pueden variar en intensidad, desde leves molestias que desaparecen en unos días
hasta un malestar más intenso que afecta de manera significativa tu rendimiento,
tus relaciones interpersonales y, en definitiva, tu bienestar.
Este fenómeno
ocurre por el contraste entre el estilo de vida relajado y placentero de las
vacaciones y la rutina laboral, que a menudo incluye horarios rígidos,
responsabilidades y presiones. Algunos factores que pueden influir en su
aparición incluyen:
- Desconexión total: durante las vacaciones, muchas personas desconectan completamente de sus responsabilidades laborales, lo que hace que la vuelta sea más abrupta (con esto no quiero decir que una de las acciones preventivas sea tener que ir mirando el correo de vez en cuando, aunque he de confesar que algunos lo hacemos).
- Percepción negativa del trabajo: si ya antes de las vacaciones te sentías insatisfecho con tu empleo, es probable que la vuelta sea más difícil.
- Sobrecarga de tareas: el acumulado de trabajo pendiente durante los días de ausencia puede generar estrés al enfrentarte a una montaña de tareas.
No existe un
manual de prevención válido para todas las personas, pero me atrevo a lanzar
algunos consejos que podrían serte útiles:
- Anticiparse a la vuelta. Unos días antes de reincorporarte al
trabajo, empieza a retomar tus horarios habituales de sueño y actividad,
lo que puede ayudar a tu cuerpo y mente a reducir ese impacto de cambio
horario repentino que puede darse el primer día de trabajo tras las
vacaciones y que puede generar estrés o ansiedad.
- Planifica tu regreso. El primer día de trabajo trata de
planificar tus tareas de manera gradual. Prioriza lo más urgente y deja
espacio para tareas más ligeras que te permitan retomar el ritmo sin
agobios. Trata en la medida de lo posible de no tener la agenda llena de
reuniones y compromisos durante al menos los dos primeros días, para poder
encontrar ese espacio necesario para la planificación.
- Mantén actividades
placenteras. Porque
las vacaciones han terminado no significa que debas renunciar a lo que te
gusta. Intenta incorporar pequeñas dosis de placer en tu rutina diaria:
lectura, deporte, un café…
- Céntrate en lo positivo. A menudo, nos enfocamos tanto en lo que no
queremos (volver al trabajo) que olvidamos las cosas positivas que nuestro
empleo nos brinda.
- Establece metas realistas. Es importante que, al reincorporarte, te fijes objetivos alcanzables a corto plazo. Esto te ayudará a recuperar la motivación y a sentirte realizado al cumplirlos.
- Solicita apoyo si lo
necesitas. Si
sientes que los síntomas del síndrome postvacacional no desaparecen o que
te cuesta más de lo esperado adaptarte a la rutina, no dudes en buscar
apoyo. Habla con un profesional de recursos humanos, consulta a un
psicólogo o a tu médico que pueda ayudarte a gestionar este proceso. No lo
dejes pasar.
Recuerda que
es normal sentir cierta resistencia al cambio, pero con un enfoque proactivo y
positivo, puedes hacer que este periodo de transición sea mucho más llevadero.
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