miércoles, 19 de octubre de 2016

Carpe Diem

A lo largo de un día cualquiera de nuestra vida vamos grabando durante las 24 horas (incluso cuando dormimos) información en nuestro cerebro. Gigabytes de datos que no hacen más que ocupar espacio, perdiéndose entre millones de “carpetas amarillas” que contienen información útil (la que menos) e inútil de cada estímulo que recibimos por cualquiera de nuestros sentidos.

Hoy abrí una carpeta amarilla al azar y rememoré una de esas tantas reflexiones aparentemente inútiles que uno escucha algún día, guarda en sus archivos y piensa que nunca más le volverá a dar uso. En este caso, me equivoqué, pues le he dado forma a este artículo que comparto con vosotros y que me ayuda también a mí a crecer como una persona emocionalmente más inteligente.

Iba yo pensando en cómo puede cambiar en cuestión de segundos todo lo que uno tiene más o menos planificado, cuando encontré esta frase que alguien debió decir alguna vez estando cerca de mí y que yo guardé en mi cerebro. 

“El pasado es sólo recuerdo y el fututo nunca va a ser como uno imagina”.

Algo tan obvio, tan fácil de pensar, sin necesidad de utilizar fórmulas matemáticas, que guarda en su semántica una de las más potentes verdades universales que vive entre nosotros y que a veces nos cuesta tanto ver. Me explico.

Si el pasado ya está escrito y el futuro escríbelo como quieras que va a ser totalmente diferente… ¿para qué gastar energías y fuerzas en ambos? No tiene sentido ¿verdad? Lo único razonable, lo único que realmente adquiere importancia en esta reflexión es el momento actual, el presente. Dedicando toda nuestra atención a lo que está ocurriendo seríamos capaces de disfrutar a niveles exponenciales una vivencia placentera; seríamos capaces de cambiar el rumbo con un giro de 180º ante cualquier obstáculo que se nos estuviera interponiendo en nuestro camino y nos iba a suponer problemas futuros; y seríamos capaces también de ayudar y hacer ver a los demás que lo realmente importante está ocurriendo en este preciso momento.

Pero el ser humano está contaminado por recuerdos, por expectativas, por ilusiones… que le ciegan a vivir y disfrutar como se merece cualquier momento presente. Y cuanto más adulto nos hacemos, más ciegos estamos y menos capaces somos de disfrutar y ser felices de manera inconsciente como hacen los niños.

Es por eso, que el único modo de ser felices, de vivir el ahora con total intensidad y de olvidarnos de problemas pasados y futuros es siendo conscientes de la importancia del aquí y del ahora. Esto, indiscutiblemente, conlleva un esfuerzo y un trabajo, porque de lo contrario ya no sería consciente, pero con estas nos tenemos que ver si queremos aprovechar positiva y felizmente nuestro efímero paso por esta vida.

Dedícale un 2% de tu tiempo al pasado, porque en él hubo personas y hechos que te hicieron ser quien hoy eres. Dedícale un 3% al futuro, porque es importante planificar y prevenir, pero tampoco te obsesiones demasiado con los detalles. El 95% restante de tu tiempo dedícalo al aquí y al ahora, a quienes tienes a tu lado, a lo que está ocurriendo… aprovecha al máximo tu momento porque es tuyo y de nadie más.

Ya sólo me queda resumirte todo esto en 2 palabras: ¡Carpe Diem!


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