martes, 10 de diciembre de 2019

Voluntarios, constructores de empatía y altruismo (por Fede Franco)

Estamos en DICIEMBRE, mes de San Nicolás como ejemplo de la conducta altruista en este Blog. Comparto con vosotros este artículo que me ha resultado interesante.


En el marco del Día Internacional del Voluntariado que fue el jueves, me pareció oportuno dedicarles estas líneas a todas aquellas personas que están comprometidas por el bien común dentro o fuera de una institución ligada a realizar acciones comunitarias, porque ser voluntario, significa ayudar al otro en el día a día, es mirar al costado y estar cuando alguien nos necesita.

Eso no requiere solamente sumarse a una organización no gubernamental, o a un movimiento social o a un partido político, para hacer eso, debemos ablandar nuestros corazones y dejar que los sentimientos de empatía y solidaridad se despierten y nos invadan.
Es que todos llevamos adentro esos sentimientos, algunos lo tienen más estimulados que otros, pero hasta la persona más egoísta del mundo lleva esos valores, dormidos, pero los lleva. Y está en nosotros, que los tenemos más a "flor de piel", trasmitirlos y hacer que se despierten en aquellos que aún no conocen lo que es el altruismo.
No me voy a olvidar nunca de una entrevista que hice en el 2017, a Fernanda Altea, una psicóloga jujeña muy ligada a la neurociencias que me explicó cómo, mediante esos estudios, se justifica eso que dije arriba.
Hay una condición científica que nos explica que todos los seres humanos tienen la capacidad de ejercer el altruismo, algunas personas son más vulnerables o propensas a ser más altruistas que otras. Ellos generalmente son más sensibles a la realidad, intentan ayudar como pueden ya sea dentro de una ong o fuera de ella, y por más que cuenten con poco tiempo se las arreglan para ayudar.
El altruismo es una capacidad que se desprende de las buenas habilidades emocionales y sociales de una persona, si soy una persona empática es muy probable que sea una persona altruista. Si yo tengo fallas en regular mis emociones, en vincularme con el otro, si yo no puedo ponerme en el lugar del otro difícilmente voy a poder ser altruista. Yo necesito poder entender que el otro sufre y que tiene un problema, para poder serlo.
Mediante esa explicación de Altea, que tiene un trasfondo de estudios científicos podemos vislumbrar aquello que les ocurre a las personas que tomaron la decisión de encaminar su vida hacia el altruismo. Lo primero es ponerse en el lugar del otro, sentir empatía, y desde ahí será inevitable no accionar. Hacer algo al respecto.
Sumándote a una ong, es una buena opción para saciar esas ganas de ayudar, pero si no lo haces, también en tu día a día podés involucrarte. Solo se precisa mirar al costado y ver, las tantas situaciones que existen a nuestro alrededor, donde hay alguien que nos necesita.
Y ese alguien que nos necesita, no precisamente tiene que estar inmerso en contextos de pobreza. La alimentación es prioridad, en especial la de los chicos, por eso, en la mayoría de las organizaciones ligadas a la acción solidaria está presente ese tipo de ayuda, a los más chicos.
Pero también es necesario mirar más allá, mirar al perrito callejero que tiene sed y hambre, o a la persona en situación de calle que está acostada en la plaza. Cuidar al medio ambiente es otra forma de involucrarnos, llevando la basura en los bolsillos hasta encontrar un cesto por ejemplo.
El consejo, el apoyo, la contención a una mujer víctima de violencia o a un adolescente inmerso en adicciones es otra manera muy importante y necesaria para la sociedad. Hay múltiples formas de ser un voluntario y comprometerse con la sociedad. Y no solo se precisa estar dentro de una ong, vuelvo a repetir, esto es algo que lo podemos hacer en nuestro día a día, solamente precisamos abrir nuestro corazón y mirar hacia el costado.



Fede Franco
7 de Diciembre de 2019 09:18
https://www.eltribuno.com/jujuy

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