Estamos en DICIEMBRE, mes de San Nicolás como ejemplo de la conducta altruista en este Blog. Comparto con vosotros este artículo que me ha resultado interesante.
En el
marco del Día Internacional del Voluntariado que fue el jueves, me pareció
oportuno dedicarles estas líneas a todas aquellas personas que están
comprometidas por el bien común dentro o fuera de una institución ligada a
realizar acciones comunitarias, porque ser voluntario, significa ayudar al otro
en el día a día, es mirar al costado y estar cuando alguien nos necesita.
Eso no requiere
solamente sumarse a una organización no gubernamental, o a un movimiento social
o a un partido político, para hacer eso, debemos ablandar nuestros corazones y
dejar que los sentimientos de empatía y solidaridad se despierten y nos
invadan.
Es que
todos llevamos adentro esos sentimientos, algunos lo tienen más estimulados que
otros, pero hasta la persona más egoísta del mundo lleva esos valores,
dormidos, pero los lleva. Y está en nosotros, que los tenemos más a "flor
de piel", trasmitirlos y hacer que se despierten en aquellos que aún no
conocen lo que es el altruismo.
No me voy a
olvidar nunca de una entrevista que hice en el 2017, a Fernanda Altea, una
psicóloga jujeña muy ligada a la neurociencias que me explicó cómo, mediante
esos estudios, se justifica eso que dije arriba.
Hay una
condición científica que nos explica que todos los seres humanos tienen la
capacidad de ejercer el altruismo, algunas personas son más vulnerables o
propensas a ser más altruistas que otras. Ellos generalmente son más sensibles
a la realidad, intentan ayudar como pueden ya sea dentro de una ong o fuera de
ella, y por más que cuenten con poco tiempo se las arreglan para ayudar.
El altruismo es
una capacidad que se desprende de las buenas habilidades emocionales y sociales
de una persona, si soy una persona empática es muy probable que sea una persona
altruista. Si yo tengo fallas en regular mis emociones, en vincularme con el
otro, si yo no puedo ponerme en el lugar del otro difícilmente voy a poder ser
altruista. Yo necesito poder entender que el otro sufre y que tiene un
problema, para poder serlo.
Mediante esa
explicación de Altea, que tiene un trasfondo de estudios científicos podemos
vislumbrar aquello que les ocurre a las personas que tomaron la decisión de
encaminar su vida hacia el altruismo. Lo primero es ponerse en el lugar del
otro, sentir empatía, y desde ahí será inevitable no accionar. Hacer algo al
respecto.
Sumándote a una
ong, es una buena opción para saciar esas ganas de ayudar, pero si no lo haces,
también en tu día a día podés involucrarte. Solo se precisa mirar al costado y
ver, las tantas situaciones que existen a nuestro alrededor, donde hay alguien
que nos necesita.
Y ese alguien
que nos necesita, no precisamente tiene que estar inmerso en contextos de
pobreza. La alimentación es prioridad, en especial la de los chicos, por eso,
en la mayoría de las organizaciones ligadas a la acción solidaria está presente
ese tipo de ayuda, a los más chicos.
Pero también es
necesario mirar más allá, mirar al perrito callejero que tiene sed y hambre, o
a la persona en situación de calle que está acostada en la plaza. Cuidar al
medio ambiente es otra forma de involucrarnos, llevando la basura en los
bolsillos hasta encontrar un cesto por ejemplo.
El consejo, el
apoyo, la contención a una mujer víctima de violencia o a un adolescente
inmerso en adicciones es otra manera muy importante y necesaria para la
sociedad. Hay múltiples formas de ser un voluntario y comprometerse con la
sociedad. Y no solo se precisa estar dentro de una ong, vuelvo a repetir, esto
es algo que lo podemos hacer en nuestro día a día, solamente precisamos abrir
nuestro corazón y mirar hacia el costado.
Fede Franco
7 de Diciembre de 2019 09:18
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