Estamos en OCTUBRE, mes de Gandhi como embajador de la buena comunicación en este Blog. Comparto con vosotros este artículo que me ha resultado interesante.
- La tecnología no es otra cosa que un facilitador de los procesos...
- ... pero son las personas que trabajan en ello de quien depende el éxito
La innovación está de moda. En
la era de la transformación digital, de las empresas exponenciales o de los
modelos disruptivos, organizaciones de todos los tamaños y sectores han
emprendido el camino de la innovación como uno de sus grandes vectores de crecimiento.
Las compañías se afanan en sacar
al mercado nuevos productos y servicios, por anticiparse a sus competidores y
hasta a sus propios clientes con propuestas rompedoras, y no dudan en atacar
sin rubor nuevos segmentos de actividad que en ocasiones parecen situarse en
las antípodas de su negocio tradicional.
"No sorprende ya que la
innovación o la transformación digital hayan ascendido hasta las primeras
posiciones en el ranking de prioridades de los planes de negocio"
No, a casi nadie le sorprende ya
que la innovación o la transformación digital hayan ascendido hasta las
primeras posiciones en el ranking de prioridades de los planes de negocio, ni
que formen parte de los mensajes corporativos que los directivos transmiten al
exterior como la gran propuesta de valor de sus organizaciones. Lo que ya no es
tan conocido es el hecho de para que la innovación o la digitalización se ganen
ese estatus estelar en una organización, antes han tenido que librar una
cruenta batalla interna, repleta de dificultades, y en la que la comunicación
interna resulta crucial.
La digitalización, la robótica,
la inteligencia artificial o la propia innovación son fenómenos transversales
que tienen un impacto enorme en toda la cadena de valor de las organizaciones,
y que, además, no son fenómenos puntuales; han llegado para quedarse. Suponen
un antes y después en la vida de compañías, y, por lo tanto, afectan a su
cultura.
Dando por sentado que su
asunción es innegociable de cara a la supervivencia empresarial -según un
estudio IDC, el 92% de las compañías en España ya están incluyendo la
digitalización en sus estrategias de negocio-, la velocidad con la que logren
integrar estos nuevos elementos en su ADN organizacional dependerá en
gran medida de su habilidad y diligencia para vender internamente estas
novedades, haciendo participes a los empleados de sus numerosos beneficios
y comprometiéndolos en su éxito.
La importancia de las personas
La comunicación interna es un
catalizador clave para lograr que los procesos de cambio organizacional se
implanten con éxito en las compañías. The Public Relations Society of
America (PRSA) sostiene que cuanto peor sea la comunicación interna,
mayores serán las reticencias internas que encuentre el proceso. De ella
depende que el grado de aceptación que se logre recabar entre los miembros de
la plantilla sea suficiente para garantizar una transición sin traumas.
"Sin el apoyo de los
empleados, sin su alineamiento completo y sin fisuras, no será posible operar
el cambio"
Para comprender la importancia
de la comunicación interna conviene recordar que estamos hablando de personas.
Y es que más allá de una determinada tecnología o metodología, son las personas
de la organización las verdaderas depositarias del éxito del un cambio de esta
magnitud. Ellas son quienes deben incorporarlo, hacerlo suyo e implementarlo.
Sin el apoyo de los empleados, sin su alineamiento completo y sin fisuras, no
será posible operar el cambio.
Pero ganarse esa confianza no
resulta fácil. Todo cambio genera inevitablemente resistencias, que serán
mayores en entornos de incertidumbre e inestabilidad como los actuales. Además,
la innovación, especialmente cuando se trata de innovación disruptiva, supone
elevar los niveles de la percepción de riesgo a unos niveles con los que no siempre
las compañías se sienten cómodas, por lo que las barreras internas serán
todavía mayores.
Razones de peso
Varias son las razones por las cuales un buen
plan de comunicación interna puede ser el mejor aliado para que la innovación o
la transformación digital calen en una compañía. En primer lugar, la comunicación interna permite compartir y
diseminar la ideología del proyecto transformacional, así como clarificar
el itinerario del mismo. De este modo se logra disipar dudas y afianzar las
expectativas de los participantes. Las personas entienden el por qué y el para
qué.
Otra razón poderosa es su capacidad de
generar engagement. Una comunicación
fluida y transparente provoca cercanía y favorece que las personas sientan el
proyecto como propio.
También evita la rumorología, que
precisamente encuentra en la ausencia de comunicación oficial el hábitat idóneo
para germinar y proliferar. Si la organización guarda silencia acerca de un
tema importante, ese canal no tarda en ser usurpado por rumores fundados o
infundados que, en todo caso, generarán angustia e incertidumbre.
Es dinamizadora. Un buen plan de comunicación
interna sirve para sacudir internamente el propio proyecto, le insufla energía
y lo enfoca hacia la acción. Actúa, en definitiva, como un eficaz "call to
action". Bien trazada, la comunicación interna genera responsabilidades
compartidas, ayuda a establecer los roles y clarifica lo que se espera de cada
miembro de los diferentes equipos.
Aunque probablemente la ventaja definitiva de
la comunicación interna en los grandes cambios culturales radique en su
bidireccionalidad. Hace ya tiempo que la comunicación interna dejó de ser
únicamente un canal de distribución de mensajes corporativos oficiales de la
dirección hacia los empleados de base ("top-down").
En la actualidad las empresas abren nuevas
vías de escucha e interacción en todas las direcciones. Gracias a las nuevas
posibilidades que brindan las tecnologías, como las redes sociales
corporativas, y también, por qué no decirlo, a una mayor madurez de las
compañías para saber "escuchar" a sus colaboradores, las
posibilidades de la comunicación interna como vía de transformación se han
multiplicado de forma exponencial.
La bidireccionalidad crea entornos de escucha
activa, favorece una cultura de feedback continuo
y permite que tengan lugar conversaciones cruciales a lo largo y ancho de la
organización. La comunicación interna actúa así como antena que capta las
inquietudes e ideas de los empleados, de manera que estas pueden escalar llegando
a generar implantaciones bottom-up (de abajo arriba). La consecuencia indirecta
es una mayor participación por parte de los empleados y, consecuentemente, un
mayor compromiso.
De hecho, este tipo de canales de diálogo e
información favorecen el surgimiento de líderes naturales al margen de los
cargos formales. Su identificación, formación y alineamiento resultarán claves,
puesto que estos pueden actuar con enorme eficacia como embajadores de los
procesos de innovación y transformación entre sus compañeros. Son
"influencers" nacidos en el seno de la organización con una alta
capacidad de influencia sobre sus pares.
La tecnología no es
otra cosa que un facilitador de los procesos,
pero cuando haces participe de ella a las personas, la tecnología se convierte
en cultura. Y eso se consigue a través de la comunicación interna. El éxito
final vendrá marcado por la consecución de las tres "ces": La Cultura
deseada, a través de la Comunicación adecuada y el Compromiso necesario.
04 de Octubre de 2019 13:02h
No hay comentarios:
Publicar un comentario