jueves, 19 de junio de 2014

La marca "Juan Carlos I"

Hoy se escribe un nuevo renglón en la Historia de España: el Príncipe Felipe se convierte en Rey. El pasado 2 de junio nos hicimos eco del mensaje que su padre, el Rey Juan Carlos I, comunicaba a todos los españoles en el que explicaba los motivos que le llevaban a la abdicación de la Corona.
Me parece interesante hablar en esta ocasión de la marca personal de Juan Carlos I, pues se trata de una marca personal que gozó de cierta estabilidad a lo largo de sus años de reinado, pero que de un tiempo a esta parte ha dado un giro de 180º, pasando de ser un Rey bastante apreciado dentro y fuera del territorio español a convertirse en uno de los personajes públicos más criticados.
Yo nací bajo el reinado de Juan Carlos I, en unos años en los que España ya había pasado por una etapa de transición de la dictadura a la democracia y en los que el monarca era considerado un gran embajador del país. Estuvo presente en momentos críticos como fue el intento de golpe de Estado de 1981, asegurando la estabilidad de la democracia; apoyó la unidad europea y sus visitas internacionales propiciaron relaciones con otros países, que vendrían bien para un país con un pasado reciente caracterizado por más penas que glorias. Estas funciones institucionales junto a su forma de ser cercana al pueblo, bromista, humilde y campechana le ayudaron a crear una huella en la mayoría de los españoles que parecía impecable.
Lejos de abucheos, críticas y silbidos, al Rey y a la Reina se les aplaudía, se les vitoreaba y se les regalaban muestras de cariño en cualquier pueblo, ciudad y país que recibiera su visita. Pero entrado el siglo XXI la crisis financiera y el paro, el caso de corrupción de su yerno Iñaki Urdangarín en el que también se vio implicada su hija la Infanta Cristina, sus escarceos amorosos con la princesa Corina y su fotografía junto a un elefante que acababa de asesinar en Botswana, entre otros, hicieron que todo lo que había ganado en décadas anteriores se desvaneciese tras una avalancha de lodo que fue borrando cada una de las huellas que había ido dejando en el corazón de los españolitos. A aquellos que ya de por sí no eran partidarios de la monarquía se les fueron uniendo poco a poco nuevos detractores, que con argumentos tan antisolidarios y corruptivos en momentos de dificultades en sus hogares cambiaron la idea de ejemplaridad que tenían del monarca y su familia por un ataque directo hacia su persona.
La Casa Real, que no es ajena a estos hechos, ha decidido en un momento claramente estratégico hacer el cambio de papeles y poderes entre el Rey y su hijo. La crisis política de los partidos hasta ahora líderes del país, el surgimiento de nuevas fuerzas políticas populares, el efervescente grito por la disgregación de la unidad del país y la innegable metida de pata de Juan Carlos y de algunos miembros de su familia han propiciado la premura de la abdicación.
Si en otros artículos ejemplificaba sobre la buena labor de creación y mantenimiento de las marcas de personalidades como el Papa Francisco, Leo Messi, Nelson Mandela o Adolfo Suárez, la de Juan Carlos I es sin duda el ejemplo de cómo una marca personal potente y firme se ve destrozada por la propia persona y por sus más allegados.
Falta ahora por ver cómo continuará la saga Borbón con Felipe VI, un nuevo Rey del que algunos opinan está perfectamente preparado para estar al frente de esta España que no remonta y otros, en cambio, piden a gritos un referéndum para votar a favor de la III República.

4 comentarios:

  1. Muy bueno.
    Saludos a lo lejos compañero.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias David José por tu comentario. Un abrazo!

      Eliminar
  2. Permítame coincidir tu visión "dentro de España" pero, disentir en relación a su imagen internacional, especialmente en América Latina. Por esas tierras, se lo respeta y aunque no se entienda muy bien "que hace y para que sirve un Rey" pesa más su sonado "por que no te callas" a Chaves que cualquier hecho reciente...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí Roberto, siempre me refiero a cómo se vive desde aquí. Imagino que muchas de las cosas que se comentan en este artículo son descubrimientos para muchos de quienes fuera de las fronteras españolas lo hayan leído. Lo que está claro es que los medios de comunicación nos manipulan como quieren por lo que si ya son evidentes las diferencias divulgativas de los medios dentro de España, no quiero ni imaginar cómo deben ser las diferencias con respecto al extranjero. Un saludo y gracias por tu comentario Roberto!!

      Eliminar