Una de las premisas que siempre he tratado de recordar tanto en mi vida
personal como en mi trabajo, especialmente desde mi posición en recursos
humanos, es sin duda la necesidad de trabajar en equipo para minimizar
esfuerzos individuales innecesarios y lograr el objetivo marcado con mayor
rapidez, mayor seguridad y mayor unidad del grupo. El trabajo en equipo va a
ser el tema que trataré de desarrollar durante los próximos días,
personificándolo en la figura del gran Steve Jobs.
Steven Paul Jobs nació en 1955 en San Francisco (California) fruto de la
relación entre un inmigrante sirio musulmán y una estadounidense de ascendencia
suiza y alemana. Siendo todavía jóvenes estudiantes universitarios tuvieron que
entregar a su hijo en adopción a una pareja de clase media de origen armenio. Con
sus padres adoptivos, Steve creció en Mountain View, donde cursó la primera y
secundaria y comenzó a interesarse por el pionero mundo de la informática.
Steve entró en la universidad en 1972, teniéndola que abandonar 6 meses después
por el alto coste que suponía. Aun así, durante año y medio continuaba yendo de
oyente a las clases, decidiendo irse a la India a un retiro espiritual del cual
vino convencido de la fundación de Apple Computer, logrando construir un
ordenador personal y promocionándolo en el sector de la informática. Fue así
como en 1976, con tan solo 26 años y junto a otros amigos de la adolescencia,
logró fundar Apple y convertirse pocos años después en todo un magnate
millonario al salir en bolsa la compañía. Los años 80 fueron pioneros en la
revolución tecnológica y comenzaron a surgir diferentes competidores en el
mercado de los ordenadores personales. A pesar de ello, fueron otros problemas
sobrevenidos en la cúpula directiva de Apple los que hicieron que Steve Jobs
renunciara a la empresa que él mismo fundó. Fue entonces cuando hizo una
inmersión en el mundo del entretenimiento, comprando acciones en lo que después
se conocería como Pixar y logrando firmar varios acuerdos para producir
películas animadas para Walt Disney, estrenando en 1995 Toy Story, el primer
largometraje generado completamente por ordenador y convirtiéndose en la
primera película del binomio Walt Disney-Pixar en ganar un Óscar. Pero 13 años
después, en 1997, volvió como director ejecutivo a Apple, que en esos momentos
estaba pasando por graves problemas financieros. En esta segunda etapa en
Apple, cambió el modelo de negocio, aprobó el lanzamiento de iPod y iTunes y
dominó completamente el negocio de música en línea en 2009. Steve Jobs fallecía
en 2011 a los 56 años a consecuencia de un paro respiratorio derivado de la
metástasis del cáncer de páncreas que le fue diagnosticado en 2004.
No me ha sido fácil resumir la corta vida de un emprendedor de tal magnitud
que creó una empresa que seguramente nos hace pensar que dispone de un complejo
organigrama con diferentes departamentos y la celebración de múltiples
reuniones diarias. Pues bien, nada que ver con eso. Steve Jobs siempre
pretendió que Apple fuese como una start-up, es decir, una empresa que acaba de
arrancar y no consta de un amplio entramado de departamentos. Se trata de una
compañía muy colaborativa, en la que la comunicación fluye de manera vertical
permitiendo que los empleados cumplan con sus funciones sin necesidad de tener
por encima una supervisión constante y donde todos participan en las reuniones
con el objetivo de solucionar cualquier problema que haya surgido, aportando
ideas que permitan mejorar.
Steve siempre dijo que las reuniones de trabajo debían ser las justas y
necesarias y siempre con pocas personas. Su cultura basada en la colaboración
de las diversas áreas funcionales le hizo siempre optar por jugadores de
primera división, basándose en el desarrollo de equipos de trabajo y teniendo
certeza de que tanto Apple como Pixar tenía fichados los mayores talentos del
planeta.
Trabajar en equipo es aunar aptitudes, opiniones, potenciar esfuerzos, disminuir el tiempo invertido en las tareas y aumentar así la eficacia en los resultados. La figura de un líder no deja de ser fundamental, en tanto será el promotor de una buena comunicación entre el conjunto de integrantes, estableciendo los objetivos comunes y potenciando las relaciones positivas entre los miembros del grupo.
Trabajar en equipo es aunar aptitudes, opiniones, potenciar esfuerzos, disminuir el tiempo invertido en las tareas y aumentar así la eficacia en los resultados. La figura de un líder no deja de ser fundamental, en tanto será el promotor de una buena comunicación entre el conjunto de integrantes, estableciendo los objetivos comunes y potenciando las relaciones positivas entre los miembros del grupo.
Saber trabajar en equipo está muy solicitado en cualquier proceso de
selección, porque las empresas de hoy en día saben que además de la formación y
experiencia de los candidatos, el espíritu colaborativo y de equipo es lo que
da la ventaja competitiva en cualquier mercado. Se trata de una forma de
trabajar en la que los participantes son responsables de las metas, viéndolas
como suyas y por lo tanto dando el máximo y compartiendo el triunfo con el
resto del equipo, que a su vez estará actuando del mismo modo.
En resumen y para finalizar. No trabajas
en equipo si:
- Existe una única persona que toma siempre las decisiones.
- Cada área se preocupa de sus propias metas y culpan a los demás al no lograr alcanzarlas.
- No se conocen los componentes de las diferentes áreas o no existe comunicación entre ellos.
- No se confía en algún o algunos de los otros miembros del equipo.
- Hablas como "yo" en vez de como "nosotros".
"No tiene sentido contratar a personas inteligentes y decirles después lo que tienen que hacer; contratamos gente inteligente y son quienes nos tienen que decir lo que hacer" |
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