martes, 29 de enero de 2013

La importancia del cómo comunicamos


La comunicación la encontramos en todos los contextos que podamos imaginar: entre dos personas desconocidas, en un grupo de amigos, entre dos personas que suben juntas en un ascensor y no abren la boca, en la carta que nos acaban de escribir, en el grupo de WhatsApp que has creado con tu familia, en los mensajes que nos hacen llegar nuestros políticos, entre dos personas que no hablan un mismo idioma… incluso tú contigo mismo también te comunicas.

Cada uno de estos tipos de comunicación tiene su nombre técnico: interpersonal, intrapersonal, propioceptiva… en los que no creo conveniente teorizar ahora.

Lo importante que quiero resaltar en esta entrada no es tanto el qué, el quién o el dónde, sino el cómo se comunica.

No somos conscientes, o no queremos serlo, de que muchísimas veces el contenido del mensaje (el qué) puede perder toda su fuerza cuando la forma en la que se está emitiendo (el cómo) no es la más adecuada. El cómo se esté expresando un mensaje, por lo tanto, va a determinar que encontremos o no la respuesta o feedback esperada por parte de nuestro interlocutor.

La respuesta del niño que acaba de hacer algo malo dependerá del cómo el adulto le lance su mensaje. El efecto pedagógico no será el mismo si el mensaje se le dice, por ejemplo, con un elevado tono de voz que si se le explica de una forma más sosegada.

La buena noticia de que te han ascendido en la empresa no tendrá el mismo encanto si la comunicas enviando un sms en cadena que diga algo así como “Me han hecho jefe” a todos tus amigos, que dándole cierto misterio mientras les has invitado a una barbacoa el próximo sábado. En esta segunda alternativa tienes muchas más posibilidades de que la respuesta tenga más emotividad.

Podríamos poner muchos más ejemplos para entender que la manera en la que decimos las cosas puede causar un efecto u otro en la persona o personas con las que pretendemos comunicarnos.

Y recuerda: “Un buen mensaje llega a la cabeza, al corazón y al cuerpo porque genera información, emoción y acción”.

Os regalo este magnífico video en el que se evidencia el efecto que causamos cuando decimos lo mismo utilizando otras palabras.


miércoles, 23 de enero de 2013

Bienvenid@ al tren de la felicidad. ¡Buen viaje!


Ya hablé anteriormente del concepto de la “felicidad” y argumenté el porqué no existe una definición completa por más que la busquemos. La felicidad sólo la puedes definir tú, porque sólo tú sabes cuándo te llega esa sensación a la que atribuyes que te sientes feliz.

La felicidad nace primero en tu interior y es después cuando exteriorizas ese sentimiento diciendo que algo o alguien te hace feliz. Porque la felicidad no depende de lo que deseas, sino de la actitud con la que lo vives. Es por eso que lo que para algunos crea felicidad, para otros, en cambio, es una experiencia más a la que no definirían como propulsora de felicidad.

Nadie te puede dar la pócima de la felicidad, porque sólo tú conoces los ingredientes exactos para hacer esa pócima. No busques la felicidad en el exterior porque no existe, no la esperes porque nunca llegará por sí sola, no preguntes el cómo conseguirla porque las respuestas no te servirán…

No esperes ese tren de la felicidad,… porque nunca va a llegar. ¿Y sabes por qué?. Porque tú ya eres pasajero de ese tren. Sólo tienes que saber encontrar y valorar los motivos que a ti te van a hacer sentir en plenitud y feliz.

Valora esos pequeños detalles que están ocurriendo en el presente, vívelos como si fueran únicos en tu vida, disfrútalos sacándoles todo el jugo de positivismo que necesites y deja de pensar en el pasado, en el futuro y en el condicional. Céntrate sólo en lo que realmente importa, que es el "aquí y ahora" y deja de esperar. 


Si realmente consigues hacer esto cada día, cuando hayan pasado los años, te vas a dar cuenta que en su día te subiste en el tren correcto: el tren de tu felicidad.


La felicidad no llega cuando conseguimos lo que deseamos, sino cuando sabemos disfrutar de lo que tenemos. No soñando con el mañana, sino viviendo el hoy”.

Atesora cada momento de tu vida y recuerda que el tiempo no espera por nadie. Trabaja como si no necesitaras dinero, ama como si nunca te hubiesen herido y baila como si nadie te estuviese viendo”.

No hay mejor momento para la felicidad que justamente éste. Si no es ahora ¿cuándo?


viernes, 18 de enero de 2013

Las TIC y las emociones


Internet y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) forman ya parte de nuestra cultura y de nuestro día a día tanto en lo personal como en lo profesional.

La tecnología sigue avanzando a pasos de gigante, pero no debemos olvidarnos quién está detrás de cada ordenador, de cada teléfono móvil, de cada videojuego… ahí estamos nosotros, las personas, aquellos que no incorporamos chips ni circuitos eléctricos, pero sí algo mucho más potente: emociones.


Y esto es lo que pretendo entrelazar en este post, las TIC y las emociones. Sí o sí nos hemos tenido que sumergir en el mundo de la tecnología, algunos más y otros en menor medida, pero no hemos podido escoger otro camino que el que actualmente nos envuelve. Un camino que nos permite enseñar, aprender, comunicar, participar, colaborar… sentir. Pero que como ocurre con todo, también tiene sus contras que debemos tener muy presentes si queremos encontrar el equilibrio necesario para que las TIC se relacionen con el calificativo de herramientas positivas.


Aunque ahora la tecnología sin duda nos hace avanzar de una forma mucho más veloz y enriquecedora que en tiempos pasados, existen como decía unos aspectos que pueden llegar a ser contraproducentes si no se gestionan adecuadamente. La adicción, la frustración, el aislamiento, la irritabilidad, la violencia… pueden aparecer y llegar a destrozar la vida de aquella persona que comenzó una andanza tecnológica que se le escapó de las manos.

No podemos obviar que los seres humanos somos más emotivos que racionales y es precisamente por esto que deberíamos recibir una educación, información y formación en inteligencia emocional antes incluso que la estrictamente tecnológica.

Las TIC están en todos los ámbitos vitales y, sin duda, para muchas personas se ha convertido en un medio de socialización. A través de la red se discute, se ama, se comunica, se conoce a personas, se juega, se aprende, se enseña, se ríe, se empatiza… y todo ello requiere de un equilibrio emocional y de unos valores que los agentes educativos (padres, profesores y tutores) deben transmitir a los niños y jóvenes desde un principio, con el fin de asegurar que las TIC van a suponer un avance positivo en el desarrollo intelectual, práctico, ético y emocional de estas personas.

Quisiera terminar este escrito con esta frase del filósofo Henri-Fréderic Amiel:

“El hombre se eleva por la inteligencia, pero no es hombre más que por el corazón”.


lunes, 14 de enero de 2013

El "branding" que te diferencia


Empiezo con una de las mejores definiciones que para mí se le puede dar al término “Marca Personal” (Personal Branding): es el sabor de boca, la huella, la imagen, la impresión que dejas en los demás como consecuencia de algún aspecto positivo o negativo que te hace distinto al resto de personas.

Igual que cuando hablamos de la marca de un producto, las personas, las ciudades, las organizaciones y los grupos también pueden tener un “branding” o marca que les caracterice.

Cuando el consumidor se decide por un producto (A) frente a otro de las mismas características (B), y esa decisión se basa exclusivamente en la marca, es porque ha habido alguna característica que considera distintiva de ese producto, que le hace optar por la elección final de compra. También puede ocurrir que el producto de la marca contraria (B) tenga una característica que para el cliente es negativa y por ello decide comprar la marca en cuestión (A).

Si esto mismo lo extrapolamos a las personas podemos entender mejor el porqué de la popularidad de algunas personalidades frente a la de otras.

Para crear tu propia marca personal, antes que otros lo hagan por ti, debes:
  1. Identificar cuál o cuáles son aquellos puntos fuertes que te pueden servir como distintivos de marca. Estos rasgos pueden ser de personalidad, de imagen, de habilidades o aptitudes, etc.
  2. Potenciarlos con ese matiz especial que le darán un toque diferenciador a tu persona con respecto a otras que también puedan estar teniendo esos mismos puntos fuertes.
  3. Utilizar todas las técnicas de marketing personal que creas necesarias (las redes sociales son la herramienta más potente hoy en día).
  4. Trabajar siempre en la línea de la transparencia y de la coherencia entre lo que quieres vender y lo que realmente haces.

La construcción de una buena marca personal te llevará por un camino más fácil a la consecución de los objetivos que te hayas marcado. Para que veas si es importante la marca personal reflexionemos a continuación sobre algunas cuestiones que relacionan directamente la marca personal con la marca política, por poner un ejemplo:
  • ¿Fue más potente la marca política del PSOE en los años 80-90 o realmente fue más potente la marca personal de Felipe González? ¿Votaba la gente al PSOE o votaban a Felipe?
  • ¿Fue elegido presidente del Gobierno Mariano Rajoy por su carisma y marca personal o fue como consecuencia de la mala gestión global del PSOE ante la crisis?
  • ¿Cómo logró Barak Obama, liberal y progresista, triunfar en una sociedad americana siendo ésta en su mayoría conservadora?
  • ¿Sigue Barak Obama utilizando su slogan “Yes, we can” o ha visto necesaria una reinvención con tal de conservar su marca?

Queda por tanto clara la estrecha relación entre la marca personal con la marca política, del mismo modo que podríamos justificar dicha relación con las marcas de otros colectivos.

A veces descuidamos que ante la marca política, la marca de una ciudad o país, la marca de un producto o la de una empresa, existen personas y éstas van a comunicar mejor los valores porque son seres humanos. Y recuerda, ¿qué somos los seres humanos?: somos emociones.


domingo, 6 de enero de 2013

Todo esfuerzo tiene su recompensa

El fracaso en los múltiples intentos de alcanzar nuestros objetivos y la consecuente frustración, pueden llevarnos a tirar la toalla y desistir por la lucha que en su día emprendimos con ilusión y optimismo.

Me dirijo hoy a todas aquellas personas que a pesar de la gran suerte de estar en activo, teniendo en cuenta los tiempos que corren, sentís desmotivación porque no veis cumplidas vuestras expectativas y os sentís estancados. Pero muy especialmente me dirijo a todas aquellas personas que, desgraciadamente, estáis buscando empleo.

A los unos y a los otros sólo os debo decir una cosa y es que nunca abandonéis si tenéis muy claro que vosotros merecéis llegar hasta la meta propuesta. Y estoy seguro de que la gran mayoría estáis convencidos de ese esperado mérito, que por ahora no acaba de llegar.

Aunque se vayan cerrando muchas puertas a lo largo de un camino de ardua búsqueda y empeño, nosotros sólo queremos encontrar una puerta abierta y os aseguro que esa puerta existe. Pero ¿cómo encontrarla?

No existe una fórmula mágica para ello, como para casi nada en esta vida, pero sí que existen muchas herramientas, algunas de las cuales ya conocemos y sin embargo no les estamos prestando la atención debida, pudiendo ser la llave maestra que abra esa puerta por la que queremos entrar.

¿Qué me decís si probamos con ser más creativos e innovadores? ¿Qué os parece si el currículum lo enviamos en otro formato que ya no sea el papel? ¿Y si apostamos por encontrar nuestro punto diferencial y lo potenciamos con tal de crear una marca personal? ¿Qué tal escribir un blog? ¿Y adentrarnos en las redes sociales como Linkedin, Twitter, Gmail+… y darnos a conocer?

En definitiva, como veis todas o casi todas estas opciones las tenemos al alcance de nuestras manos. La tecnología es hoy una gran aliada para ayudarnos a encontrar lo que uno busca ya no sólo en su barrio o ciudad, sino llegando en cuestión de segundos a cualquier persona y a cualquier rincón del mundo.

Ahora mirad este video. Algún día ellos también se sintieron frustrados y, sin embargo, siguieron luchando, llegando a lograr mucho más de lo que imaginaban encontrar cuando iniciaron sus caminos.

Fuerza, ánimo y voluntad... con ellas siempre llegarás lejos.