Con esto de haber tenido que
cambiar nuestros hábitos en prácticamente todas las situaciones que formaban
parte de nuestra cotidianidad antes de la pandemia del Covid19, en lo que
respecta al ámbito laboral, y más concretamente al teletrabajo, hemos tenido que
reconvertir nuestras conductas adaptándolas a las nuevas situaciones e
intentando no perder la esencia de nuestros puestos de trabajo.
Quizás me explico mejor poniendo algunos ejemplos. El
confinamiento llevó a la mayoría de comercios al cierre total de su actividad
cara al cliente, que estaba acostumbrado dentro de unos horarios a encontrar
accesible el establecimiento donde comprarse ropa, artesanía, donde hacerse una
sesión de belleza, etc... También, el confinamiento, limitó el disfrute de
ciertas actividades de ocio como ir al gimnasio o al cine y, por supuesto,
limitó la facilidad de acceso que en las empresas podían tener los empleados
entre sí, con la jefatura y con ciertos departamentos y despachos a los que
poder entrar cuando hubiese una necesidad puntual de consulta, asesoramiento,
petición, etc. ¿Cómo hemos tenido que reajustarnos para que estos servicios no
hayan echado realmente su cierre al 100% en la actividad y sólo haya quedado
durante varias semanas y meses cerrada la actividad presencial?
La temática sobre la que vamos a reflexionar durante este mes va a
ser la accesibilidad, entendida como tener acceso fácil y rápido a lo que venía
siendo habitual en un comercio, un centro de ocio o el despacho del gerente en
la oficina, por seguir con los ejemplos. Esa accesibilidad de manera presencial
se ha visto bloqueada, pero las empresas han tenido que reinventarse para que,
aunque fuese de manera virtual, siguiese existiendo.
Antes de analizar esta temática os quiero hablar del animal que
utilizaré durante este mes para encuadrar la accesibilidad: el Perro, animal
del que también podríamos hablar en otras temáticas como la amistad, la bondad,
la inteligencia, pero que también nos va a servir para entender mejor la
accesibilidad.
El perro, animal doméstico por excelencia, es un animal carnívoro
del que en 2001 se estimó que en el mundo existían más de 400 millones. Se
caracteriza por tener un oído y un olfato muy desarrollados muy por encima de
los del ser humano. Son apreciados por su inteligencia, su sociabilidad con el
entorno y su fácil adaptación a las normas en las que se desarrolla su
crecimiento, siendo por ello considerado el amigo más fiel del hombre. Existen
unas 400 razas, aunque existen muchísimos perros mestizos que hacen difícil
determinar cuántas especies podríamos encontrar. El uso que el ser humano hace de estos animales también es muy variopinto: animales de compañía, de caza, de
guía, de búsqueda y rescate, ganaderos... La longevidad media de los perros
está entre los 13 y 20 años, dependiendo especialmente de la raza a la que
pertenecen.
Una de las características indiscutibles de los perros es su
fidelidad al hombre. La fidelidad entendida como la mejor compañía y amistad,
pues, a diferencia de otros animales y seres humanos, siempre se les tiene
disponibles para salir a pasear, jugar, brindarnos compañía, hacer deporte, incluso para
hablar. Por ello, me sirve como animal perfecto para referirme al tema de la
accesibilidad, que en ocasiones no logramos encontrar en otras personas con
tanta facilidad, sinceridad, seguridad e inmediatez como sí ocurre con el perro, a pesar
de que en ese momento para nosotros sea algo muy importante y urgente.
Como he introducido antes, los negocios y las personas nos hemos
reinventado durante esta nueva situación para no perder la marcha en la carrera
que veníamos lidiando antes de la pandemia. Los comercios han acelerado el
e-commerce, los gimnasios las clases dirigidas por las redes sociales, el cine
el uso de plataformas de entretenimiento virtual, las escuelas las tutorías por
videoconferencia, los organismos públicos las gestiones online, los médicos sus
consultas médicas a través de la web y muchos otros empleados de Pymes que han
recurrido al teletrabajo para continuar con las gestiones que habitualmente realizaban de manera
presencial en las oficinas. En definitiva, hemos querido no perder esa
accesibilidad a nuestros clientes, pacientes, ciudadanos y, en el mundo
organizacional, también a nuestros propios compañeros de trabajo, porque la
comunicación es la base del buen funcionamiento de cualquier entidad y porque
un bloqueo en la accesibilidad nos llevaría a una situación de desventaja
respecto a nuestra competencia en nuestro sector, además de la frustración de
para quienes damos servicio (ya sean clientes externos como internos).
Las empresas vuelven a ser resilientes en una nueva crisis para
mantener su posición, para no dejarse pisar por la competencia y por todas
aquellas organizaciones que ya tenían habilitados estos servicios online
paralelamente a los offline. Nos encontramos de nuevo ante un panorama en el
que si no te sabes adaptar, si no eres capaz de encontrar soluciones y
alternativas y si no eres suficientemente ágil para mantener tu esencia, la ley
de Darwin acaba pasando factura.
El perro estará ahí accesible para su dueño en todo lo que éste
necesite. La empresa debe estarlo del mismo modo para todo lo que el cliente
requiera, repito ya sea este cliente externo (el que nos compra) como interno
(el empleado que vende y representa nuestra marca).
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