Si extrapolamos la idea general de lo que a
continuación escribiré y le sustituimos la etiqueta “trabajador–empresa” por
la de “marido/mujer–relación”; “amigo/a–amistad”; “padre/madre–familia”… podremos
llegar a la misma conclusión: la comunicación es necesaria en cualquier contexto
de nuestras vidas porque sin ella no tiene sentido hablar de relaciones, de
hecho, no existirían.
Nosotros, los empleados, necesitamos poder
responder a los mensajes que la empresa nos lanza, pero a la vez necesitamos
convertirnos en emisores de esos mensajes que, a su vez, deberán ser
respondidos por parte de la organización. Esto es comunicación, mediante la cual creamos un vínculo que
va a permitir mejorar el clima, el compromiso, la motivación, la implicación,
el sentido de pertenencia… y, en definitiva, el que todos vayamos hacia un
mismo lugar aunando fuerzas y persiguiendo un mismo objetivo.
Me refiero al vínculo entendido como la
alineación entre los intereses de la empresa y los de los trabajadores. Pero
también me gusta la palabra sinergia, entendiéndola como la suma de fuerzas
individuales que se multiplican a medida que el grupo crece. ¡Aquí ya no vale
decir que 1+1 son 2!.
Buscando un símil en el mundo cinematográfico, se
me viene a la cabeza la película Avatar. ¿Recordáis la larga trenza que
caracteriza a los Na’vi del planeta Pandora?. Esta trenza es un sistema de
conexión física que permite a dos seres establecer el “vínculo” (Shahaylu como ellos le llaman en su
lengua Na’vi). El enlace o vínculo que se genera al juntar los filamentos es
tan profundo que la unión resultante hace que sus sentidos se compartan y
confundan, creando una armonía perfecta, aunando las fuerzas de cada ser y
luchando ambos hacia un mismo objetivo.
¿Os imagináis que pudiéramos conectar nuestros
intereses a los de la empresa con tanta intensidad?. Distanciándonos de la
ciencia ficción donde los seres vivos de Pandora tienen sus trenzas, antenas y raíces,
aquí en la Tierra
nosotros, los seres humanos, tenemos un potente armazón llamado comunicación,
a través de la cual podemos establecer el vínculo entre nuestra organización y
nuestros propios intereses como empleados de la misma. Si la conexión ha sido
acertada, como en toda simbiosis, los beneficios serán mutuos.
La comunicación es la herramienta más potente
que jamás ha tenido el ser humano. Sólo mediante ella, y a través de su buen
uso, seremos capaces de establecer los vínculos necesarios que como empleados
nos permitirán ser felices con lo que hacemos, estar motivados, sentirnos parte
del grupo y, en definitiva, sentirnos realizados. Por su parte, la empresa, será
más fuerte y tendrá un camino mucho más nítido por el que seguir con el fin de alcanzar
los objetivos para los que fue creada ya que sus recursos humanos se sentirán
integrados en ella como si de unos ‘avatares’ en Pandora se tratara.
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