Permíteme escribir
brevemente dos historias:
Estoy en la cama,
suena el despertador, son las 7 de la mañana. Me levanto, me lavo la cara, me
miro al espejo, sonrío y me siento feliz. Noto fluir energía en mi interior y
me dispongo a utilizarla a lo largo de mi jornada. Voy a la cocina, saco la
leche de la nevera y pongo unas rebanadas de pan a tostar. Mientras se preparan
voy a vestirme, ¡¡vaya!! me olvidé de coser el botón a la camisa. Cojo el costurero, saco la aguja y el hilo… huele a quemado, ¡las tostadas!... voy
corriendo a apartarlas del fuego, ¡están negras!, me giro con prisas y derramo
el vaso de leche que había preparado. Bufff!!! No tengo tiempo, después lo
recojo todo, hoy no desayuno. Necesito coser el botón de la camisa. Salgo
corriendo de casa, bajo a la calle y está lloviendo… subo de nuevo a por el
paraguas. Voy corriendo por la calle; me he retrasado bastante, ¡¡llegaré tarde!!
Pasa por mi lado una moto, me salpica al pisar un charco y me empapa los
zapatos. ¿Qué más me puede pasar hoy?. Por fin, llego al trabajo y veo a mi
jefe con cara de pocos amigos. Me recuerda que llego tarde, que ha tenido que
atender a dos clientes y que ahora no tiene tiempo de escuchar explicaciones,
pero que me las pedirá a lo largo de la mañana.
Estoy en la cama,
suena el despertador, son las 7 de la mañana. Me levanto, me lavo la cara, me
miro al espejo, sonrío y me siento feliz. Noto fluir energía en mi interior y
me dispongo a utilizarla a lo largo de mi jornada. Voy a la cocina, saco la leche
de la nevera y pongo unas rebanadas de pan a tostar. Mientras se preparan voy a
vestirme, hoy me apetece la camisa naranja, necesito darle un poco de color al
día lluvioso. Voy a la cocina, bebo la leche y como las tostadas. Cojo el
paraguas, salgo de casa y voy tranquilamente caminando hasta llegar al trabajo.
Me encuentro a mi jefe subiendo en el ascensor, dice que le gusta mi camisa y
me invita a tomar un café mientras hablamos de los asuntos pendientes a tratar
durante el día.
Ambas situaciones son
muy diferentes. En la primera historia todo lo exterior, que sale fuera de mi
control, me es negativo, no me ayuda a mantener la felicidad con la que me he
levantado. En la segunda, en cambio, todo confabula para mantener y potenciar
mi estado anímico.
Hasta ahí estamos de
acuerdo, el segundo caso es el que todos queremos. Es el que va a permitir que
hoy sea una persona feliz, que haga bien mi trabajo y que además salga, si
cabe, más feliz del mismo tras haber obtenido buenos resultados. Pero, ¿esto
quiere decir que en el primer caso el hecho de que todo me haya ido en contra
tenga que influir necesariamente en mi estado anímico, que a su vez hará que mi
trabajo no sea todo lo satisfactorio que pudiera ser y, en definitiva, salga
disgustado al finalizar mi jornada?.
Pues mi respuesta es un
NO!!. Estoy de acuerdo en que el primer caso me dificulta mantener mi felicidad
matutina y en el segundo todo es mucho más fácil. Lo externo está claro que no
lo puedo controlar, a veces será favorecedor y otras veces todo lo contrario,
pero de lo interno soy el único que tiene el poder, el único que puedo dejarme
o no influir por lo que en mi alrededor esté ocurriendo. Sólo yo conozco mi
fuerza interna, sólo yo sé quién soy, conozco mis límites y mis fortalezas y
sólo yo sé cómo manejar los mandos para que mi felicidad interna no varíe y no
me haga infravalorarme por muy negativos que estén siendo los inputs que reciba
del exterior.
Si hoy me he levantado
sintiéndome un león sé que al menos me iré a dormir como un león, pero es más,
voy a intentar irme a dormir sintiéndome el león más bello del mundo.
Estoy muy de acuerdo con este post. A menudo dejamos que las circunstancias externas y totalmente circunstanciales nos afecten de tal manera que arruinen nuestra percepción de nosotros mismos y conviertan un gran día en un ruinoso momento.
ResponderEliminarHay que mantener siempre la confianza en nosotros mismos y ser positivos y optimistas, mirar al futuro por encima del hombro....
C
Exacto Crispe, es muy importante tener el autocontrol de no dejarse "contaminar" por factores externos, para que sea nuestra propia fuerza interior la que nos empuje a estar contentos con quienes somos y con lo que hacemos.
EliminarGracias por el comentario y un saludo!