¿Y qué ocurre cuando se trata de motivar a los otros? ¿Es tan fácil como parece?
Deberíamos
conocer la casuística de cada una de las personas que dicen estos
comentarios, así como la forma en que su empresa motiva a los empleados. Pero
de manera general podemos distinguir entre aquellas empresas en las que la
política es la de “café para todos” y aquellas en las que el café es para
quienes quieran café, la infusión para los que quieran infusión y el refresco
para los que quieran refresco.
En las primeras,
la forma de motivar a los empleados es completamente errónea a la vez que
contraproducente, pudiendo en muchos casos ser desmotivadora, a pesar de haber
habido aparentemente una buena intención. Es un error pensar que todos van a
estar más motivados aplicándoles por igual los mismos cambios: aumento de
sueldo, horarios intensivos, descuentos exclusivos para personal, cursos de
formación…
En las segundas,
en cambio, las personas son valoradas de manera individual. Existe un interés
por conocer cuáles son los motivos individuales por los que cada persona valora
más su puesto de trabajo, con el fin de saber cuáles son los motivos a los que
tendrá que prestarse más atención si se quiere mejorar la motivación del
empleado en cuestión.
Estos motivos en
los que los demás pueden incidirnos son los llamados motivos extrínsecos,
como por ejemplo el salario, el reconocimiento del trabajo bien efectuado, los
ascensos, las oportunidades de desarrollo… Los motivos en los que sólo tú
puedes incidir, y que en realidad son los más importantes, son los llamados motivos
intrínsecos, que te llevan a una sensación de éxito y placer tras la
satisfacción de haber realizado algo que te gusta.
Es por tanto
obvio que la motivación nace primero del interior de uno mismo y, a partir de
ahí, serán los demás (en este caso la empresa) quienes podrán colaborar en que
esta motivación sea mejor si por su parte realizan la gestión correcta de
comenzar identificando cuáles son los motivos que te mueven (valga la
redundancia) a levantarte cada día para ir a trabajar.
Finalizo con una
reflexión de la que no espero respuestas, sólo que la pienses para ti:
Laboralmente
hablando, ¿te sentirías feliz siendo por ejemplo directivo en una empresa y
trabajando en algo que realmente no te gusta?
No hay comentarios:
Publicar un comentario