Con bastante frecuencia los trabajadores se quejan de la falta de comunicación en sus empresas. Uno de los axiomas de la comunicación es el de la imposibilidad de no comunicar, pues todo comportamiento es una forma de comunicación y, al no existir el "no comportamiento", tampoco puede existir la "no comunicación". Incluso el silencio es un comportamiento y por tanto el silencio también es comunicación.
Cuando los empleados están negando la comunicación interna en el entorno en el que trabajan, en realidad se están refiriendo a otros aspectos de la comunicación: falta de transparencia, de coherencia, de claridad, de empatía, etc. en los mensajes que descienden de sus mandos y directivos o, en muchas ocasiones, también en los propios mensajes del departamento o equipo del que forman parte.
Cuando los empleados están negando la comunicación interna en el entorno en el que trabajan, en realidad se están refiriendo a otros aspectos de la comunicación: falta de transparencia, de coherencia, de claridad, de empatía, etc. en los mensajes que descienden de sus mandos y directivos o, en muchas ocasiones, también en los propios mensajes del departamento o equipo del que forman parte.
Lo que es evidente es que la comunicación la hacemos todos y, por ende, no cabe duda que comunicar es responsabilidad de todos los que pertenecemos a la empresa. Sí es cierto que en empresas de mentalidad cerrada, en las que la jerarquización y el poder siguen siendo predominantes, la comunicación deja de ser fluida por mucho que sus empleados quieran darle vitalidad y mejorar aquellos aspectos que la hacen pobre y deficiente.
Sigue estando muy presente una gran falacia: la de pensar que la información debe estar exclusivamente en manos de quien tiene el poder. Esto no hace más que crear un efecto viral negativo en el que el rumor recorre a sus anchas por despachos, por pasillos y ahora también por las redes sociales. Que la empresa sea más abierta, más transparente y más tolerante a la participación de sus empleados en las decisiones que lleve a cabo, no significa que pierda poder, sino que lo redistribuye de tal manera que mediante esa participación directa se fomenta la credibilidad de los empleados y se mejora el clima laboral.
Cualquier empresa quiere lograr credibilidad externa, pero esto no será posible si los que dentro trabajan no creen en lo que hacen y en el para qué lo hacen. Ser coherentes y congruentes entre lo que se muestra fuera y lo que se vive dentro es la clave para que los empleados sientan compromiso y orgullo de pertenencia a la compañía.
Sigue estando muy presente una gran falacia: la de pensar que la información debe estar exclusivamente en manos de quien tiene el poder. Esto no hace más que crear un efecto viral negativo en el que el rumor recorre a sus anchas por despachos, por pasillos y ahora también por las redes sociales. Que la empresa sea más abierta, más transparente y más tolerante a la participación de sus empleados en las decisiones que lleve a cabo, no significa que pierda poder, sino que lo redistribuye de tal manera que mediante esa participación directa se fomenta la credibilidad de los empleados y se mejora el clima laboral.
Cualquier empresa quiere lograr credibilidad externa, pero esto no será posible si los que dentro trabajan no creen en lo que hacen y en el para qué lo hacen. Ser coherentes y congruentes entre lo que se muestra fuera y lo que se vive dentro es la clave para que los empleados sientan compromiso y orgullo de pertenencia a la compañía.
Los frecuentes expedientes
de regulación, las reducciones de jornada, la supresión de algunos beneficios
sociales, la congelación salarial y los cambios de horarios que empapan
nuestros informativos son probablemente necesarios en la actual coyuntura
económica en la que nos encontramos, pero la manera de comunicarlos, disfrazarlos o esconderlos e intentar pasarlos por alto hacen que el llegar a
entenderlos y asimilarlos por parte de todos los afectados pueda variar bastante.
Como empresario algo que no debes nunca olvidar es que, sobre todo en empresas medianas y grandes, el querer controlarlo todo es imposible. Lo hagas de un modo, lo hagas de otro, nunca va a ser a gusto de todos y, por tanto, siempre vas a tener defensores del sistema y también detractores. Pero a pesar de esta realidad la
Dirección debería trabajar en un plan de comunicación de manera proactiva ante una
próxima reforma que fuera a llevarse a cabo. La comunicación debería ser rápida,
porque en el momento que apareciese el rumor y la empresa aún no hubiera informado, la
sensación del empleado sería la de un intento por parte de la empresa de querer
esconderle algo.
La participación, la transparencia, la
coherencia y la congruencia entre lo que se dice y lo que se hace así como la
alineación entre la comunicación externa y la interna son las que permitirán
asegurar el compromiso y la vinculación del empleado con la compañía, fortaleciendo
al que está dentro por sentirse valorado y tenido en cuenta, y
fortaleciendo la reputación de la empresa hacia el exterior, de quienes no
olvidemos que los primeros voceros de lo bueno y de lo malo son los propios
empleados.
Excelente articulo gracias por compartir!!
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Un saludo!
EliminarLa comunicación es fundamental para cualquier empresa. Si comunicas bien (algo que parece fácil pero no lo es) estarás transmitiendo a los demás lo que quieres y con ello ganarás en las relaciones con los demás. Eso dará una mayor transparencia y credibilidad a la empresa y a los empleados que también tendrán mejores argumentos para realizar su trabajo. La época de que la información es poder en referencia a los jefes ha cambiado pues éstos tienen que ser capaces de ser líderes y generar motivación y resultados con su actitud
ResponderEliminarExacto Miguel Ángel, la clave está en que el jefe debe acompañar a los colaboradores hacia el objetivo demostrando que él también sabe realizar la tarea que les encomienda y que dedica sus esfuerzos en ella. El jefe que utilizaba sólo los galones y el poder que le otorgaba la empresa para mandar ha pasado a la historia y, si continúa existiendo, es un claro gusano dentro de la manzana organizativa. Un saludo y gracias por tu comentario!!
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