Partiendo
de la base de que detrás de los rendimientos de las empresas, de las
tecnologías, del manufacturado e incluso de la imagen está el equipo humano,
nunca bajo ninguna circunstancia se debe olvidar que el cuidado de éste debe
ser la máxima prioridad.
Atender
las peticiones del personal, sobre todo escucharles y darles el feedback
(tangible o emocional) que pudieran estar solicitando, es necesario si queremos
tener un equipo motivado y orientado a la consecución de los objetivos
empresariales. Pero para que los empleados estemos orientados hacia unos
objetivos comunes y alineados con la estrategia empresarial, antes debemos
tener cubiertas ciertas necesidades (llamémosle también objetivos) personales.
Introduzco
aquí la famosa Pirámide de Maslow cuya idea básica es que, mientras no queden
cubiertas las necesidades de la escala inferior no pueden cubrirse las de la
escala inmediatamente superior. Como empleados y personas que somos necesitamos
tener cubiertas las necesidades fisiológicas (comer, dormir…) seguidas de unas
necesidades de seguridad (hogar, salud, empleo…) para ir prosperando hacia las
escalas superiores de la Pirámide. Entran en juego después las necesidades
sociales (amistad, inclusión grupal, aceptación, ser escuchado…) y las de estima
(atención, aprecio, reconocimiento, logros…), sin las que como empresa no
podríamos llegar a lo que se necesita para ser competente y competitiva: tener
empleados autorealizados, es decir, motivados, creativos, resolutivos y
proactivos.
Es
por tanto necesario tener muy presente que cada empleado puede estar en uno u
otro estadio de esta pirámide y que por lo tanto hay que atenderles
individualmente en función de la necesidad que cada uno
manifieste. Si como empleado estoy necesitando/solicitando formación, aumento
salarial, reconocimiento del trabajo bien efectuado, buen trato y respeto, la
empresa primero debe poner todos los esfuerzos para escucharme. Segundo, deberá
valorar mi petición y poner sus recursos disponibles para satisfacerla en la
medida de lo posible y si ésta es merecida. Y en tercer lugar, deberá comunicarme
la decisión tomada y argumentarla.
Estamos
en un momento en el que se ha abusado (siempre hablando en términos generales)
de los trabajadores, muchos de los cuales no han percibido avance en la
cobertura de sus necesidades. Cierto es que todos debemos dar gracias de tener
o mantener un empleo, pero en demasiadas ocasiones las medidas que se han
tomado han afectado a los colaboradores de base en la escala jerárquica dejando
intocables a los de escalas intermedias y superiores. En aquellas empresas
donde se ha llevado a cabo tal antigestión del talento la crisis económica
externa dará paso a una crisis de talentos interna, porque serán estos trabajadores
con alto potencial quienes verán nuevas oportunidades en el exterior y no se lo
pensarán dos veces ante una oportunidad de poder alcanzar sus objetivos
personales que en su empresa actual no fueron capaces de encontrar.
Las
empresas deben ser proactivas y no pensar sólo en el hoy, sino tener en cuenta
también el mañana. Pensando en ello se sabrá que los mejores empleados no se
suelen ir de una empresa por un mejor salario, sino que muchas veces lo hacen
en busca de un mejor ambiente laboral, de un plan de carrera o de un lugar en
el que simplemente se les escuche.
Reconocer
el trabajo bien hecho, escuchar y empatizar de igual manera que te
gustaría que lo hicieran contigo, respetar las opiniones de los demás,
alegrarte de los éxitos de los otros y felicitarles, comunicar y compartir el
conocimiento, sonreír y ser cordial, no son habilidades que deban plantearse como
convenientes sino como necesarias. Todos queremos ganar y, afortunadamente en la
vida, un gano yo – ganas tú (win-win) siempre es posible.
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