En
uno de mis últimos posts “La escucha activa: clave para una comunicación efectiva” hice mención al rumor, del
que decía se origina como consecuencia de la mala comunicación, la
interpretación subjetiva y, en ocasiones, la invención.
Aunque
así ocurre en cualquier contexto, en el empresarial el rumor surge como
consecuencia de la incertidumbre creada entre los empleados, cuando estos no
tienen suficiente información de lo que está ocurriendo y tratan de encontrar
una respuesta para montar el rompecabezas que necesitan entender.
El
principal riesgo de pretender interpretar la realidad que a uno le rodea es que
voluntaria o involutariamente tratamos de atar cabos o de inventar las posibles
uniones entre ellos con el fin de dar sentido a dicha realidad. El resultado no
es más que la propagación y creencia cada vez más firme de un rumor que nadie
va a verificar ni comprobar que sea o no cierto. ¿Por qué iba a hacerlo si es
lo único que le ayuda a dar sentido a algo que antes no tenía?
Si
nos fuéramos a investigar la causa inicial de cualquier rumor en la empresa
observaríamos que éste aparece en aquel lugar donde la comunicación formal no
está siendo bien gestionada, clara ni trasparente. La ansiedad y el miedo que
generan ciertas situaciones, en las que además la información no ayuda, son
motivos suficientes para que no tarde mucho en aparecer un rumor.
El
mundo del rumor no es sencillo de entender. Como en todo, la casuística puede
ser variopinta. En ocasiones, el rumor es un fabuloso canal en el que plasmar
los sentimientos personales del creador o difusor del chisme sin que nadie
tenga que percatarse o entender la existencia de tales sentimientos. El
empleado que siente insatisfacción por algún aspecto de la empresa, compañero o
jefe puede incluir fácilmente esos sentimientos en el rumor que se haya
generado, siempre y cuando encuentre un nexo entre el objeto/sujeto de su
inconformismo y el motivo que originó el rumor.
Personalmente
creo que el rumor existe siempre en cualquier organización, pero está en nuestras
manos, como gestores de comunicación y personas, el que los rumores sean
casuales y esporádicos o por el contrario inunden nuestros pasillos y
despachos.
Hay
que ser conscientes de que el rumor impacta e influye en la organización y en
el equipo humano generando desmotivación, mal clima y pérdida de confianza y, aún peor, siendo
fácilmente capaz de llegar al cliente externo e hiriendo la reputación de la
empresa.
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