Cuando alguien me cuestiona que para qué tener una marca personal mi respuesta siempre es la misma: “tú ya tienes una marca”. Y es que, como ya he mencionado en otros artículos, la marca personal entendida como la huella que dejamos en los demás cuando no estamos presentes la tenemos per se a nuestra existencia. Desde que nacemos o me atrevería a decir que desde el momento en que se sabe que vamos a nacer (porque a una madre estoy seguro que su futuro hijo/a ya le deja una huella) todos tenemos una marca diferencial que, a partir de ese momento, dependerá de nosotros el trabajarla o dejarla en manos de los demás.
Porque
es ahí donde está la clave de la cuestión, el trabajo que decidamos, o no, hacer
con la marca que tenemos. Todo lo que nos rodea influye sin duda en nuestra
marca personal: la familia, el contexto sociocultural, el económico, la época
en la que vivimos… del mismo modo que influye lo que es inherente a uno mismo
como persona: los rasgos de personalidad, la fisonomía, el estilo en la
vestimenta… pero lo que sobre todo va a determinar que nuestra marca sea más o
menos potente será el trabajo que de ella decidamos hacer.
Y
trabajar una marca personal no significa estar en las redes sociales. Éstas son
un medio por donde potenciar nuestro branding, pero no hay que caer en el error
de pensar que por estar en el mundo 2.0 ya tenemos trabajada nuestra marca
personal. Como su propio nombre indica, la marca personal está asociada a las
personas y no a las tecnologías.
La
tecnología y las redes sociales son medios que nos ayudan a trabajar y a dar a conocer de una forma rápida quiénes
somos. Gracias a Internet podemos llegar en cuestión de segundos a millones de
personas que se encuentran a miles de kilómetros de distancia. Pero no debemos
olvidar una cosa, y es que la imagen que proyectamos en el mundo online (el
virtual) debe ir en consonancia directa con la que tenemos en nuestro mundo
offline (el físico). De la misma manera que un producto que se publicita por
televisión puede perder toda su fuerza una vez se consume y se comprueba que no
es tan fantástico como por la televisión lo contaban, una persona puede generar
muchas expectativas que pueden no ser cumplidas si se comprueba que lo que
“vendía” en las redes sociales era una farsa o una distorsión de lo que es en
realidad.
Es
por todo esto que en la elaboración de una marca personal se premiará cualquier
contenido que denote sencillez, humildad, cercanía y coherencia. Los contenidos
directos, fácilmente entendibles, que transmitan claramente lo que ofrecen y
que generen en los demás esas ganas de seguir conociendo más sobre esa persona,
asegurarán la permanencia de un rastro o huella positiva que abrirá nuevos
horizontes dirigidos a la consecución del objetivo u objetivos que le llevan a
trabajar su marca personal.
El articulo hace mención entonces que todos poseemos indudablemente una marca personal, la forma en la que nos visualizan las demás personas es, a mi parecer, esencial en el desarrollo que podamos tener tanto en el ámbito laboral como en el personal. Gran publicación.
ResponderEliminarSin lugar a dudas Santiago, al igual que ocurre entre un producto y sus consumidores, las personas también dejamos una impresión en los demás. Ésta será la que determine en definitiva nuestro éxito o no en la consecución de los objetivos que nos hayamos marcado. Muchas gracias!!
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