A lo largo de la vida son numerosas las fuentes de información y enseñanza con
las que nos topamos. Nuestros padres, los maestros, los amigos, los libros, el
cine y la televisión forman parte de esa red de inputs que nos permiten el
aprendizaje para avanzar en los diferentes aspectos a los que las personas
debemos hacer frente.
Pero,
¿quién nos ha enseñado a ser felices?, ¿quién nos ha explicado el camino a
seguir para alcanzar la felicidad?. A mi nadie y me atrevería a decir, con
muchas posibilidades de acertar al pleno, que tampoco a ninguno de vosotros.
Y
es que nadie tiene la solución a la fórmula de la felicidad. Nadie puede ser maestro en
felicidad porque ésta adquiere infinidad de definiciones y todas son válidas en
función del valor que cada persona le otorgue. Por ello, el único maestro que encontrarás serás tú mismo.
Un
niño puede ser feliz, un adulto también, un anciano, una persona con
discapacidad, la persona más rica, el más pobre, el que viaja, el que nunca ha
salido de su pueblo o ciudad… todos, absolutamente todos, podemos ser felices a nuestra
manera. Tan simple como entender esto para saber que nadie puede enseñar a otro a
cómo ser feliz.
Las
fuentes de información y enseñanza a las que me refería líneas más arriba
pueden, como mucho, darnos pautas y consejos que pueden ayudarnos a hacer más
claro el camino personal y único hacia la búsqueda de la propia felicidad.
Pero
en todo este entresijo de abstracción sí que existe una verdad concreta que
nunca deberíamos dejar de tener presente: la felicidad no debemos plantearla
como un fin, como un destino, sino que la felicidad debemos saber encontrarla,
vivirla y disfrutarla en cada momento que vivimos a diario. ¿Quién te
asegura que existe un destino físico o temporal en el que uno va a sentirse
feliz?. Pues como la respuesta todos la tenemos más que clara, no cabe duda de que
mientras no sepamos poner fecha y lugar a esa pregunta hay que saborear cada
instante como si fuera único y sacar la esencia de la felicidad que el mismo
contiene.
No
busques la felicidad en el futuro, aprende a encontrarla en cada momento
presente. El futuro es incierto y nunca sabemos por dónde nos va a llevar. Si
tiene que ser bueno, pues genial, y si tiene que ser menos bueno, pues al menos ya
habremos disfrutado cada momento del camino, y eso ya nadie nos lo podrá quitar.
La película "El guerrero pacífico" nos deja un buen mensaje para concluir este artículo: El viaje aporta la felicidad, no el destino.
La película "El guerrero pacífico" nos deja un buen mensaje para concluir este artículo: El viaje aporta la felicidad, no el destino.
Es cierto Álex que no se puede enseñar a ser féliz. Se puede ayudar a que la gente reflexione sobre lo que realmente ha de ser una prioridad en su vida, y como conseguirlo.
ResponderEliminarUn saludo.
Eso mismo, nadie puede enseñar a ser feliz, pero siempre es necesario que haya personas a tu lado y que te acompañen en tu camino hacia la búsqueda de tu propia felicidad. Un saludo y gracias por tu comentario Iván!
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