¿Quién
me ha robado el mes de abril? es el título de una de las canciones más
conocidas de Joaquín Sabina que lanzó a finales de los años 80 y que cobra todo
el sentido en este mes que acabamos de dejar atrás.
Abril ha sido un mes en el que ese ser microscópico llamado coronavirus, que empezó a
trastocar a medio mundo durante los meses de febrero y marzo, ha llegado a
conquistar prácticamente la totalidad del planeta, obligando a la humanidad a
romper con todo, a salir de su rutina en todos y cada unos de los ámbitos: el
personal, el familiar, el laboral… absolutamente todos. Por esto, durante el
mes de mayo, cuando la mayoría de países están ya iniciando la desescalada del desconfinamiento por tramos y franjas que permitirán caminar hacia la “nueva
normalidad” (como la han bautizado los gobiernos), quiero dedicar este espacio
a hablar sobre la zona de confort.
Pero,
una vez más antes de empezar a reflexionar sobre la temática, os quiero
presentar a un nuevo animal que nos demuestra que salir de la zona de confort
no siempre es negativo, incluso en ocasiones se convierte en algo necesario como
es su caso. Este mes vamos a hablar del Salmón.
El
salmón es un pez marino y de agua dulce que, además de ser uno de los peces más
cotizados por su valor alimenticio y sus huevas con las que se hace el
sucedáneo de caviar, forma parte del grupo de peces diádromos, es decir, peces
migratorios que viajan entre el agua dulce y el agua salada. De hecho, el
salmón nace en aguas dulces, viaja hasta aguas saladas y vuelve al lugar donde
nació para reproducirse. El salmón tiene cuerpo alargado, mandíbulas grandes y
color azul grisáceo. Su cola es alargada y flexible, lo que le permite alcanzar
velocidades de 50km/h y recorrer unos 20.000km en los océanos. En su etapa
inicial se le conoce como alevín y se alimenta básicamente de insectos terrestres y
acuáticos. En su etapa adulta, se alimenta de otros peces y suele alcanzar los 9kg, aunque dependiendo del hábitat en el que se encuentre podría llegar hasta los 45kg. Pero lo que más caracteriza al salmón frente a otros
peces es su proceso de reproducción durante los entre 3 y 8 años que suele durar su
ciclo de vida. Después de recorrer miles de km a lo largo de su vida hacia el
mar, vuelve a las aguas dulces del lugar donde nació, nadando en sentido ascendente de
los ríos y sorteando todo tipo de obstáculos. Una vez allí suele hacer una
serie de nidos, en cada uno de los cuales desovará entre 500 y 1000 huevos,
realizando unas 7 puestas en total, que tratará de incubar durante
aproximadamente dos meses hasta que llega el momento de su muerte.
La
vida del salmón es un claro ejemplo de entradas y salidas constantes de las zonas de confort
en las que habita. Una primera zona de aguas dulces donde nace, una segunda zona de aguas saladas donde crece y, de nuevo, una tercera zona de las aguas dulces donde empezó su vida. Todo ello le supone una serie de adaptaciones progresivas durante esos viajes, que tiene que poder asimilar y afrontar si desea llegar a cumplir sus objetivos de vida.
¿Qué entendemos por zona de confort?. Ésta la podemos definir como aquel espacio físico
y/o mental en el que no arriesgamos, donde nos sentimos cómodos, sin miedos ni
ansiedades, pero también en el que no crecemos.
Permanecer mucho tiempo en la zona de confort lleva a la apatía, a la desmotivación, al sinsentido y a la negación ante cualquier nueva idea o necesidad de asumir riesgos.
Permanecer mucho tiempo en la zona de confort lleva a la apatía, a la desmotivación, al sinsentido y a la negación ante cualquier nueva idea o necesidad de asumir riesgos.
Durante
estas últimas semanas se está dando un fenómeno un tanto curioso y es que, a
diferencia de lo que suele ser habitual, millones de personas nos hemos visto
sacadas a la fuerza de nuestra zona de confort sin que en ningún caso haya sido
por decisión propia. Aunque salir de la zona de confort puede estar motivado
por decisión propia o por decisión ajena, suele ocurrir de manera
individualizada o en determinados grupos o comunidades, pero no a gran escala
mundial como está ocurriendo.
Además,
se da otra curiosidad y es que, después de tantas semanas de confinamiento,
la mayoría de nosotros hemos creado una nueva zona de confort en nuestras casas, en
nuestros nuevos espacios limitados, en los que hemos construido nuestra
oficina de trabajo, la escuela de los niños, nuestros rincones de bricolaje y cocina e incluso
nuestros gimnasios. Nos sentimos incómodos al salir a los espacios públicos,
solitarios, con mil y una medidas de protección, con distanciamiento social impuesto,
vigilados más que nunca por los cuerpos de seguridad… y, en definitiva,
deseando volver a nuestras casas, donde ahora se halla nuestra nueva zona de
confort.
Pero además, sabiendo que en breve, con la desescalada del desconfinamiento, vamos a volver a recuperar poco a poco la zona de confort que nos arrebataron, siendo conscientes además de que ya no será como la conocíamos.
Pero además, sabiendo que en breve, con la desescalada del desconfinamiento, vamos a volver a recuperar poco a poco la zona de confort que nos arrebataron, siendo conscientes además de que ya no será como la conocíamos.
Para
afrontar todo este cóctel mental tenemos que estar haciendo una gestión
emocional extremadamente activa y constante y más si antes, en algún momento del pasado, no la habíamos empezado a trabajar, porque de lo contrario en un corto o
medio plazo podría acarrearnos serios problemas y miedos que trastocarían nuestro día a día.
Por todo
ello, remarco la importancia que tiene experimentar salidas de la zona de
confort durante nuestras vidas. Algunas razones son:
- Ayuda a prepararte para tiempos difíciles, principalmente para aquellos en los que abandonar la zona de confort no es decisión propia.
- Elaboras y pones en práctica nuevas herramientas y recursos.
- También te vuelves más creativo y productivo, porque te desenvuelves con nuevos estímulos, nuevos aprendizajes y en nuevos contextos en los que experimentas un alto deseo de realizar las cosas bien.
- Te permite ganar autoconfianza y crecimiento personal.
Debemos,
por lo tanto, sentirnos ahora partícipes de un ciclo de entradas y salidas
constantes de diferentes zonas de confort en las que nuestra visión va a tener
que ser lo más positiva, realista y transformadora posible. Donde debemos
entender que van a existir debilidades y amenazas (vulnerabilidad al contagio, amenaza de perder nuestro trabajo, nuestra comodidad…), pero también fortalezas y
oportunidades (nuevos escenarios, nuevos aprendizajes, fortalecimiento de
nuestra resiliencia e inteligencia emocional…). Debemos entender que de la
crisis sanitaria y económica en la que nos encontramos, cabe espacio para salir
fortalecidos y aprovechando nuevas oportunidades que se nos van a abrir y en
las que debemos tratar de convertir cualquier emoción negativa en algo
positivo: el miedo en valentía, la ira en creación, la tristeza en compañía…
Es
importante un buen manejo de nuestras emociones en un momento en el que estamos
saltando de agua dulce a agua salada para volver a un agua dulce que habrá
cambiado a como la conocíamos, al menos durante los primeros meses.
EL AUTÉNTICO AUTODESCUBRIMIENTO COMIENZA DONDE TERMINA TU ZONA DE CONFORT (Adam Braun) |
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