lunes, 8 de septiembre de 2014

Hablemos sobre la reinvención profesional...

… y la personal, porque al fin de cuentas pasar por un proceso de reinvención en el trabajo o en la vida privada no deja de ser un cambio en tu rutina del que nadie dijo fuera fácil.

Reinventarse es una palabra que lleva implícita varios aspectos. Por un lado un aspecto motivacional, porque induce a movimiento, es decir, se requiere de un esfuerzo y de un trabajo que nacerá de la propia persona y estará orientado a conseguir un fin. Por otro, un aspecto de optimismo, porque ese fin que se querrá alcanzar se supone será mejor que la situación actual que se tenga, pues de lo contrario evitaríamos tener que dedicar tiempo y esfuerzos en el proceso de cambio. El hecho de que el objetivo a alcanzar se vislumbre como mejor que el momento actual retroalimenta la motivación por alcanzarlo pronto, por lo que uno pondrá todo su empeño en hacerlo lo mejor posible. Si nos fijamos se trata de un círculo virtuoso en el que un factor motivacional convive y retroalimenta a un factor de positivismo que, a su vez, retroalimenta al primero.

Pero el concepto reinventarse también lleva implícitas algunas cuestiones: ¿para qué?, ¿por qué?, ¿cómo?, ¿cuándo?... Un análisis a fondo de estas cuestiones sería un estudio necesario que deberías realizar antes de poner en marcha el proceso de reinvención que te propongas.

En este artículo, sin embargo, voy a referirme a aspectos que subyacen a estas cuestiones. Más específicamente al hecho de si la reinvención es una imposición o una elección. A veces la vida te obliga a salir de tu zona de confort en situaciones como pueden ser la enfermedad propia o de un ser querido cercano, en cuyos casos puede aparecer una dependencia hasta el momento inexistente, una ruptura sentimental que puede obligarte a abandonar tu lugar de residencia, un despido laboral que te deja en el paro y en situación de precariedad, etc. Otras veces, en cambio, eres tú quien decides salir de tu zona de confort porque te sientes estancado y te urge un cambio de rutina en lo personal y/o profesional.

Sea impuesta o sea optativa es aconsejable que ante la reinvención que te propones llevar a cabo siempre analices las cuestiones a las que antes hacía referencia, marcándote unos objetivos a corto, medio y largo plazo y estableciendo un plan de acción (que necesariamente irás remodelando) para alcanzar las metas y submetas que te hayas marcado.

La capacidad de creación y la pérdida del miedo a experimentar y equivocarte son tus aliadas en esta nueva etapa. Tienes que ser consciente de que abandonar tu zona de confort no va a ser una tarea fácil y debes, por lo tanto, afrontarla con tu máximo nivel de energía, porque de lo contrario puedes acabar fastidiando el plan y haciendo que te arrepientas de haber decidido emprenderlo. Debes ser consciente también que para llegar a tus objetivos quizás tengas que desviarte temporalmente de los mismos y usar ese desvío como trampolín para saltar con más fuerza hacia el objetivo final. Por ejemplo, en el terreno laboral quizás tengas que ocuparte momentáneamente en lo que puedas y no en lo que quieras, pero no dejes de buscar lo que quieres aunque sea dedicándole un minuto al día; porque lo que está claro es que la inactividad sólo conduce a más inactividad.


Como dijo Jim Rohn, empresario estadounidense, autor y orador motivacional, “Si no te gusta donde estás ¡muévete!, no eres un árbol”. Cita que nos lleva a pensar que ante la necesidad (sea por imposición o por elección) de abandonar tu zona de confort debes conectar tus objetivos personales / profesionales con lo que estés haciendo ahora, dando forma a tus ideas y convirtiéndolas en proyectos concretos que tendrás que poner en marcha sólo cuando consideres estar preparado para ello.

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