Estamos en ABRIL, mes del Camello como animal que nos demuestra la importancia de la resiliencia en este Blog. Comparto con vosotros este artículo que me ha resultado interesante.
La crisis de la
covid-19 nos desafía a desarrollar nuevas destrezas y a buscar otras
oportunidades
La covid-19 nos ha
pillado con el paso cambiado. Nadie imaginaba una situación como la que estamos
viviendo, así que todo lo que nos sucede es nuevo. El virus ha obligado a las
empresas y a sus líderes a transformarse. Vienen tiempos difíciles para muchas
personas en el plano profesional, lo que les empujará a reinventarse o, al
menos, a buscar nuevas oportunidades. Para hacer frente a este escenario, los
emprendedores, los autónomos y aquellos profesionales que dirigen empresas, por
pequeñas que sean, tienen el desafío de desarrollar nuevas habilidades. El
objetivo es sacar algún partido a estos momentos extraordinarios. Veamos
algunas de las destrezas que podemos adquirir:
1. Mirar al futuro y al
cliente.
Para muchas empresas habrá un antes y un después de la covid-19. Para labrarnos
un nuevo camino profesional necesitamos dejar atrás la nostalgia que nos
producen estos momentos, remangarnos y mirar hacia delante. Imaginar un futuro
con cambios y preguntarnos cómo podemos adaptarnos a ellos. Es básico saber
cómo satisfacer a los clientes. Cuando todo acabe, las necesidades serán
similares, pero la economía del distanciamiento social habrá introducido un
cambio sustancial: la manera de satisfacer al usuario. Es el momento de
plantearse las cosas. ¿Puedo servir comida a domicilio? ¿Cómo puedo organizar
fiestas online? ¿Qué otro servicio puedo ofrecer? Solo conociendo las
necesidades del cliente podemos penetrar en el nuevo escenario laboral que se
avecina.
2. Reinventarse.
La crisis económica
de la covid-19 dará lugar a nuevas oportunidades, pero habrá que descubrirlas.
No será fácil, así que necesitaremos grandes dosis de creatividad y de
curiosidad. Si queremos probar un nuevo servicio, debemos invertir el menor
dinero y el mínimo tiempo posible para ponerlo en marcha. Nos ayudará abrirnos
a ciertos comentarios y adaptarnos rápidamente. No consiste en tener razón,
sino en aportar valor. Hay que escuchar con atención a los clientes y
experimentar de la manera más rápida posible. Debemos preguntarnos, por
ejemplo, cómo se han adaptado las empresas de nuestro sector en Corea del Sur,
que nos lleva unos meses de ventaja en esta crisis. El tiempo es oro.
Dedicarnos durante meses a definir una estrategia para orientar nuestro trabajo
es algo impensable. Hay que abrir bien los oídos y los ojos, investigar y
probar para adaptarnos lo más rápido posible a los nuevos tiempos.
3. Cercanía, comunicación
y confianza.
Cuando las personas lo pasan mal, valoran más la cercanía. Es el momento de
generar relaciones más auténticas con nuestros clientes, compañeros o
colaboradores. Preocuparnos sinceramente por cómo están ellos y sus familias,
cómo les va su trabajo… Los jefes deben abrir sus agendas, crear espacios para
conversar con sus empleados de forma directa y sincera, aunque sean charlas
virtuales. Y, por supuesto, deben de ser muy honestos con la situación. Los
valores deben primar en los momentos complicados. Los profesionales
necesitan que se les trate como adultos, no como niños. Las peores gestiones de
crisis que he conocido en una empresa son aquellas en las que no se comunica
nada. Esa estrategia de silencio da lugar a comentarios de pasillo, tan
poderosos que son capaces de crear realidades paralelas, normalmente, peores
que la realidad. Por eso, aunque exista incertidumbre, los jefes deben
comunicar con sinceridad. Si se lanza un nuevo proyecto, los empleados
agradecen que sus jefes se muestren cercanos, comunicativos y confíen en ellos.
Necesitan escuchar un “no sabemos cuál va a ser la acogida, pero vamos a luchar
para que sea la mejor posible”.
4. Resiliencia.
El término
resiliencia proviene del latín resilio, que significa volver atrás o dar un
salto. Es precisamente lo que les ocurre a las gomas elásticas cuando se
estiran y regresan al estado original. La resiliencia puede definirse como la
capacidad del ser humano para afrontar la adversidad, superarla y transformarse
positivamente. Los profesionales deben actuar como una goma elástica que se
estira hasta ser útil. No cabe duda de que la covid-19 les obligará a ser
resilientes. Para desarrollar esta habilidad deben cuidarse tanto física como
emocionalmente, orientarse al futuro, abrirse al aprendizaje y quedarse siempre
con la parte positiva de cuanto viven. Es la única manera de ser resilientes.
De reinventarse y aprovechar esta crisis para aprender nuevas habilidades. Las
que se van a necesitar en un mundo distinto al que conocíamos.
21 de Abril de 2020 1819
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