Para estrenar la temática viajera de este 2018
propongo hablar este mes de enero de la Humildad, característica que voy a
enmarcar en uno de mis últimos viajes a la República Socialista de Vietnam.
¿Qué os puedo contar de Vietnam? ¿Cómo os
resumo en pocas palabras lo más intangible que puedes encontrar en este
maravilloso país del sudeste asiático?
Con una población estimada de 90 millones de
personas y capital en Hanoi, Vietnam ha sido un pueblo que durante su historia
ha recibido múltiples influencias extranjeras, desde la China, hasta Francia y
Estados Unidos.
Quizás, su historia repleta de invasiones,
conquistas, luchas, injusticias… ha hecho que el pueblo vietnamita, que en la
actualidad vive tranquilo y sin este tipo de acontecimientos, se caracterice
por ser un pueblo amable, abierto y muy alegre.
"Puedes estar triste y ver la vida pasar, o puedes estar alegre y ver la vida pasar... pero la vida pasará de todas formas, asi que mejor estar alegre"
Foto de la que fue nuestra barquera, que nos paseó por las aguas de Trang An |
A pesar de todo lo que evoca escuchar el nombre Vietnam (el cine siempre hace mucho daño), en pocos países vas a tener la sensación de seguridad y confianza que transmiten sus ciudades, sus pueblos y su gente. El turista extranjero es muy respetado y vas a estar recibiendo sonrisas a cada momento. Como es bien sabido por todos, la sonrisa se contagia con mucha facilidad, por lo que puedo asegurarte que la mayor parte de tu tiempo vas a estar sonriendo.
Además de sus paisajes, sus costumbres, su
comida, sus olores… de los que me encantaría hablar, pero no forman parte del
contenido de este blog, quiero explicar el motivo por el que personalmente
Vietnam me evoca al concepto de Humildad.
Pero antes de nada, ¿qué sabemos de la
humildad?
Ésta se puede definir como la característica
que tienen las personas (no todas) de no sentirse superior por el hecho de
ostentar más poder o riqueza frente a otros. La habilidad para callar tus
virtudes y dejar que sean los otros quienes las descubran por sí mismos podría
definirte como una persona humilde.
Pero la humildad no sólo queda ahí. La humildad
y su práctica debe comenzar por el hecho de ser tú mismo capaz de reconocer tus
propias limitaciones con el objetivo de aprender y mejorar. Aceptándolas,
tomamos conciencia y estamos abiertos a que otras personas (cualquier persona) puedan
enseñarnos cosas nuevas.
En Can Tho me enseñaron a hacer noodles de arroz |
La sonrisa, los gestos, las palabras, los pequeños detalles… lo que no se compra con dinero, son los más grandes regalos que los vietnamitas te van a poder ofrecer durante tu estancia.
Mi viaje a Vietnam me enseñó a observar una
manera diferente de vivir a la mía y no por ello peor. Me permitió darme cuenta
de las cosas mejores que tengo y muchas veces no valoro, pero también me
permitió observar las cosas mejores que tienen allí y que aquí desgraciadamente
escasean, por ejemplo la felicidad, que como he dicho se demuestra en el
agradecimiento que ellos le hacen a cada aspecto de sus vidas; al simple hecho
de poder seguir descubriendo cada día un nuevo amanecer.
Unos niños jugaban en las montañas de Sapa |
En una sociedad como la nuestra, egoísta, donde
escasean valores como la cooperación, el compañerismo, la empatía… y donde cada
vez más estamos acostumbrados a ver y convivir con la parte más denigrante del
ser humano, perdemos mucho peso en rasgos como el de la humildad.
"Viajar con humildad te ayuda a darte cuenta que no eres el ombligo del mundo"
Nuestro guía en Vietnam nos explicaba que los
habitantes del país dan gracias por lo que tienen, que es mucho más de lo que
generaciones anteriores tuvieron. Buscan el equilibrio en todo lo que hacen y
buscan la paz interior. Por ello, seguramente son personas conformistas,
felices con lo que tienen y lo que la tierra les proporciona y que no van a
acudir a la violencia para hacerse con lo ajeno y probablemente es por esta razón que Vietnam
sea un país tan seguro para el turista extranjero.
El arte de viajar, en todo caso, supone un acto
de humildad permanente, porque descubres que te equivocas más de lo que podías
pensar. Tus prejuicios se derrumbarán apenas salgas de las instalaciones del
aeropuerto y te enfrentes a una nueva realidad.
Un buen viaje es aquel que cambia algo en tu
interior, y que te enseña, a través de los ojos de los otros, algo nuevo sobre
ti mismo. Vietnam me enseñó a valorar lo relativo de las cosas y los problemas,
la importancia que estos tienen, justo la que yo quiera darles. Me enseñó a
conocer una nueva cultura, admirable, y a descubrir rincones y aspectos que por
mucho que quisiera contarte, no sabría describir a la perfección.
Otros artículos de este blog que te recomiendo leer:
- Por más vueltas que le demos "al final todos acabamos en una caja de pino"
- El azafrán y la humildad, dos conceptos de mucho valor
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Así es... una experiencia única, una cultura fascinante, sus calles y su gente no dejan indiferente a nadie, debemos aprender mucho más de ellos. Un abrazo!
ResponderEliminarGracias por tu comentario :) y por acompañarme en esta aventura!
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