Cuando ciertos pensamientos, creencias
y valores están tradicionalmente muy arraigados y en un grupo se consideran
verdades absolutas, sin dar opción a que sean cuestionados ni contrastados,
estamos seguramente ante un paradigma.
El otro día un compañero me hizo
llegar esta presentación que como verás no deja indiferente a nadie y permite
hacernos conscientes de que en cualquier contexto de nuestras vidas
estamos rodeados de paradigmas, algunos de los cuales están tan enquistados que
incluso nos pasan desapercibidos.
Respuestas del estilo “esto siempre se
ha hecho así” o “lo que me dices está muy bien, pero sería imposible aplicarlo
aquí” las habremos escuchado en multitud de ocasiones y puede que incluso nos
hayamos conformado con ellas y hayamos obrado en consonancia.
En muchas organizaciones se da lo que
algunos denominan parálisis paradigmática, que como su nombre indica se
refiere a paradigmas, supuestas verdades incuestionables, que se encuentran anclados
en el tiempo y en el espacio y que ante cualquier amenaza de duda por parte de
algún miembro se defienden y justifican bajo frases como las que anteriormente
he señalado.
El gran problema lo encontramos cuando
la parálisis paradigmática afecta a las cúpulas directivas, a aquellos que
toman las riendas del negocio. Lo que les funcionó en el pasado lo tienen tan
mitificado que sí o sí tiene que seguir siendo válido en el presente, olvidando
que fuera de la burbuja en la que viven las cosas están cambiando
constantemente y la competencia se afana por seguirle el paso a esta sociedad
tan acelerada en cambios.
Cegamiento generalizado, falta de
visión global, resistencia al cambio, negación a salir de la zona de confort,
miedo a experimentar y emprender, miedo al fracaso, baja tolerancia a la frustración,…
todas ellas son características de estas personas ancladas en el pasado que dan
la espalda a la era del conocimiento, de la creatividad y de la emprendeduría en la
que nos hayamos inmersos.
No se trata de buscar soluciones ante
estos pensamientos y conductas, sino de reflexionar y hacer conscientes a
quienes puedan estar “sufriendo” y, sobre todo, a quienes son principales
protagonistas de este tipo de paradigmas. Las consecuencias de no ser
consciente a tiempo es realmente el gran problema, pues en el caso de las
organizaciones puede llevarles a encontrarse fuera de mercado con lo que ello
representaría para quienes en ellas trabajan.
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