Parece que con la crisis
estén apareciendo un sinnúmero de nuevos anglicismos relacionados con las
personas en el contexto profesional, aunque en realidad sólo le estamos
poniendo nombre a lo que en cierto modo ya existía. El coaching, el
personal branding, el outplacement, el headhunting… (y con
la lista podríamos seguir) son algunos de estos conceptos que
llevan en práctica mucho más tiempo del que pensamos, aunque sí es cierto
que no con la extensión que hoy día están adquiriendo. La clave del asunto está
en que por el hecho de ponerles un nombre somos más conscientes de su
existencia y esto, además, se alimenta con la aparición de teóricos y gurús
que aportan valor añadido a estas nuevas palabras.
Centrándome exclusivamente
en la “Marca Personal”, ésta ha sido trabajada por todas las personas a
lo largo de la historia. Algunos quisieron y pudieron dejar huella (en positivo
o en negativo) y hoy siguen siendo recordados, y otros en cambio pasaron
desapercibidos, pero indiscutiblemente todos tuvieron y todos tenemos nuestra
marca personal. Porque la marca personal es inherente a la persona.
Desde el día en que nacemos ya tenemos nuestra marca, que vamos a ir decidiendo
cómo trabajarla a lo largo de nuestra vida.
Partiendo entonces de que
la marca personal ya era algo que trabajaron personajes como Abraham Lincoln,
Mather Luther King, Adolf Hitler, Alejandro Magno, Juan Pablo II, Salvador Dalí y todos los
que os podáis imaginar conocidos y anónimos, podemos contestar fácilmente a las
siguientes preguntas:
¿La marca personal sirve
para conseguir trabajo?
¿Con una marca personal voy
a hacerme famoso?
¿Si tengo una marca
personal voy a ser un modelo a seguir por otros?
¿Voy a cambiar mi imagen
si trabajo mi marca personal?
Cuando defina mi marca
personal, ¿conseguiré ser un líder?
Todas estas preguntas
pueden contestarse fácilmente con un “No, necesariamente”, porque si
trabajo mi marca personal no quiere decir que vaya a encontrar trabajo, que me
vaya a hacer famoso, que vaya a tener muchos seguidores o que vaya a cambiar mi
estilo o imagen. El trabajar mi marca personal me va a ayudar a conseguir el
objetivo o los objetivos que yo tengo en mi vida personal y profesional. Si
mi objetivo es hacerme famoso, quizás trabaje mi marca personal y lo consiga, y
si mi objetivo es conseguir un empleo, el hecho de trabajar mi marca, me va a
facilitar el camino para llegar a esa meta.
Así que para trabajar tu
marca personal primero respóndete a la pregunta ¿Quién soy? y después ¿Quién
quiero ser?. También respóndete a las preguntas ¿Dónde estoy? y ¿Dónde
quiero estar?.
A partir de ahí:
- Crea tu propia estrategia y marca tus propios objetivos.
- Define tus intereses, lo que quieres transmitir y a quién quieres llegar (público objetivo).
- Encuentra tus áreas de mejora y trabaja en ellas. Puedes ayudarte de las personas que te conocen para preguntarles sobre ti.
- Conserva y potencia tus puntos fuertes.
- Y sobre todo, identifica esa o esas características únicas que van a constituir el eje principal en la confección de tu marca.
Cuando hayas conseguido
alinear estos pasos sólo te faltará escoger los canales mediante los que
vas a publicitarte y a comunicarte con tu audiencia (Facebook, Blogs, Revistas
online, Linkedin, Youtube, Twitter…), en definitiva, comenzarás a posicionarte.
Y aunque te parezca difícil
no lo es tanto si tienes presente que cuentas con la ventaja de que eres único
y de que tienes algo que te diferencia del resto; es ese algo el que tienes que
identificar, trabajar y destacar para que finalmente tu marca personal sea
única y te permita diferenciarte de los demás, porque si tu marca personal se
asemeja mucho a las marcas de otros será más difícil que “te compren”.
Eso sí, no olvides que
conseguir una buena marca conlleva trabajo permanente y quizás sin los
resultados esperados de una forma inmediata, pero recuerda aquello de que todo esfuerzo tiene su recompensa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario