El desarrollo tecnológico que hemos experimentado en las últimas décadas no hubiera sido posible sin el desarrollo del potencial intelectual del ser humano y éste, a su vez, no estaría siendo posible sin la existencia del primero.
Las
TIC en sus orígenes fueron desarrolladas y utilizadas por expertos, pero hoy en
día se han descentralizado a partir de la difusión de los dispositivos
personales (PC, Internet, móviles…), que han permitido que lleguen a todas las
personas y a todos los lugares.
Lo
que en un principio controlaban unos pocos, ahora lo controlamos todos. Es más,
lo creamos entre todos porque no debemos olvidar que detrás de cualquier
mensaje, de cualquier blog, fotografía o video estamos nosotros, las personas. Es por eso que cada vez más las TIC, en
general, y las redes sociales, en particular, tienden a ser más humanas.
Por
lo que a las redes sociales respecta, cada usuario le damos un uso diferente porque
a cada uno nos mueven distintos intereses y necesidades: publicitar algún producto o servicio, crear o mantener amistades, buscar pareja o trabajo,
compartir experiencias, etc.
Dependiendo de cuál sea nuestra motivación para el uso de las redes sociales
escogeremos una u otra según se adapte mejor a nuestros objetivos.
Mediante
las redes sociales hemos aprendido también a ser más atrevidos, a tener menos
pelos en la lengua a la hora de opinar
y decir lo que pensamos, permitiéndonos estar menos cohibidos de lo que solemos
estar ante la presencia social. Porque las consecuencias y el impacto en un
entorno virtual es menos intenso y menos inmediato que en el entorno físico.
Como
vemos, todas las redes sociales tienen en común que cumplen funciones
relacionadas con la comunicación,
pero ya no limitada a un público, espacio y momento, sino extensible a
cualquier persona y lugar del mundo al instante en cuestión de segundos. La
inmediatez, la facilidad y la similitud cada vez más cercana a la vida misma es
lo que hace que las redes sociales sean sin duda la revolución tecnológica del
siglo XXI.
Con
las redes sociales intentamos complementar muchas carencias que no sabemos
encontrar en nuestro entorno físico. Las publicaciones que hacemos, las fotos
de nuestros perfiles, los escritos que realizamos… todo está meticulosamente
medido y escogido; no son aleatorios y en la gran mayoría de ocasiones tienen
un significado camuflado, direccionado a alguien concreto que pueda estar entrando
en nuestros perfiles y/o relacionado también con el momento y las
circunstancias que estamos viviendo. Un simple “me gusta”, un nuevo seguidor o un comentario en una de nuestras
publicaciones son reforzadores que
el ser humano necesita como muestra de aprobación
y reconocimiento.
No
cabe duda, por lo tanto, que en la base de estas acciones y funciones
comunicativas, propagandísticas, relacionales, de opinión y de aprendizaje existe
un motor que es el que nos lleva a ejecutar la acción concreta; este motor está
compuesto por nuestras emociones.
Artículo publicado en Colombia por Luis David Tobón en los siguientes enlaces:
ResponderEliminarhttp://blogs.colombiadigital.net/pensando-en-tic/195/
http://pensandoentic.net/ptic/las-tic-cuna-de-nuestras-emociones/