Los
valores son todos aquellos pensamientos positivos o negativos y estables en el
tiempo sobre los que se sustenta nuestro comportamiento. Estos pensamientos son
considerados importantes para nuestras vidas y nos ayudan a escoger en cada
momento un camino en lugar de otro.
Los
valores son cualidades que integran a las personas y que permiten la
convivencia en los diferentes contextos en los que nos encontramos. Valores
familiares, de empresa, cívicos, religiosos, culturales… en todos los contextos
tienen cabida los valores morales, muchos de los cuales son compartidos en
todos ellos: la amabilidad, la obediencia, el respeto a la diversidad, la
honestidad, la solidaridad, la generosidad, la empatía, la fidelidad… son sólo
unos ejemplos.
La
teoría dice que los valores positivos son los que nos ayudarán a estar más y
mejor integrados en todos estos contextos, mientras que los valores negativos son
fuente de conflictos y nos alejan de los demás.
Cuando
nacemos no somos ni buenos ni malos, no tenemos valores. Es en ese momento cuando comienza
un largo camino durante el que nos transmitirán ciertos valores, escogeremos
aquellos que nos parezcan más idóneos, los desarrollaremos y los
perfeccionaremos en base a nuestra experiencia. Los padres, tutores y
educadores son los primeros y máximos responsables a la hora de transmitir e
inculcar ciertos valores a los pequeños. A lo largo de nuestra vida también
atravesamos ciertos momentos críticos, en cuanto a la elección de valores se
refiere, principalmente durante la adolescencia, cuando en general todo nuestro
cuerpo y nuestra mente sufren un mayor estrés por el cambio que acontece y
cuando somos más “locos” y a la vez más libres para escoger los valores que
hasta entonces hemos aprendido. Pero existen otras situaciones en las que tendremos que adquirir, escoger y poner en práctica nuevos valores: en la empresa, en la sociedad, ante decisiones políticas, etc.
Como
adultos y responsables de la educación de nuestros pequeños, en el contexto
familiar y educativo, o como profesionales expertos y responsables de la
acogida y transmisión de cultura y valores de la empresa, en el contexto
empresarial, nos solemos preguntar cómo hacer para transmitir los valores que
creemos más adecuados a esas personas que forman parte de nuestro entorno. La
realidad es que sea de manera consciente o sea inconscientemente todos nos
convertimos en algún momento de nuestras vidas en transmisores de valores hacia
otros mediante el ejemplo, la mejor técnica para transmitir valores: la manera de pedir las cosas, la forma de reclamar, de defenderse, de
sentarse en la mesa a la hora de comer, etc, son situaciones en las que
utilizamos el ejemplo para que los demás lo tomen y lo imiten haciéndolo suyo.
Por
poner sólo un ejemplo, cuando estamos preguntándole al niño “¿qué crees que
habrá pensado tu amigo cuando se ha enterado que le has mentido?” “¿cómo crees
que se habrá sentido la abuela cuando le has levantado la mano?” “¿qué
sentirías tú si hubieras sido el niño al que has insultado?”, estamos
trabajando con él el valor de la empatía.
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