Desde que nacemos tenemos la
necesidad de ser acariciados. Hay expertos que aseguran que un bebé no acariciado tiene
alto riesgo de generar trastornos psicológicos de por
vida, incluso podría morir. El sentido del tacto es el que más nos une a cualquier otro ser vivo.
El contacto afectivo a
través del tacto nos hace más fuertes y nos invita a copiar a nuestros
referentes cuando nosotros nos convertimos en referentes para otros. Igual que en el mundo
de la comunicación se dice que el mayor desprecio es la indiferencia, cuando
hablamos de caricias ocurre algo similar: no recibir ningún tipo de contacto debilita nuestro estado emocional y lo enferma, pues nuestro cerebro no entiende de vacíos.
Si las caricias físicas son
importantes para nuestra salud y bienestar también lo son, sin duda, las
caricias psicológicas. Una sonrisa, una mirada de complicidad, un gesto amable,
un “gracias”… son caricias en las que aunque no intervenga directamente el
sentido del tacto, generan en las personas la energía suficiente para ser más
fuertes.
Las relaciones a distancia,
por ejemplo, refuerzan esta afirmación. La tecnología ha supuesto un gran
avance en pro a esta necesidad humana, pues antes con el teléfono y ahora a través de las
videoconferencias se puede suplir en gran medida el vacío existente cuando alguien
querido está muy lejos de ti. Aunque tu pareja, un amigo o amiga, algún
familiar esté muy lejos de ti, el escuchar su voz, compartir miradas,
silencios, sonrisas y gestos hacen más fuerte la relación que de otro modo iría
deteriorándose por momentos.
Las caricias psicológicas
son por lo tanto actitudes o palabras de recepción necesaria en cualquier ser humano, pues
igual que las físicas, fortalecen los vínculos afectivos y emocionales
existentes entre las personas.
El ser humano necesita ser
estimulado mediante caricias para sentirse aceptado, querido y valorado y para
desarrollar su autoestima. Agradecer, felicitar, mirar con aprobación a
alguien, escucharle con atención… son esas cosas simples y gratis de la vida
que guardan un secreto que todos entendemos, pero que no sabemos explicar. Si
estás dispuesto a dedicar más caricias a los demás, lo tienes tan fácil como poner en práctica
tu inteligencia emocional y otras capacidades como la empatía, fundamental para
saber tratar a los demás simplemente pensando en cómo a ti te gustaría ser
tratado.
Hola, Alex. Me encantaría que me hicieses una caricia psicológica, y te subscribieses a mi blog. Se agradece esta interacción. Petonets
ResponderEliminarCaricia concedida :)
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