Muchos
de vosotros, los que me leéis desde hace un tiempo, sabéis que este blog en
muchas ocasiones lo he utilizado como medio para hacer catarsis y expresar todas
aquellas emociones y situaciones que he vivido en primera persona. El artículo
de hoy surge de esa necesidad de compartir una reflexión, con el principal objetivo
de que todos podamos ser más conscientes de algo que muy comúnmente ocurre en
los entornos laborales y a lo que sin embargo no se le está dando la
importancia que requiere, pero que tiene mucha más trascendencia directa sobre
los resultados de la empresa, seguramente, muy por encima de cualquier otro
medio o acción en el que la Dirección pone grandes esfuerzos tecnológicos, económicos,
incluso humanos. ¿No os da la sensación muchas veces que para las empresas aquello que no cuesta dinero no es importante?
En esta
ocasión vamos a hablar de la empatía, una aptitud de la que ya se ha hablado en
otros artículos de este blog, pero que esta vez vamos a focalizar mucho más en
el cómo desarrollarla más que en el para qué es beneficiosa su existencia. Aun
así, cabe decir que sin ella difícilmente vamos a tener un buen clima laboral, comunicación
adecuada, entendimiento, equipos cohesionados ni vamos a lograr entender qué es
lo que nuestro cliente interno y externo nos está pidiendo o el porqué está
actuando de cierta manera.
Saber cómo trabajar la empatía para que aflore y se instaure en nuestros entornos de trabajo es crucial para lograr que los beneficios de cada aspecto que acabamos de nombrar se multipliquen de manera exponencial.
Como
bien sabéis, la empatía implica comprender los sentimientos, pensamientos y
experiencias ajenas. Comúnmente, se dice que “poniéndose en la piel del otro”,
aunque no es tan fácil como eso, sino que requiere entender que existen otros
puntos de vista que también pueden ser válidos y que deben ser respetados como
si fuésemos nosotros mismos los emisores de cualquiera de ellos, logrando reflexionar sobre cómo nos gustaría que nos respondieran para
entender que, quizás, la respuesta que estemos nosotros ofreciendo no está
siendo tan adecuada como inicialmente pensamos. Gracias a la empatía lograremos
aumentar la productividad individual y colectiva, porque se llegará a
soluciones mucho más rápidas, sin demoras, y con un alto grado de eficacia y
efectividad que serán altamente visibles para los directamente implicados en situaciones
en las que un emisor y un receptor de un mensaje o tarea encuentran fácilmente
el camino de la cuestión sobre la que están trabajando conjuntamente.
Hace
mucho tiempo que la empatía se ha convertido en una estrategia para muchas
empresas que la ven como el valor diferencial de su marca. No hay que olvidar
que las empresas del mismo sector ofrecen los mismos productos a unos precios
prácticamente igual de competitivos y con unas condiciones muy similares. La
única manera que tendremos de diferenciarnos de esta competencia no es otra que
la forma en cómo ofreceremos estos productos a nuestros clientes. Esta forma de
ofrecer nuestros productos o servicios vendrá muy marcada e influenciada por la
inteligencia emocional que se cueza en la estructura de la empresa. Sólo con
ella tendremos la clave para que los clientes nos vean diferentes y logremos
ser los elegidos a la hora de decidirse por la compra.
Por
supuesto, esto no es nada nuevo, pero curiosamente es algo muy olvidado,
empezando por los cargos directivos y los mandos intermedios de las
organizaciones. Es muy importante que hagamos fuerza desde todos los niveles
jerárquicos del organigrama empresarial y no solamente desde los departamentos
de recursos humanos, quienes tenemos la obligación de recordar y difundir
ciertos aspectos de la inteligencia emocional, pero que no será suficiente si
quienes tienen que ponerlos en práctica no lo hacen. Los líderes, si quieren realmente
serlo, deberán saber que una de las características del liderazgo es la empatía
y, sin ella o sin lograr implantarla en los miembros de sus equipos, difícilmente
se van a alcanzar los beneficios que puede ofrecer en cualquier de las áreas
internas y externas en las que nos vemos implicados diariamente.
Algunos
tips para poder implantar la empatía en nuestras empresas y equipos son:
- Darnos un tiempo para conocer bien a nuestros compañeros. Seguramente este conocimiento se va a dar en las situaciones más informales: tomando un café, al saludarnos o despedirnos en la puerta de la oficina, en los momentos de descanso, a través de redes sociales…
- Observando y escuchando para mejorar. Detenernos sólo unos instantes para lograr escuchar, y no solamente oír, dedicando unos minutos a alguien que nos está pidiendo algún favor o alguna tarea. Seguramente así logremos evitar que esta tarea pase de ser importante a urgente, que tenga que ser reclamada y que, progresivamente, la petición se convierta en un reclamo que habrá creado asperezas innecesarias en la comunicación entre los interlocutores.
- Reflexionando cuando algo nos sorprenda en la respuesta de un compañero. Busquemos el motivo que ha propiciado esa forma sorprendente en la respuesta, porque muy probablemente seamos nosotros mismos los que la hayamos provocado después de errar en algún punto de la relación.
- Ayudando a los demás cuando podamos sin esperar a que ellos nos soliciten la ayuda. Esta proactividad nos va a permitir mejorar las relaciones interpersonales, además de que seguramente no fallemos en la ayuda, porque previamente nos habremos dado tiempo para conocer a esa persona mediante la observación y la escucha, sabiendo perfectamente cómo podemos ofrecerle nuestra ayuda acorde a su manera de ser o de trabajar.
En
resumen, la empatía es siempre importante, pero va a tener principal relevancia
cuando existan unos intereses comunes (objetivos estratégicos y
organizacionales) que alcanzar. Nos va a permitir realizar un trabajo
colaborativo, implicándonos en los proyectos, siendo proactivos y voluntarios a
la hora de ayudar a los demás, y logrando ser menos mecánicos en nuestra forma
de trabajar, añadiendo ese valor diferencial que nos va a dotar de una marca personal
y profesional merecedora de ser la mejor entre las muchas que ya existen.
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