miércoles, 22 de septiembre de 2021

No siempre uno es (im)prescindible en la empresa

En las empresas, como en las familias o en cualquier grupo social, existen personas que son reemplazables y personas que no lo son. Por mucho que hayas escuchado una y otra vez que en una empresa todos somos prescindibles, la verdad es que en el fondo esto no es así. Las personas realmente imprescindibles pueden aparentar ser reemplazables y quizás logremos que así sea en lo referente a las formas, en el continente, pero no en el contenido. Son personas que nunca van a poder ser reemplazadas cuando ya no estén.

Es cierto que en una organización son muchos más los reemplazables que los no reemplazables, pero también es verdad que tenemos a nuestro alrededor muchas más personas imprescindibles de lo que a priori podemos llegar a pensar. En trabajos mecánicos es más habitual encontrarnos personas que realizan sus tareas de una forma rutinaria, sin aportar un valor añadido que les haga diferentes a los compañeros que realizan la misma tarea. Son empleados que, debido al trabajo en sí, a la motivación propia o a la falta de aliciente que sus jefes o empresas les ofrecen, han perdido toda la creatividad que probablemente les haría ser imprescindibles y difícilmente sustituibles.

Cuando estamos hablando de personas difícilmente reemplazables en la empresa nos estamos refiriendo a personas que son el corazón, el alma y el eje principal del grupo o equipo de trabajo. Son personas que normalmente no son vistas como imprescindibles hasta que se marchan definitivamente y los que están a su alrededor se dan cuenta de que sí lo eran.

A partir de ese momento, comienza una labor de reclutamiento y selección para intentar buscar a alguien que le sustituya, pero ya nunca será lo mismo; no es tan fácil como un cambio de cromos. Quien le sustituya en su puesto de trabajo podrá recuperar su forma de trabajar, los procedimientos, copiarle en el cómo hacía las cosas, pero la esencia que esa persona tenía, y la huella que dejó en su manera de trabajar y en las relaciones establecidas, muy probablemente fueran únicas e inimitables.

Las personas imprescindibles normalmente son personas con un perfil determinado y unas características personales y profesionales muy concretas. Por lo general:

  • Son personas humildes en sus actos, que no ostentan el poder que les haya podido conceder la empresa ni quieren aparentar. Hacen su trabajo de una manera eficaz y eficiente y no están pendientes en todo momento de “salir en la foto”.
  • Ponen pasión en lo que hacen, les gusta, disfrutan con ello y se frustran fácilmente cuando su trabajo no está siendo reconocido o valorado.
  • Buscan soluciones y alternativas cuando aparecen problemas o inconvenientes, porque les interesa llegar al objetivo propuesto sí o sí.
  • Perdonan los fallos de los demás, aunque no con ello quiero decir que no se callen y no los comuniquen, sino que lo hacen siempre tratando de hacerles ver la falta de compromiso o de sensibilidad que hayan podido demostrar en sus actos, tratando en todo momento de aleccionarles y contagiarles con el objetivo último de ayudarles a mejorar.
  • Van a dar respuesta a cualquier petición que les llegue, aunque no sea de su competencia directa. Tratarán de buscar el camino y la alternativa con el fin de ayudar a quien le está pidiendo el favor.
  • Siempre tienen algo que hacer, porque la creatividad forma parte de sus habilidades y por eso no se aburren fácilmente y si lo hicieran, seguramente, buscarían otro camino que les resultase más entretenido y ameno.
  • Entablan relación fácilmente con otras personas y son muy sociables, por lo que normalmente disponen de poco tiempo para dedicárselo a ellos mismos.
  • Son personas de total confianza y, probablemente, las hayamos perdido por no haberles valorado suficientemente cuando era el momento de hacerlo.

Intentemos encontrar un momento de vez en cuando para observar a nuestro alrededor, valorar el detalle de quienes tenemos a nuestro lado, dejar de verles como un número o una profesión determinada y tratemos de ahondar en sus esencias. Probablemente así logremos saber con certeza si debemos ubicarles en el grupo de los prescindibles o en el de los que no podemos dejar escapar.

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