La
convivencia generacional en las empresas se ha convertido en un reto no sólo
para los departamentos de recursos humanos sino para el conjunto de los equipos
de trabajo y de quienes los lideran.
En la
actualidad nos podemos encontrar con la convivencia de hasta 4 generaciones
diferentes en una misma empresa:
- Los Baby boomers, nacidos entre el año 1946 y el 1964, que están ya a las puertas de la jubilación.
- Los de la Generación X, nacidos entre 1965 y 1981.
- Los Millenials, que nacieron entre 1982 y 1994.
- Y los de la Generación Z o Centennials, nacidos a partir de 1995 y recién incorporados al mundo laboral.
Que
exista una conexión y una cohesión positivas y productivas en los entornos de
trabajo es crucial para el buen funcionamiento de las organizaciones. Esto va a
permitir que no haya conflictos cuando por ejemplo un equipo de trabajo esté
liderado por alguien de una generación más joven que los integrantes del mismo.
Tampoco cuando los más veteranos intenten seguir fieles a sus valores y
principios, que quizás disten bastante de los que puedan tener los más jóvenes. El respeto mútuo es muy importante.
Mientras
que las nuevas generaciones han nacido con las redes sociales, con internet y
con la digitalización y las nuevas tecnologías, los baby boomers vivieron
durante muchos años con formas de trabajo analógicas y poco o nada robotizadas,
consiguiendo igualmente que las empresas estuvieran funcionando correctamente y
alcanzando cumbres de liderazgo en el entorno laboral de aquellos años que
ahora mismo serían impensables.
El
reemplazo generacional en las empresas, junto con el auge continuo de las
nuevas tecnologías obligan a los departamentos de RRHH a impulsar una gestión
del talento y del capital humano mucho más táctica que técnica. Nos estamos
encontrando con generaciones de chavales menores de 25 años que, aunque vuelan
libres en algunos puntos como el tecnológico, se están apoyando en los millennials por su cercanía
en edad y en la forma de pensar, quienes a su vez se apoyan en los de la generación
X, que probablemente sean sus referentes, y estos a su vez copian modelos de
los baby boomers, que lo dieron todo por la compañía y son considerados unos grandes luchadores. Además de esta convivencia determinada por edades, nos
encontramos con motivaciones muy distintas en cada una de estas generaciones: los
baby boomers seguramente vivieron en la búsqueda de la estabilidad laboral, de
la seguridad y de elegir una empresa para toda la vida. Los X valoran aspectos
como la conciliación familiar. Los millenials, el buen clima de trabajo entre
compañeros, y los Z se centran en buscar el poder trabajar en empresas que
aporten valor a la sociedad y estén muy involucradas con la el cuidado del
medio ambiente.
Es extraño, pero a la vez interesante comprobar cómo la convivencia entre estas cuatro generaciones tan distintas en edad, en formación, en experiencia y en pensamiento se hace posible y no sólo suma sino que multiplica en beneficio de todos ellos y del conjunto de la organización en la que trabajan. Las sinergias creadas entre todos ellos, siempre y cuando estén apoyadas por la Dirección y los departamentos corporativos, así como por los diferentes mandos intermedios, van a permitir que el engranaje de la empresa continúe funcionando con crecimiento continuo y exponencial. Los más mayores aportarán no sólo experiencia, sino mucha paciencia, contactos y templanza, mientras que los jóvenes aportarán energía, multitarea, nuevos procesos y conocimientos tecnológicos. El punto de encuentro entre los mayores y los jóvenes va a favorecer a ambos, pues se van a establecer valores y habilidades tales como la apertura de mente, la empatía, la asimilación rápida y el aprendizaje de nuevas herramientas y recursos digitales… puntos de encuentro que van a dar lugar a un mejor equipo humano capaz de tirar hacia delante con fuerza en un mercado laboral cada vez más competitivo.
La gestión
de la diversidad generacional es, por lo tanto, uno de los grandes retos de las
políticas de RRHH de cualquier compañía. Evitar compensar a todos por igual y
tratar de mirar los intereses personales de cada empleado va a ser un acierto a
la hora de gestionar y retener el talento que se precisa. Un incentivo salarial
o una localización que permita al trabajador estar cerca de su familia, por
ejemplo, pueden ser efectivos para un baby boomer, mientras que a uno de la
generación X le podrás conquistar con programas de desarrollo y crecimiento
profesional. Atender a las políticas de captación y fidelización van a ser
seguramente fundamentales para los millennials y los centennials, las dos
generaciones más exigentes que no se comprometerán fácilmente al largo plazo y
buscarán proyectos ilusionantes a nivel personal y profesional, con un anexo en
términos de responsabilidad social corporativa muy marcado por parte de los
centennials.
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