Hace
ya bastantes años que la “conciliación” es uno de los conceptos clave en las ofertas de empleo más atractivas, además de uno de los más valorados por
los candidatos y las candidatas que buscan empleo. Aunque hoy en día la conciliación
debería estar accesible para cualquier persona, independientemente del género,
edad y posición jerárquica dentro de una empresa, todavía existen grandes
carencias en el ofrecimiento y el acceso a este “casi derecho” que deberíamos tener
todas las personas. Sin excluir a otras, ha sido en gran parte gracias a las nuevas
generaciones y a sus principales prioridades de vida, que la búsqueda de la
conciliación como principio y valor en las organizaciones se ha ido imponiendo poco a poco en el
entramado laboral de las sociedades modernas.
Pero
conciliar, no significa la posibilidad de entrar media hora antes o después al
puesto de trabajo para recuperarla en la salida; conciliar significa mucho más.
Es establecer estructuras y sistemas de apoyo adecuados que permitan
compatibilizar los diferentes roles que las personas han decidido asumir en su
entorno laboral, personal, familiar, social, etc.
Ha
llegado el momento de ir más allá de la pura definición del término
conciliación. Se ha ido haciendo bastante evidente, y hasta cierto punto se ha entrado en bucle, el asumir que en las últimas décadas las mujeres se han
incorporado de forma masiva al mercado de trabajo y que los roles tradicionales
de género han ido cambiando. En ocasiones, cuando hablamos de conciliación,
parece que ésta se aplique exclusivamente a la mujer, como "un favor" que las
empresas le están haciendo para poder llegar las otras tareas familiares. Sin
embargo, gracias a la lucha continua en defensa de la igualdad, poco a poco se
va asumiendo que la conciliación debe ir orientada por igual a mujeres y
hombres, quienes de manera natural deben asumir el rol de padre/madre o amo/a de
casa en el entorno familiar, al igual que el de jefe/a o director/a en el entorno laboral.
Conciliar,
como todo, conlleva para las empresas ventajas e inconvenientes, pero a diferencia
de lo que se pueda pensar globalmente, las ventajas superan y eclipsan con
creces cualquier inconveniente que podamos plantearnos.
Las
principales ventajas para una empresa que ofrece conciliación son la atracción
y retención del talento, competitividad en el mercado laboral, mejora del clima
laboral y reducción del absentismo, así como repercusión positiva en términos
de productividad e imagen corporativa.
Los
inconvenientes que podríamos pensar para una empresa que apueste por
ella, podrían ser los derivados de la implantación, de los costes de
cumplimiento de la legislación y de los costes de tiempo para poner en marcha
políticas de conciliación.
Pero
como decíamos, las políticas de conciliación no siempre suponen un coste
añadido. No hay que olvidar que aquellas medidas que a priori sí suponen una
inversión económica para la organización, también suponen un retorno de la inversión en un medio y largo plazo al hablar de claros beneficios en la
motivación de los empleados y empleadas que van a mejorar su rendimiento y, con
ello, la productividad.
Las
empresas de hoy en día deben tener cierta actitud sensible hacia esta cuestión,
porque también las empresas forman parte de la gran red social, e igual que la
escuela tiene que educar a los niños y niñas en cuestión de igualdad, también
lo deben hacer las empresas.
La
falta de corresponsabilidad y la existencia de trabas para conciliar la vida
personal, familiar y laboral, contribuyen a una discriminación laboral, muchas
veces de manera inconsciente, que hace que existan, por ejemplo, esas diferencias salariales entre
mujeres y hombres que han llevado a los Gobiernos a establecer leyes para
erradicarlas. Es por ello, que uno de los valores fundamentales en cualquier
organización de hoy en día debería ser la igualdad entre sus empleados y
empleadas, orientada a ofrecer las mismas posibilidades salariales, de
promoción, de conciliación, de flexibilidad horaria, etc.
Ha
quedado totalmente obsoleto el pensamiento de que la vida personal y familiar
de los empleados pertenece al ámbito privado y que las organizaciones no tienen
que hacer nada con ello. La evolución de las políticas de igualdad, la
incorporación de la mujer al mundo laboral y el talento existente obviamente
en cualquiera de los dos géneros, hace abrir la mente y por eso cada vez hay
más organizaciones preocupadas por la vida personal de sus plantillas. Cualquier
persona dentro de la organización, incluida la Dirección, debería sentir la
necesidad de equilibrar su vida profesional con la personal. De no ser así, y
pensar únicamente en las cifras de negocio, estaríamos ante un grave problema,
ya que se estaría descuidando una de las partes más importantes de la vida que
es la personal, en la que se incluye la familia y el disfrute del tiempo
libre, por poner sólo un par de ejemplos. No olvidemos nunca que, ante todo, somos personas.
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