miércoles, 4 de noviembre de 2020

NOVIEMBRE: Lo que el Delfín nos alecciona sobre la Comunicación

En Europa ya nos encontramos sumergidos de pleno en la segunda ola de la pandemia del Covid19. Era de esperar, según la evolución histórica de otras pandemias, la llegada de nuevas oleadas tras la primera que nos cogió a todos por sorpresa. Poco más sabemos de este virus y todavía queda mucho por descubrir, por luchar y camino que recorrer para lograr erradicar al coronavirus de una vez por todas, pero si algo nos está haciendo esta cuesta todavía más empinada no es otra cosa más que la impotencia de ver cómo unos se están dejando la piel diariamente en los hospitales y otros, en cambio, se están dejando la vergüenza (si es que algo les queda) en casa cada mañana cuando se dirigen a los Congresos y Administraciones a "comunicar sus soluciones". Esas comillas que acabo de utilizar de manera totalmente intencionada e irónica, me ayudan a introducir la temática de este nuevo mes: la comunicación.

Pero antes de seguir con esta crítica compartida por la mayoría de ciudadanos, seamos de un lado, del otro o de ninguno, os presento también al animal con el que haré analogía en términos de comunicación: el Delfín.

El delfín es un animal mamífero de la familia de los cetáceos que puede medir entre 2 y 8 metros, con cabeza de gran tamaño, hocico alargado y un orificio respiratorio sobre la cabeza. Suele tener un color grisáceo, aunque también pueden ser negros, blancos, azulados o incluso rosados. Es un animal carnívoro que se alimenta, principalmente, de peces y calamares. Alcanza su madurez sexual a los 11 años y, a diferencia de otras especies, puede mantener relaciones sexuales sólo por placer. Según la especie (hay unas 40), puede variar su periodo de gestación, pero éste suele estar entorno a los 10-12 meses, tras los cuales suelen dar a luz a una sola cría. Los delfines están acostumbrados a vivir en sociedad y grupos familiares, entre quienes pueden establecer fuertes vínculos, llegando incluso a cuidarse cuando alguno de ellos enferma. La esperanza de vida de estos animales suele ser de entre 25-30 años en libertad y hasta 45 cuando viven en cautiverio. Son animales muy inteligentes que utilizan gestos, bailes y sonidos para comunicarse. La comunicación de estos animales sigue siendo todavía un gran misterio para los científicos, quienes aseguran que tienen una forma muy similar de comunicación a la humana, utilizando incluso palabras y respetándose en el turno del habla.

He querido poner de ejemplo al delfín en este tema tan complejo y que genera tantos problemas a los seres humanos como es la comunicación, por supuesto cuando ésta se usa indebidamente. La última temática tratada en este blog fue la de la coherencia, concretamente, analizamos cómo el ser humano es bastante incoherente en muchas ocasiones entre lo que piensa, dice y hace y cómo esta incoherencia nos acarrea serios problemas en nuestras vidas. La comunicación es el hilo conductor de esta falta de coherencia, una comunicación que obviamente es nefasta cuando hablamos de la incoherencia humana, de la que desgraciadamente durante estos meses de pandemia estamos siendo testigos. Una comunicación con todos los errores que puedan llegar a cometerse y que hace insostenible una lucha con total eficacia y contundencia contra este maldito bicho.

Los virólogos y científicos que alertan de lo que se nos viene encima, los médicos y demás equipo sanitario que nos explican cómo las urgencias y unidades de cuidados intensivos se están colapsando, los políticos que hacen oídos sordos a los expertos y se dedican a mentir, manipular y a tomar medidas sin sentido y totalmente efímeras que desconciertan a la población y, para colmo, unos medios de comunicación que debaten en mesas de tertulia donde todos saben de todo y opinan libremente, metiendo cizaña y despistando todavía más a quienes les escuchan. Con este panorama, ¿cómo pretendemos que la gente siga unas normas?, ¿cómo pretendemos que la gente no se eche a la calle?, ¿cómo pretendemos que la gente no empiece a pensar que detrás de todo hay intereses políticos, empobrecimiento de las clases sociales más marginales, mayor distanciamiento social y un virus que quizás se ha hecho en un laboratorio para provocar precisamente todo esto?... ni el bueno es tan bueno, ni el malo tan malo, pero parece que estamos usando nuestra principal herramienta (la comunicación) para hacer al bueno un santo que se queda en casa sin visitar a sus seres queridos por miedo a todo y al malo un demonio que se dedica a ir sin mascarilla escampando el virus por toda la ciudad.

Si, como decía antes, la comunicación mal usada puede tener muchas fugas (exceso de información, datos no contrastados, falta de empatía, lenguaje no verbal discordante con el verbal, falta de respeto, persuasión, decir lo que se piensa sin tener en cuenta a los demás, etc...), aquí y ahora se están utilizando todas.

LA FORMA EN QUE NOS COMUNICAMOS CON OTROS Y CON NOSOTROS MISMOS, DETERMINA LA CALIDAD DE NUESTRAS VIDAS (Anthony Robbins)

Los animales no cometen tantos errores comunicativos; los delfines por ejemplo con su comunicación compleja nada envidiable a la humana según muchos expertos, son capaces de respetarse en los turnos del habla, son capaces de danzar, saltar y nadar hacía un mismo lugar sin rozarse y haciéndolo de manera coordinada, son capaces de ayudarse en sociedad cuando alguno está herido o enfermo... ¿por qué el ser humano, y más concretamente los líderes de la manada, no son capaces de actuar coordinados, con respeto y pensando un poco más en los demás?.

Decíamos que los científicos tienen mucho campo por descubrir en el sistema de comunicación de los delfines, pero realmente el campo se convierte en un universo si quisieran investigar sobre los porqués del complejo comportamiento humano, que parece cada vez más tendente a lograr su propia autodestrucción.

Otros artículos relacionados con la "Coherencia":

No hay comentarios:

Publicar un comentario