Estamos en FEBRERO, mes de Walt Disney como ejemplo de la Autoconfianza en este Blog.
Comparto con vosotros este artículo que me ha resultado interesante.
Las emociones influyen en nuestro cuerpo, pero nuestro cuerpo también influye en nuestras emociones.
Las emociones influyen
en nuestro cuerpo, pero las últimas investigaciones revelan que nuestra postura
corporal también influye en lo que sentimos. El estudio del lenguaje no verbal viene ya de lejos. El análisis de
los gestos sirve para identificar qué pensamientos o sensaciones se esconden
más allá de lo que decimos. Por ejemplo, si algo nos gusta, nuestras pupilas se
dilatarán (puedes comprobarlo con un amigo o pareja. Enséñale fotos y observa
sus ojos… ejercicio arriesgado dependiendo de las fotos que muestres, claro).
Si estamos con alguien a quien queremos agradar, sonreiremos mucho más que él
(y si no, véase a Trump y su cara con respecto a los que le rodean en el
despacho oval).
Si estamos enfadados, frunciremos el ceño y miraremos fijamente al objetivo. Estos son ejemplos del lenguaje no verbal y de cómo nuestras emociones influyen en nuestros gestos. Pero lo que ha demostrado la ciencia es que esta relación también es inversa y que existe un gesto de solo dos minutos y medio que te ayuda a ganar confianza en ti mismo.
Si estamos enfadados, frunciremos el ceño y miraremos fijamente al objetivo. Estos son ejemplos del lenguaje no verbal y de cómo nuestras emociones influyen en nuestros gestos. Pero lo que ha demostrado la ciencia es que esta relación también es inversa y que existe un gesto de solo dos minutos y medio que te ayuda a ganar confianza en ti mismo.
En 2010, se publicó una conclusión interesante: Si modificamos nuestra postura
corporal durante ciento ochenta segundos somos capaces de alterar nuestra
testosterona y cortisol. No está mal. La testosterona es la hormona que tenemos
tanto hombres como mujeres, que nos hace ponernos el mundo por montera y ganar
autoconfianza. No es de extrañar que los machos alfa de los primates tengan más
porcentaje de testosterona que el resto. El cortisol, sin embargo, es la
hormona que se activa con el miedo y que nos llega a paralizar. Pues bien, dos
investigadoras, Amy Cuddy y Dana Carley, analizaron cómo cambia nuestra química
con dos sencillas posturas: la postura del poder o la postura de debilidad.
Existen varias posturas
de poder clásicas: levantar los brazos en forma de victoria imitando el gesto
de los atletas en la línea de meta, poner los brazos en jarra o colocar los
brazos detrás de la cabeza y los pies encima de una mesa (o bailar la haka de
los neozelandeses, algo que no suele ser tan habitual en estas latitudes). La
postura de debilidad es lo opuesto: encoger el cuerpo o cerrar los brazos en
señal de protección. Cuddy y Carley analizaron qué nos sucede cuando nos
colocamos en ambas posturas durante solo dos minutos y su conclusión es
reveladora: si ponemos nuestro cuerpo con el gesto del
poder conseguiremos aumentar un 20% la testosterona y reducir un 25% el
cortisol. Sin embargo, si colocamos el cuerpo en postura de
debilidad, la testosterona desciende un 10% y aumenta un 15% el cortisol. ¡Y
solo con un gesto de dos minutos! Estas conclusiones se intentaron trasladar a
personas con miedo a hablar en público. Se solicitó que adoptaran una postura
de poder y que valoraran su efecto. Reconocieron cierta mejoría de la ansiedad.
En definitiva, tenemos
la capacidad de influir en nuestra química y por ello, en nuestras emociones,
con gestos sencillos. Si nos estamos enfrentando a una entrevista de
trabajo, a una reunión difícil o a un examen, convendría prestar atención a
nuestra postura. Y no solo
por lo que transmite a otros, sino por la química del cerebro que se despierta
en nosotros. Por ello, presta atención a tu espalda, y si
ves que estás encogido, estírala. Si puedes hacer algún gesto de poder en
público de un modo discreto, hazlo. O si no, vete a un sitio cómodo como un
baño, y toma dicha postura durante ciento ochenta segundos. De
este modo le estarás echando una mano a tu química cerebral para ganar
confianza y conseguir tu objetivo.
12 de Noviembre de 2018
https://elpais.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario