En la Antigüedad, vivían en
la India seis hombres ciegos que pasaban las horas compitiendo entre ellos para
ver quién era el más sabio.
Un día, discutiendo
acerca de la forma exacta de un elefante, no conseguían ponerse de acuerdo y, como
ninguno de ellos había tocado nunca uno, decidieron ir en busca de un ejemplar para así salir de dudas.
Puestos en fila, con las manos en los hombros de quien
les precedía, emprendieron la marcha enfilando la senda que se adentraba en la
selva. Tras una larga caminata se
dieron cuenta que estaban al lado de un gran elefante. Llenos de
alegría, los seis sabios ciegos se felicitaron por su suerte. Finalmente
podrían resolver el dilema.
El más decidido se abalanzó
sobre el elefante con tanta ilusión por tocarlo que tropezó y cayó
contra el costado del animal.
"El elefante –exclamó– es como una pared de barro secada al sol"
El segundo avanzó con
más precaución, con las manos extendidas fue a dar con los colmillos.
"¡Sin duda la forma de este animal es como la de una lanza!"
Entonces avanzó el tercer ciego justo cuando el elefante se giró hacía él. El
ciego agarró la trompa y la
resiguió de arriba a abajo, notando su forma y movimiento.
"Escuchad, este elefante es como una larga serpiente"
Era el turno del cuarto sabio, que se acercó por detrás y recibió un suave golpe
con la cola del animal, que se movía para asustar a los insectos. El sabio agarró la cola y la resiguió
con las manos. No tuvo dudas:
"Es igual a una vieja cuerda" exclamó.
El quinto de los
sabios se encontró con la oreja
y dijo:
"Ninguno de vosotros ha acertado en su forma. El elefante es más bien como un gran abanico plano"
El sexto sabio, que
era el más viejo, se encaminó hacia el animal con lentitud, encorvado, apoyándose
en un bastón. De tan doblado que estaba por la edad pasó por debajo de la
barriga del elefante y tropezó con una
de sus gruesas patas.
"¡Escuchad! Lo estoy tocando ahora mismo y os aseguro que el elefante tiene la misma forma que el tronco de una gran palmera"
Satisfecha así su curiosidad, volvieron a agarrarse en
sus hombros y tomaron otra vez el camino que les conducía a su casa. Sentados
de nuevo bajo la palmera que les ofrecía sombra retomaron la discusión sobre la
verdadera forma del elefante. Tras varias horas de discusión se dieron cuenta
que no habían resuelto el dilema inicial, pues todos habían experimentado por ellos mismos cuál era la forma verdadera y
creían que los demás estaban equivocados
La de “Los
ciegos y el elefante” es una fábula que seguramente muchos de vosotros ya
conocíais. Lo que quizás nos cueste más es pensar en la cantidad de veces en
las que habremos actuado como los ciegos de esta historia.
Esta fábula nos
hace ver la incapacidad humana para conocer la totalidad de la realidad
y, en muchas ocasiones, equivocarnos por completo al pensar que la única verdad
la tenemos nosotros. Cuantas más opiniones existan sobre un tema más se
enriquecerá el debate generado y más elaborada y acertada será la conclusión a
la que finalmente se llegue. Pero para asegurar el éxito de este proceso
es necesaria la intervención de ciertas variables que lo propicien. Me refiero
a variables de la propia comunicación como son la escucha activa,
el respeto en el turno de palabra, la capacidad de empatizar con
quien está hablando, la capacidad integradora y analítica de la
información, los procesos de negociación… y también de ciertos
valores como son la humildad, la actitud colaborativa, la
tolerancia…
Es indiscutible
por lo tanto que este cuento invita a la reflexión sobre la importancia de la comunicación
interpersonal en los equipos de trabajo dentro de una organización. Para
poder ser eficientes ante la tarea todos debemos conocer el trabajo que
desempeñan los demás miembros del equipo o áreas de la empresa, porque de no
ser así difícilmente podremos valorar lo que hacen o dicen y mucho menos opinar
sobre ello.
Si los ciegos
intentan imponer sus puntos de vista (recordemos que cada uno de ellos está en
su propia verdad) nunca se llegará a un trabajo colaborativo y por lo tanto
difícilmente se llegará a los objetivos esperados.
En definitiva,
cuando os toque trabajar en equipo la primera norma ineludible que debe
ponerse en manifiesto es el compromiso de todos los miembros de activar
estos mecanismos comunicativos y de respeto mutuo a los que antes hacía
mención.
Excelente.
ResponderEliminarEs exactamente de lo que sufrimos hoy, de esa ceguera a pesar de ser sabios entre comillas
ResponderEliminarEntonces cual seria el tema central si alguien me puede responder por favor. Gracias.
ResponderEliminarSupongo que te refieres a cuál sería el tema central de este post. Si así es, se trataría de entender que ante una misma realidad pueden existir siempre diferentes puntos de vista y diferentes interpretaciones y que, aunque tengamos muy clara nuestra postura, no debemos dejar de escuchar la de los demás, porque quizás nos ayuden a replantear la nuestra, quizás a percibir detalles que se nos habían pasado por alto... o quizás no aporten nada, pero lo que sí habremos hecho habrá sido utilizar nuestra escucha activa, nuestra empatía, nuestra inteligencia emocional, en definitiva, que es la gran fuerza que nos ayuda como personas intra e interpersonalmente hablando. Saludos.
EliminarAlguien me puede ayudar a cual fue el punto de vista que impone uno del otro gracias
EliminarHola, te refieres a cuál está en lo cierto? Si esta es tu duda comentarte que todos y ninguno. Al fin de cuentas nos tenemos que quedar que una visión conjunta sobre un mismo tema va a ser más acertada y enriquecedora que una visión parcial y seguramente sesgada de la realidad. Saludos.
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