martes, 24 de junio de 2014

Si estás consiguiendo todo lo que quieres quizá sea hora de recibir un bofetón

Entiendo que el título de este artículo pueda sonar muy agresivo y más si no existe detrás una explicación como la que pretendo dar en las siguientes líneas. Este título no deja de ser un captador de atención con el que iniciar un escrito en el que reflexionaré sobre el crecimiento patológico del amor propio, del mirar a los demás por encima del hombro y, en definitiva, de la falta de humildad y de empatía.

Todos nos habremos encontrado en ocasiones con personas que se crecen cuando las cosas les salen bien de primeras, consiguiendo todo lo que quieren y sin estar acostumbrados a recibir un “no” como respuesta. El exceso de éxito puede hacer que se lleguen a ver como dioses y con ello comiencen a dejar de lado a amigos, familiares o compañeros que consideren no están a su altura. Es a estas personas y en estas ocasiones a las que me refiero en el título que encuadra esta entrada, porque cuando a alguien el éxito se le sube a la cabeza y comienza a levitar, o se le da un buen baño de realidad para que vuelva a poner los pies en tierra o el golpe que tarde o temprano le vendrá puede arruinar su vida a nivel social, laboral y, mucho peor, emocional.



En mi experiencia profesional y en mi vida personal me he encontrado con personas a las que por la confianza que nos unía (y digo unía) pude advertirles de lo que muy probablemente les llegaría si seguían actuando con cierta altivez. Les decía algo así como “ahora puedes ser la persona más afortunada del mundo, podrás llegar a conseguir ser el presidente de tu compañía incluso, pero también puede llegar el día que te pares a mirar a tu alrededor y te des cuenta de que estás solo”. Si por un casual me estuvieran leyendo sabrán a qué momento y bajo qué circunstancias me estoy refiriendo. Pero sin importar quiénes son ni cuándo les hablé sobre este tema, lo realmente relevante aquí es que una serie de logros continuos pudo hacerles llegar a pensar que las cosas iban a ser siempre así, haciéndoles totalmente vulnerables a la incapacidad de tolerar la frustración cuando el éxito no les acompañase.

Creo necesario hacer un autoanálisis, un escaneo periódico de nuestra realidad, de nuestro pasado y presente, para tener siempre claro que el futuro es incierto y que una serie de logros fortuitos (o no) pueden dejar de serlo en un momento u otro. Y para llegar a aceptar eso hay que estar preparado, para además poder aprender de los errores y, finalmente, conseguir salir reforzado. Y lo que es más importante, pudiendo contar con las mismas personas que nos apoyaron, que nos quisieron y que nos animaron en tiempos pasados y a quienes no les dimos de lado sólo porque las cosas nos iban mucho mejor que a ellas.

Ser humilde y empático, saber compartir las alegrías y nunca mirar a nadie por encima del hombro y con afán de superioridad, nos va a ayudar a ser mejor personas y a contar con el apoyo de los demás cuando se dé la vuelta a la tortilla de la vida exitosa que podamos estar teniendo.

Si el fracaso puede ser la semilla para el éxito, también puede ocurrir todo lo contrario y, de poder haberlo tenido todo a nuestro favor en los buenos y en los malos momentos, una mala gestión emocional y sentimental hacia los demás podría provocar que nos viéramos solos justamente en el momento en el que más necesitaríamos estar arropados, cuando las circunstancias ya no nos estuvieran acompañando.

Hasta aquí mi reflexión de hoy. Muy importante ser conscientes de la importancia de hacernos un análisis autocrítico y, paralelamente, de la necesidad de dar la oportunidad a los más allegados para que también tengan libertad y facilidad para advertirnos del camino que no deberíamos seguir.

6 comentarios:

  1. Excelente trabajo debemos ser personas siempre humildes y mirar a todos igual, estoy en camino a la superación personal ayudando a gente en mi blog y en una radio que creamos en la comunidad, me encanta el mundo de la psicología si quieres pasarte te lo dejo http://desarrolloindependiente.blogspot.com/

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Felipe, muchas gracias por tu comentario. Encantado de tenerte como seguidor y gracias también por enlazar tu blog. No dudes que le iré echando un vistazo. Saludos!

      Eliminar
  2. Al final todo se reduce a saber gestionar las emociones de una forma integra y coherente. No hay emociones buenas o malas, simplemente son, nada más. Pero lo que si son es excelentes fuentes de información que debemos saber entender. Las personas como las que describes están bajo la influencia de algo muy común al resto de los mortales, la negativa a aceptar el cambio. Algo lógico en su caso, pues para que cambiar si todo está yendo fenomenal. Pero esa actitud a negar el cambio es peligrosa, porque todo cambia y nada permanece y lo que hoy es dicha, mañana puede ser desdicha y para enfrentarse a ello, hay que estar preparado para cambiar y tomar decisiones.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tu aportación. Me encanta que hables de EMOCIONES, al fin y al cabo como dije en mi primer artículo "el ser humano está hecho de emociones". Ellas nos arrastran a la manera en que nos comportamos y, en definitiva, a quiénes somos. Un saludo Alberto!

      Eliminar
  3. Un artículo acertado. Éste problema que comentas es, a decir verdad, demasiado común y no es de extrañar ya que al ser humano le gusta sentirse superior al resto. Ya de por sí, independientemente de cómo te vaya, es complicado no quedarte solo. Y de hecho muchas veces no son las personas exitosas las que echan de su lado a sus amigos o familiares, muchas veces son éstos los que se van incapaces de soportar el éxito de los demás. Sin embargo, no debemos permitir, en ningún caso, que nuestro ego nos domine. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy acertada la reflexión que haces Juan. Es cierto que no siempre es la persona exitosa la que se separa del resto, sino es el resto que por envidia le hace a un lado. Lo que está claro es que cualquiera que sea el orden, el autocontrol y la gestión de las emociones son las que van a permitir que no se den situaciones como estas. Un saludo y gracias por tu comentario.

      Eliminar