El departamento de comunicación interna ha sido hasta hace bien poco
el patito feo de las empresas. En una época en la que el consumo era
desorbitado y prácticamente cualquier empresa tenía beneficios con incremento
exponencial, la comunicación interna pasaba desapercibida en un panorama en el
que palabras como “recesión”, “crisis”, “paro”, “desempleo”, “pobreza”…
parecía que formaban parte de un pasado de posguerra más que de una realidad
que estaba a punto de comenzar.
Hoy que el desanimo derivado
de ese vocabulario está haciendo mella en los empleados, las empresas que
sobreviven y ven necesaria la reinvención están otorgando especial importancia
al departamento de comunicación interna y a todas las dinámicas, herramientas y
medios que para la misma sean necesarios, pues saben que una inversión en ella es más que nunca una decisión estratégica con frutos
positivos a medio/largo plazo.
Actualmente, se hace por lo
tanto necesaria la figura de un comunicador,
quien tiene que ser a su vez facilitador
para que la comunicación fluya, se corrija en los momentos que sea necesario y
consiga su cometido haciendo llegar el mensaje a todos los rincones de la
organización. Para ello, el comunicador debe conocer los objetivos, los
problemas, el día a día de cada departamento para ayudarles a resolver con ellos y entre ellos las incidencias y las dudas que puedan estar apareciendo.
Pero esta persona es sólo el gestor con nombre y apellidos que debe existir
como referente en la empresa. En realidad, él solo no haría nada sin la
colaboración de otros agentes que a su vez también deben actuar en consonancia
y hacia la misma dirección que marca la estrategia empresarial. Los jefes,
responsables y en definitiva todos
los miembros de la empresa en su medida deberán estar contribuyendo a que los
canales de comunicación sean fluidos, transparentes y alineados a las
necesidades del momento.
Cabe destacar que del mismo
modo que no hace falta que el comunicador sepa de cada una de las áreas donde
desempeña su labor (para eso ya existen los profesionales de cada una de
ellas), tampoco es necesario que los diferentes componentes de la organización
sean expertos en comunicación para que desempeñen satisfactoriamente su papel
como facilitadores en la comunicación interna de la empresa.
El comunicador, entendido
como persona “oficial” a tal fin en la empresa, debe tener especial cuidado de su comunicación en todo momento. Tanto cuando esté hablando de aspectos relacionados
con el trabajo en sí como cuando esté en una situación informal o de talante
más social (también a través de las redes sociales) debe tener presente la
importancia y la influencia de su rol como comunicador, porque la comunicación no sólo informa, sino que
también forma y en materia de estrategia, valores y cultura organizacional
la formación constituye un papel fundamental.
El comunicador interno hoy en las empresas debe ser un líder de opinión con dominio de las redes sociales y de las tendencias internas. Debe aportar nuevas ideas de hacer llegar la comunicación a toda la organización de forma bidireccional, mediante workflow que permitan agilizar los procesos internos y así reducir costes. Y también debe gestionar comunicaciones de crisis con mucha más agilidad que en el pasado utilizando gran inteligencia emocional
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo Juan Antonio con tu aportación. Está clara la importancia suprema que hoy, más que nunca, tiene el comunicador interno dentro de una organización. No se trata, desde mi punto de vista, de un factor más, sino de un factor estratégico determinante para la supervivencia y el refuerzo del sistema empresarial. Un saludo y gracias por comentar.
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