La mejor manera de comenzar el artículo de hoy es presentándote el
siguiente video:
Se trata del
anuncio publicitario “Giving” con el slogan “Dar es la mejor comunicación”, de una compañía tailandesa de telecomunicaciones, en el que se cuenta
la historia de un niño que roba medicamentos en una farmacia para su madre
enferma. La dueña del local le persigue, le grita y le retira la mercancía
robada, pero entonces aparece el dueño de un bar que decide pagarle la
medicación, pidiéndole además a su pequeña hija que le entregue al muchacho un caldo
de verduras. Sin ni siquiera dar las gracias el niño los coge y sale corriendo.
Tres décadas después, el dueño del bar sufre un infarto y tiene que ser
ingresado. La hija recibe la factura del hospital y se desespera al ver que no
puede costearla, teniendo que poner en venta el local de su padre. Un día al
despertar encuentra en la cama donde está su padre la factura con los gastos
pagados y una nota que dice “Todos los gastos pagados hace 30 años con tres
paquetes de analgésicos y una sopa de verduras. Con mis mejores deseos, el
doctor Prajak Arunthong”
Si te pido que me digas una palabra para describir esta historia
seguramente estarás pensando en “altruismo”, “empatía”, “caridad”,
“solidaridad”… no importa, todas ellas me sirven, porque en realidad en una
acción de este tipo es en el gesto y no en la palabra donde radica
la verdadera fuerza de los valores de la raza humana.
En ocasiones llegar a entender el comportamiento de los demás nos lleva a
experimentar unas emociones muy similares a las que esa
persona pueda estar teniendo. El sentimiento generado, y más teniendo en cuenta
si existe proximidad con algún aspecto de nuestras vidas o similitud con alguna
experiencia vivida, nos hace alejarnos del individualismo y egoísmo con el que
la sociedad cada vez más nos educa, para convertirnos en personas solidarias.
No he tenido por el momento ocasión de viajar a estos países asiáticos,
pero sí conozco que en ellos la sanidad es un gran problema. Si te enfermas y
no tienes dinero para pagar los gastos simplemente te mueres. Familias enteras
se arruinan por salvar la vida de un familiar enfermo. Quizás por ello, en
estos países la solidaridad llega a unos niveles que en el mundo occidental nos
resulta casi imposible de imaginar. No sé cuál será tu opinión al respecto,
pero sí que a partir de algunas experiencias personales vividas en viajes o con
personas allegadas, cada vez estoy más convencido de que quien menos tiene más
da. Y no sabría explicar bien el motivo, pero quizás algo tenga que ver con que
en los países más desarrollados el sistema (político, social, educativo…) no
funciona como debería y
como consecuencia de ello perdemos la pureza de los valores que más nos
ayudarían a tener un mundo algo mejor.
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