Al igual que todos tú estás aquí porque conseguiste ser el vencedor de la carrera más importante de tu vida: la carrera hacia la fecundación.
Desde
ese momento comenzó una nueva carrera, esta vez mucho más larga (9 meses para
ser exactos), en la que te enfrentaste a un montón de obstáculos y adversidades
que también fuiste capaz de esquivar acertadamente, hasta que un día cruzaste
la meta. Fue el día de tu nacimiento.
Y
ahí, ese día que cada año celebras, iniciaste la carrera más larga: la
carrera de tu vida. Esta carrera llena de senderos, pero también llena de
bosquejos frondosos y oscuros a los que vas haciendo frente con más o menos
energía, fuerza, valor, coraje, ganas, entusiasmo y valentía, pero
independientemente de que sean más o de que sean menos, lo indiscutible es que
estas emociones ahí están porque de lo contrario serías tú quien no estarías
aquí.
La
vida está llena de incertidumbres, pero éstas son parte de esos muchos
obstáculos que te encuentras. Y ante las incertidumbres las personas solemos
responder con temor. A estas alturas ya no debes sentir miedo; ya estás
curado de espanto y el miedo sólo te va a hacer flaquear tus fuerzas. El miedo
es una emoción que sólo existe dentro de ti, por lo que del mismo modo que tú lo
creas también puedes destruirlo. Creo que un buen sustituto del miedo
tiene que ser el respeto, éste sí que no deberías perderlo nunca porque es el
que te ayuda a ser precavido, a no ser inconsciente con lo que haces y a
facilitarte la toma de decisiones cuando un obstáculo se te presenta en tu camino.
A
lo largo de la vida te vas dando cuenta de que el miedo no te deja avanzar
hacia los objetivos que te marcas. La gestión de esta emoción te permitirá
encontrarle sentido a ese avance para conseguir llegar a las metas propuestas.
El darle sentido a la vida y a lo que haces te inyecta una gran
aliada en esta carrera, la motivación, con la cuál llegarás sin
problemas al lugar que te hayas propuesto.
Viktor
Frankl, psiquiatra judío y autor de "El
hombre en busca de sentido", pasó parte de la II Guerra Mundial
recluido en campos de exterminio nazis, entre ellos el de Auschwitz. En su
obra, escrita desde la perspectiva de un psiquiatra observando el
comportamiento humano en estado de deshumanización y sufrimiento, describe cómo
no sobrevivieron aquellos que tenían miedo, sino aquellos que supieron
encontrarle un sentido a la vida: “tengo que seguir adelante por mi familia”;
“cuando salga de aquí tengo que escribir un libro”; “si yo me muero quién va a
cuidar de este perro”… cada persona tenía su razón, su motivo, para seguir
luchando y es ahí donde está la clave del éxito en la carrera de la vida: la
motivación como motor versus el miedo como freno. Hoy justo se cumple una
semana que estuve visitando Auschwitz y os puedo asegurar que salí de allí con
muchas emociones, pero sin duda una de ellas es la que me lleva a pensar en la
lucha incondicional de todas aquellas personas que fueron capaces de sobrevivir
a ese lugar de exterminio.
En
este punto sólo me queda decir, una vez más, que las emociones son internas
y primeramente gestionables por nosotros. Teniendo claro esto, siempre te
va a ser más fácil poner los límites a esas emociones negativas que se te
escapan de las manos y no te permiten avanzar.
Estuve pensando en qué foto poner en este post y no me acababa de convencer la idea de adjuntar
una cara de pánico ni una foto de Auschwitz. Creo
que darle humor a este artículo es un buen cierre, por lo que te pondré el
inicio de una de mis películas favoritas durante mi infancia: "Mira quién habla"; deseándote que sigas corriendo con esa vitalidad por los caminos de tu vida.
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