Estamos en SEPTIEMBRE, mes de la oveja como animal que nos recuerda la importancia de la polivalencia en este Blog. Comparto con vosotros este artículo que me ha resultado interesante.
Entrevisa con Rita Alonso, fundadora de Dommuss, una aplicación pensada para organizarse en familia y conciliar
La llamada de un cliente, descargar la tarea de mates, el documento que hay que envíar al jefe, hacer la comida, imprimir la ficha de Música, recoger la casa, parar para ponerle en el ordenador de la empresa el vídeo de Ciencias, el WhatsApp por décimo quinta vez... De la noche a la mañana, muchas familias se han visto obligadas a "montarse" un despacho en casa y dar salida a sus obligaciones laborales pero de una forma atropellada, de la noche a la mañana... Por eso nos preguntamos: ¿el teletrabajo y la conciliación durante la cuarentena, ¿son viables al mismo nivel? ¿con qué nos quedaremos cuando acabe? Hablamos de esto con una de las mayores expertas en la materia de nuestro país, Rita Alonso – fundadora de Dommuss, una app creada específicamente para ayudar a las familias a organizarse y conciliar.
Muchos hablan de que a raíz de
esta crisis se va a imponer el trabajo desde casa, que estas semanas de
confinamiento serán la prueba definitiva para demostrar la utilidad del
teletrabajo y que será un paso claro hacia un nuevo modelo de conciliación
En efecto. Muchos hablan de
que a raíz de esta crisis se va a imponer el trabajo desde casa, que estas
semanas de confinamiento serán la prueba definitiva para demostrar la utilidad
del teletrabajo y que será un paso claro hacia un nuevo modelo de conciliación.
Pero yo no creo ni que a partir de ahora queramos todos constantemente
teletrabajar, ni que este modelo que estamos viviendo nos permita realmente
conciliar.
¿De qué dependerá en el futuro el éxito del teletrabajo? ¿Qué enfoque deben tener las empresas?
Fundamentalmente, el éxito del teletrabajo dependerá en cada empresa de lo bien que los jefes establezcan objetivos y lo bien que los empleados sean capaces de cumplirlos. Pero en líneas generales no creo que este periodo sea un test apropiado para validar este modelo. Si acaso, servirá para validar un escenario de puesta en práctica del teletrabajo en condiciones extremas. Es decir, si funciona, es que claramente es un modelo viable que hay que continuar estableciendo. Por el contrario, si no funciona, creo que no se puede extraer una conclusión tan taxativa.
En muchos casos, las
condiciones de trabajo en casa no parecen ser las óptimas. En esta situación,
¿es posible tener el mismo nivel de productividad que antaño?
En absoluto, porque ni estamos
trabajando al 100% ni al mismo nivel de productividad. Por un lado, el contexto
tan excepcional que vivimos nos hace tener una enorme preocupación por lo que
está pasando y por ello nos distraemos más fácilmente con las últimas
actualizaciones del coronavirus, los cientos o miles de WhatsApp o estando más
pendientes de las noticias de los seres queridos. Es francamente difícil
mantener la mente concentrada y al margen de lo que acontece. Además, en muchas
ocasiones, compartimos la casa con otras personas y no contamos con el entorno
o las herramientas más apropiadas para trabajar: una buena conexión, una
habitación para estar concentrados con buena luz (aunque sea artificial), una
mesa y una silla apropiadas, etc.
Las familias que tienen hijos
en edad escolar se quejan de que les resulta muy complicado poder cumplir sus
horarios, tener la misma productividad...
Sí, ahora, toda nuestra vida
está en casa. Los que tenemos hijos, tenemos que ocuparnos del seguimiento de
sus clases y de su cuidado en general a todas horas del día. Y todo cambia
dependiendo muchísimo de cómo sea la familia, del número de hijos, de si estos
se encuentran en un ciclo similar, de si esos niños hacen un horario más o
menos parecido, de si el hogar está equipado con dispositivos...
Y si algo estamos aprendiendo
las familias respecto es que conciliar no es poder cumplir con todas nuestras
facetas a la vez, porque eso lo que genera es un enorme estrés y la
imposibilidad de hacer ninguna bien. En cambio, conciliar significa tener un espacio y un
tiempo para poder desarrollar cada una de ellas: la personal, la familiar, la
profesional y la social.
Porque incluso los que no
tienen hijos, al estar entre las cuatro mismas paredes constantemente, también
tienen que destinar más tiempo al cuidado de este espacio: hacer y recoger la
comida; limpiar, ahora que por el mayor tránsito nuestra casa se ensucia más
que nunca, etc. Por eso, más que un ensayo general del teletrabajo o de un
nuevo modelo de conciliación, me parece que lo que estamos llevando a cabo es
un extenuante ejercicio de multitarea.
La verdad, siempre he sido muy
poco defensora de la multitarea. Sinceramente creo que es mucho más productivo
y además más agradable concentrarse en cada tarea y hacerla bien antes de
ponerse con la siguiente. Por eso, lo que estamos viviendo desde mi punto de
vista, no es la puesta en práctica de un nuevo modelo de conciliación. Es un
entrenamiento para aprender a trabajar en remoto en las circunstancias más
difíciles.
Vamos a cambiar muchos
enfoques del trabajo.
Por supuesto, saldremos
habiendo mejorado enormemente nuestras capacidades de trabajo remoto y habiendo
puesto en práctica muchísimas técnicas y herramientas de teletrabajo. Todo esto
nos hará ser mucho más efectivos con esta modalidad de trabajo cuando la
necesitemos. Porque quizás después de esto sí que veremos con más naturalidad
quedarte en casa para concentrarte mejor en un tema o atender lo que sea, o
hacer reuniones por videoconferencia que antes uno ni se planteaba.
En estas semanas, yo además de
perfeccionar mi manejo de Zoom, Skype y Teams, estoy probando grandes
herramientas como Mural que seguramente hubiera tardado mucho más en conocer y
dominar si no fuera por esta obligada cuarentena. También estoy segura de que,
a partir de ahora, las empresas permitirán mayor flexibilidad a los
trabajadores y que se podrá compaginar más fácilmente el trabajo en la oficina
con el trabajo en casa cuando se necesite.
Tenemos que demostrar todos
mucha más empatía y flexibilidad. No se puede actuar con la misma normalidad de
antes. Los trabajadores, los padres, los niños, los profesores, los colegios...
no podemos pretender seguir actuando como antes, como si nada de esto hubiera
ocurrido, porque claramente esta crisis tiene un impacto en nuestro día a día.
¿Cómo cree usted que será la
vuelta a la normalidad?
Cuando todo vuelva a la
normalidad -que no será rápido ni de golpe- saldremos con ganas de recuperar nuestro espacio de trabajo.
Ir a nuestra oficina para poder comentar temas con los compañeros simplemente
acercándonos a su mesa, para poder hacer reuniones mirándonos a los ojos,
pudiendo intervenir de forma natural haciendo un pequeño gesto sin tener la
necesidad de interrumpir el discurso del otro, etc.
Y aunque a muchos hayamos disfrutado de ratos de sumas y restas con nuestros hijos, estaremos felices de que vuelvan al colegio, se relacionen con sus amigos, aprendan de otros modelos tratando con sus profesores y corran y se cansen en el patio. A raíz de esto, seguro que cuando no podamos quedar con los amigos haremos una videollamada, estaremos felices de volver a los bares y restaurantes a disfrutar de una buena cerveza acompañada de una animada conversación. Y aunque seguramente bajará nuestro ritmo frenético de planes constantes los fines de semana, estaremos felices de ir a visitar a los abuelos los domingos para comer en lugar de tener que estar siempre buscando hora la videollamada. También recuperaremos muchos espacios de nuestra casa para lo que estábamos acostumbrados, para los momentos de intimidad y vida en familia.
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