Comparto con vosotros este artículo que me ha resultado interesante.
Tres rectores de grandes universidades
internacionales cuentan a EXPANSIÓN cómo será la educación superior de los
próximos años y ofrecen pistas para acabar con la brecha entre el mundo
académico y el mercado del empleo real, y sugerencias para adaptar las carreras
a las nuevas exigencias de las profesiones que van apareciendo y de los modelos
de trabajo que cambian nuestra vida profesional.
La Universidad -al menos en España- ha
estado en las últimas semanas en el centro del debate público, en las portadas
de los diarios, en las cabeceras de los informativos y en las conversaciones de
la gente... Tesis dudosas, másteres sospechosos, alumnos célebres que reciben
favores y títulos que no merecen... Este ha sido el centro de un debate que no
ha tenido en cuenta algunas cuestiones fundamentales, como el abismo entre el
mundo académico y la realidad de un mercado laboral cambiante; las verdaderas
oportunidades que la formación universitaria ofrece a los futuros
profesionales; la necesaria adaptación a las profesiones y empleos del
futuro... Qué es hoy la Universidad y qué será mañana resulta una incógnita de
la que depende la carrera de quienes llegan a la educación superior. Obtener
respuestas sobre esto es tan complicado como conseguir consejo acerca de qué carrera
estudiar, qué sector, qué empleo o profesión tendrá futuro en los próximos
años.
Tres rectores de grandes universidades
internacionales que participaron esta semana en una sesión especial sobre el
futuro de la Universidad, organizada por la Universidad de Navarra con motivo
de la inauguración de su nuevo campus en Madrid, responden a grandes cuestiones
sobre la educación superior y cómo será ésta en los próximos años:
Reducir
la brecha
El mundo académico y la realidad del
mercado laboral viajan a diferentes velocidades, cuando no en sentido
contrario. Bert van der Zwaan, rector de la Universidad de Utrecht y presidente
de la Liga de Universidades de Investigación Europeas, cree que "las
prácticas en la industria o en compañías relevantes ayudan a reducir la brecha
entre el mundo académico y la realidad de la empresa. Ofrecen al estudiante la
posibilidad de reunir conocimientos y habilidades en un campo de experiencia
notable en el que éste desea trabajar en el futuro. Sobre todo en el Norte de
Europa, la empleabilidad se toma muy en serio, y eso implica que la Universidad
es corresponsable de esa empleabilidad".
Tan Eng Chye, presidente de la
Universidad de Singapur, considera que "las empresas de todo el mundo se
enfrentan a una crisis de habilidades más que a una crisis de empleo. Los
empleadores detectan una brecha entre las capacidades que necesitan y lo que
ven en los recién graduados. En Singapur, nuestras facultades revisan
regularmente un riguroso plan de estudios junto con los líderes de la industria
y asesores internacionales para garantizar que los cursos que se ofrecen siguen
siendo relevantes para satisfacer las necesidades de la industria".
Más que a una crisis del empleo, las empresas de todo el mundo se enfrentan a una crisis de habilidades" (Tan Eng Chye, presidente de la Universidad Nacional de Singapur)
Por su parte Alfonso
Sánchez-Tabernero, rector de la Universidad de Navarra, cree que "se habla
de la universidad como si todas fueran iguales, que en el fondo es como si
todos los restaurantes del mundo lo fueran también, tanto el que cobra 200
euros por comer como el que cobra cinco. Hay universidades buenas, regulares y
malas; las hay que están muy cerca de la vida empresarial y otras muy lejos...
Deberíamos hablar de lo que debe hacer cada universidad en concreto, no el
mundo académico. O partimos de la base de que las universidades son realidades
muy diferentes o no acertaremos con el problema".
El rector de Utrecht explica que
"el problema no es atraer a más estudiantes: la educación masiva es la
norma en todos los países de la UE, y eso significa que ya hay demasiados
estudiantes con educación académica, más de lo que el mercado laboral puede
absorber. Las universidades están sobrecargadas, y si queremos aumentar el
grado de participación en la educación superior (como quiere la UE),
necesitamos más dinero para facilitar la enorme cantidad de estudiantes que
ingresan a la universidad. Debemos invertir en la empleabilidad, dándoles las
habilidades para desarrollar una carrera exitosa".
Van der Zwaan señala que el problema
real no es la cantidad de estudiantes, sino la diversidad: "Cada vez más
alumnos de clases sociales superiores tienen un acceso más fácil a la educación
superior que aquellos con talento de clases sociales más bajas o de origen
migrante. Esto llevará a una profunda división en la sociedad (que ya existe en
Estados Unidos) y que podría ser problemática para Europa también en el
futuro".
Tan Eng Chye añade que "las
mejores universidades atraen a académicos de primer nivel, lo que abre
oportunidades para los estudiantes e investigadores. Para la Universidad de
Singapur, la reputación entre académicos y empleadores se fortalece con los
rankings universitarios internacionales que aumentan nuestra visibilidad. Los
estudiantes deberían elegir una universidad que destaque en un área en la que
estén interesados, ya que abrirá oportunidades más especializadas. Esa elección
de universidad también afectará a su vida intelectual, social y
profesional".
Profesiones
con éxito
¿Puede la Universidad adaptarse a la
evolución del mercado laboral y a los cambios en las nuevas profesiones que
surgen? Sánchez-Tabernero recuerda que "hace 25 años, la Universidad de
Navarra proporcionaba sobre todo conocimientos útiles para la vida laboral.
Entonces decíamos 'aquí tienes la geometría descriptiva, el derecho
constitucional o la historia contemporánea que es necesaria para tu trabajo'.
Pero el dinamismo ha hecho que los trabajos cambien muy deprisa y, por lo
tanto, ahora, más que enseñar conocimientos, formamos a gente creativa,
innovadora, culta, flexible, con capacidad de aprender, de trabajar en equipo,
con curiosidad intelectual. Formamos en una serie de habilidades analíticas y
en una actitud ante la vida profesional que permite una permanente adaptación.
Y esto es más difícil que lo que hacíamos antes, pero resulta más necesario;
constituye la base de la educación actual. La máxima capacidad de adaptación
tiene que ver con la máxima formación cultural de las personas, puesto que la
gente más culta es la que sabe entender qué pasa en el mundo que le toca
vivir".
La Universidad no puede predecir cómo será el mercado laboral y los estudiantes no pueden estar preparados para el trabajo futuro" (Bert Van Der ZWaan, rector Universidad Utrecht y Presidentte. Liga de Univ. de Investigación Europeas)
Tan Eng Chye apunta que un estudio
realizado por McKinsey en 2017 estimaba que casi una cuarta parte de las
actividades laborales en Singapur desaparecerán en 2030: "La Cuarta
Revolución Industrial y los rápidos avances tecnológicos harán obsoletos muchos
trabajos y crearán empleos que aún no existen y que pueden requerir conocimientos
y habilidades que no están dentro de los planes de estudios universitarios
actuales. Es necesario un cambio de mentalidad en las universidades sobre lo
que implica la educación y cómo se imparten los conocimientos y
habilidades". El rector de la Universidad de Singapur recuerda los planes
de su universidad para introducir habilidades establecidas (estadísticas y
programación) en todo el currículo, desarrollando así la conciencia de los
estudiantes sobre el análisis de datos y el pensamiento computacional que
prepare a los alumnos para tecnologías disruptivas en el lugar de trabajo.
Nuevas
habilidades
Sobre las capacidades y habilidades
profesionales que necesitan hoy los estudiantes, Sánchez-Tabernero opina que
"una cuestión vital es evolucionar del estudiante pasivo -que recoge lo
que recibe- al estudiante activo, protagonista de su proyecto de formación y
que tiene que contestar preguntas básicas como 'para qué estoy en el mundo',
'para qué me quiero formar', 'cuál quiero que sea el impacto de mi trabajo en
la sociedad', o 'qué tengo que saber para que realmente ese impacto se
produzca'. La Universidad debe formar personas con criterio y buen juicio
acerca de las cuestiones fundamentales, y que sepan adquirir hábitos como la
laboriosidad para ser capaces de poner en práctica lo que quieren hacer en la
vida".
Van der Zwaan otorga una gran
relevancia a "las llamadas habilidades del siglo XX, incluidas las soft,
como colaborar o expresarse adecuadamente". Pero también a las habilidades
digitales. Y asegura que "los estudiantes han de ser entrenados más en
términos de agilidad y creatividad: cómo resolver problemas es más importante
que la absorción de conocimientos. El conocimiento estará omnipresente en el
futuro usando archivos digitales, pero utilizándolo de una manera adecuada y
creativa, y hacer las preguntas apropiadas es una habilidad que no todas las
universidades pueden enseñar".
A todo esto el rector de Utrecht añade
que "la Universidad nunca puede predecir cómo se desarrollará el mercado
laboral. Los estudiantes nunca pueden estar adecuadamente preparados para el
trabajo del futuro, pero está claro que el mercado laboral se volverá cada vez
más volátil y requerirá más agilidad y adaptabilidad. Se acabó el empleo para
siempre, y esto requerirá, además del conocimiento, más habilidades de
resolución de problemas que las que tienen la mayoría de los estudiantes en
este momento. También la capacidad de lidiar con situaciones inesperadas de una
manera flexible. Más importante que el conocimiento en sí mismo es la capacidad
de hacer buenas preguntas y resolver problemas de una manera creativa".
Emprender
e investigar
El rector de Utrecht también insiste
en la importancia de dar a los estudiantes la oportunidad de desarrollar
habilidades empresariales: "Muchos no terminan en el mundo académico sino
en el sector privado, y necesitan capacidades para crear sus propios negocios.
Muchos académicos no están bien preparados para entrar en el mercado
laboral".
Tan Eng Chye recuerda que su
universidad comenzó la NUS Enterprise en 2001 para encender el espíritu
emprendedor en el mundo académico: "Se trata de fomentar jóvenes talentos
con una mentalidad empresarial y global, y promover la innovación y el espíritu
innovador".
No hay Universidad sin investigación; un verdadero profesor universitario no repite en clase lo que dijo el año anterior" (Alfonso Sánchez-Tabernero, rector de la Universidad de Navarra)
Sánchez-Tabernero explica que
"para la Universidad de Navarra el emprendimiento resulta vital y, de
hecho, se ha concretado en la iniciativa Innovation Factory, que tiene como
finalidad introducir y promover el espíritu emprendedor entre los alumnos,
graduados e investigadores. Estamos en una sociedad que ha mitificado la idea
del trabajo fijo, que no se sostiene en el tiempo porque las empresas van a
mutar. Que haya personas emprendedoras implica que son capaces de crear
compañías que generan empleo".
El rector de Navarra asegura que
"no hay verdadera Universidad sin investigación. Esta es necesaria porque
un auténtico profesor universitario no repite en clase lo que dijo el año
anterior, sino que está en la frontera del conocimiento en su ámbito concreto,
y esa es la materia de su docencia. Sin investigación no hay buena docencia y
no hay buen aprendizaje. Además, la investigación tiene que ver con otra gran
misión de la Universidad, además de formar a los estudiantes: avanzar en los
distintos ámbitos científicos: médico, tecnológico, humanístico, jurídico... produciendo
nuevo conocimiento. Y si la docencia es cara, la investigación también lo es.
Que esta sea buena implica una cierta capacidad para conseguir recursos,
participar en proyectos competitivos nacionales, europeos e internacionales,
obtener recursos haciendo investigación aplicada para empresas, mediante
fundraising o con la gestión del endowment del patrimonio, e invertirlos bien
en investigación interdisciplinar de grupos con masa crítica suficiente para
propiciar avances significativos en cada ámbito científico".
El rector de la Universidad Nacional
de Singapur destaca la importancia de "que las universidades sean
altamente innovadoras y creen valor distintivo a nivel global, contribuyendo
con impacto y convirtiendo la investigación de vanguardia en importantes
beneficios económicos, de salud y sociales".
Van der Zwaan añade que "la
investigación fundamental y aplicada es extremadamente importante para las
innovaciones que impulsan la economía. Las universidades de investigación
contribuyen enormemente a ello. En Europa hay fondos suficientes de los
gobiernos locales y nacionales, y de la UE, que invierten profundamente en
innovación de alto nivel. El problema es que Europa está rezagada respecto de
las inversiones en este ámbito de la industria privada: en Estados Unidos, las
inversiones privadas son mucho más altas y, por lo tanto, la cantidad total de
fondos disponibles para la investigación también es mayor".
5 de Octubre de 2018 13:35
http://www.expansion.com/
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