Cada vez más empresas aplican la Evaluación del Desempeño como herramienta para evaluar cuán de productivos son sus empleados y establecer áreas de mejora con el fin de avanzar en términos de rentabilidad.
A
grandes rasgos podríamos definir la Evaluación del Desempeño como herramienta cuyo objetivo es medir cuantitativa y cualitativamente el rendimiento de los empleados
de una organización para, de una forma más objetiva, poder llevar a cabo acciones como
promoción interna, protocolos de formación, despidos o sanciones y aumentos
salariales, entre otros.
Lo
más importante de la implantación de un sistema de Evaluación del Desempeño es
que se haga de la manera más objetiva posible (evitando sesgos que puede
cometer el evaluador), que sea sistemática y periódica (con un planning establecido
bianual, por ejemplo), que sea totalmente transparente (el empleado debe
conocer cómo se le está evaluando para poder mejorar en aquellas áreas que
tiene menos desarrolladas) y que haya consecuencias (negativas, para el que no
cumpla con su rendimiento tras haber sido informado y habiendo tenido tiempo
suficiente para mejorar y, positivas, para aquel empleado que de manera
sistemática cumple los objetivos que se le marcan).
Pero
hay que ser realistas a la hora de aplicar un sistema de Evaluación y ser
conocedor de que, como cualquier sistema o herramienta, existen ventajas e
inconvenientes.
En
cuanto a las ventajas:
- Para la empresa/responsable que evalúa:
- Permite marcar objetivos a seguir y estar seguros que el empleado los conoce.
- Ayuda a analizar la adecuación de la persona al puesto y tomar otra serie de decisiones como encontrar posibles encajes, realizar promociones horizontales y verticales, etc.
- Permite hacer una evaluación global del potencial humano de la empresa y detectar nuevas necesidades formativas.
- Para el empleado:
- Permite abrir un canal de comunicación directo con su responsable, sobre todo muy válido en empresas demasiado piramidales donde las posibilidades de hablar con un jefe son muy reducidas.
- Le permite ser conocedor de los puntos fuertes y de las áreas de mejora en las que la empresa le solicita que mejore y con cuya mejoría podrá tener un reconocimiento.
- Le facilita el desarrollo profesional al detectarse áreas de mejora que una vez superadas le van a permitir un crecimiento.
En
cuanto a los inconvenientes:
- Para la empresa/responsable que evalúa:
- Sin una buena preparación pueden cometerse sesgos que quiten validez objetiva al resultado de la herramienta.
- Puede vivirla como una situación tensa e incómoda, porque no se siente a gusto evaluando a otros.
- Quizás piense que la aplicación de esta dinámica va a provocar un empeoramiento de la relación con sus empleados.
- Para el empleado:
- Puede sentirse juzgado y tomar una postura defensiva al no gustarle que le digan cómo está haciendo su trabajo.
- Puede temer que la evaluación repercuta en su trayectoria profesional, y opte por el silencio y bloqueo, ocultando información que podría ser útil para establecer un plan de mejora.
- Puede sentir que los criterios de evaluación no son justos y considera que la subjetividad del evaluador prima en la decisión del resultado que se presentará definitivamente a la empresa.
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